Las iglesias románicas del Valle de Boí
El Valle de Boí es un maravilloso enclave en el Pirineo catalán rodeado de majestuosas montañas y salpicado de pintorescos pueblos con las típicas casas de piedra y tejados de pizarra. Una auténtica postal de alta montaña situada en la comarca leridana de la Alta Ribagorza, justo debajo del vecino Valle de Arán. De hecho, el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici sirve de frontera natural entre ambas comarcas catalanas.
Y en esta antaño remota zona del Pirineo se esconde un tesoro artístico reconocido por la Unesco, un conjunto de iglesias románicas único en el mundo que fueron levantadas entre los siglos XI y XIII y cuyos esbeltos campanarios se han convertido en todo un símbolo del valle.
Son nueve las iglesias románicas reconocidas por la Unesco, la más famosa de todas la de Sant Climent de Taüll, que se encuentra en la entrada del pueblo de Taüll, al pie de la carretera que sube hasta la estación de esquí de Boí-Taüll. Construida en el siglo XII a 1.500 metros de altura, destaca por su gran campanario cuadrado de estilo lombardo y seis pisos de altura. Su interior está decorado con coloridos frescos y es especialmente relevante el Pantocrator pintado en el ábside central de la iglesia.
Los frescos de Sant Climent de Taüll son, sin embargo, copias de los originales, que están expuestos en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona. Ocurre lo mismo con los frescos del resto de iglesias del valle de Boí.
La entrada a esta iglesia cuesta 5 euros, aunque existe una entrada conjunta por 7 euros que permite visitar tres iglesias y otra de 10 euros que vale para cinco templos. Todas las tarifas y horarios se pueden consultar en la web www.centreromanic.com.
También en el pueblo de Taüll, pero esta vez en pleno centro de la villa, se encuentra la iglesia de Santa María de Taüll, que es de acceso gratuito. Fue construida prácticamente a la vez que la anterior, a principios del siglo XII y en su interior también se pueden ver pinturas murales románicas.
Otra de las iglesias destacadas es la de Sant Joan de Boí, situada en el vecino pueblo de Boí, que da nombre a todo el valle. Su construcción data del siglo XI, fue una de las primeras en consagrarse y sus muros también están decorados con frescos.
También vale la pena visitar la iglesia de Santa Eulàlia d'Erill la Vall, con uno de los campanarios más bellos, y la de la Natividad de Durro, esta un poco más alejada de las anteriores, en el pueblo de Durro, donde también se encuentra la ermita de Sant Quirc, o San Quirce.
Sant Feliu de Barruera, Santa Maria de Cardet y Santa María de la Asunción, en los vecinos pueblos de Barruera, Cardet y Cóll, son las otras tres iglesias del valle que forman parte del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad.
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