La ciudad amurallada de Monemvasia
Monemvasia es una antigua ciudad medieval cuyas imponentes murallas de piedra se levantan prácticamente sobre el mar. Fue construida al borde de un acantilado, en un pequeño islote de roca unido al continente por un estrecho istmo de tierra, un enclave estratégico para protegerla de piratas y enemigos.
Durante la época del imperio Bizantino fue un importante puerto comercial y fueron los bizantinos quienes la fortificaron construyendo los muros que todavía protegen su perímetro. La ciudad vieja permanece aislada en el mismo lugar desde hace mil años y sus estrechas callejuelas desprenden siglos de historia.
Para llegar hay que dejar el coche en el aparcamiento situado en el istmo que comunica el islote con tierra firme y subir andando por la carretera hasta la puerta de acceso a la ciudad vieja. Otra opción es aparcar en la ciudad nueva de Monemvasia y allí coger un autobús que te lleva hasta la entrada.
En el interior de la ciudad vieja están prohibidos los vehículos a motor. Los coches ni siquiera podrían entrar porque las calles de la vieja Monemvasia son demasiado estrechas para ellos, pero las motos también están prohibidas. De hecho, por las callejuelas de la ciudad se puede ver cómo transportan en carretillas las provisiones de los restaurantes y también su basura para depositarla en los contenedores situados extramuros.
La calle principal atraviesa la ciudad vieja de punta a punta, flanqueada por tabernas y tiendas de recuerdos, sobre todo en su tramo inicial. Entre sus principales puntos de interés destacan varias iglesias bizantinas y la fortaleza que domina la ciudad desde lo alto de la península, donde las vistas son fabulosas. Lo mejor, no obstante, es perderse por el laberinto de calles, que esconden rincones maravillosos. Asomarse al mar desde las murallas también es un regalo para la vista.
La ciudad vieja es pequeña y se puede ver perfectamente en medio día. Hay algunas tabernas para cenar, pero la oferta es mucho mayor en la ciudad moderna de Monemvasia, al otro lado del istmo.
Nosotros dormimos dos noches en Monemvasia, pero un día lo dedicamos a explorar la península en la que se encuentra enclavada esta ciudad, que es la más oriental de las tres que nacen al sur del Peloponeso. Fuimos concretamente al extremo sur de esta península, donde se halla el geoparque de Agios Nikolaos, también conocido como bosque de piedra o bosque petrificado. Es un lugar remoto y árido con curiosas formaciones rocosas y en el que se pueden encontrar muchos fósiles.
No obstante, el gran atractivo de esta zona son las playas solitarias de agua cristalina y rodeadas de roca, en las que estuvimos prácticamente solos. Importante llevar comida y bebida en una nevera o mochila refrigerada porque aquí no hay ningún sitio donde comprar agua.
Al regresar hacia Monemvasia paramos en la playa de Pouda para hacer un poco de snorkel en el lugar donde se encuentra la ciudad sumergida de Plavopetri, unas ruinas con más de 5.000 años de antigüedad que fueron engullidas por el mar y que se pueden ver buceando.
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