San Juan de Gaztelugatxe y Bermeo
La ermita de San Juan de Gaztelugatxe es uno de los rincones más bonitos de la costa del País Vasco, y también uno de los más visitados sobre todo después de que se convirtiera en uno de los escenarios de la serie Juego de tronos, concretamente en Rocadragón. (eso fue a partir de la sexta temporada y por eso no aparece en este post 'los escenarios reales de Juego de Tronos' que publicamos hace años y que os invitamos a leer a los fans de la serie).
Se trata de una ermita situada en la cima de un pequeño islote golpeado por las olas del Cantábrico a pocos metros de la costa. La isla está comunicada con tierra firme a través de un estrecho puente de piedra y 241 escalones: nosotros acabamos subiendo con los niños en brazos y os puedo asegurar que llegamos arrastrando los pies.
Las vistas desde la ermita son fabulosas pues se divisan los acantilados y las playas de oscuros guijarros de la costa vizcaína. También son magníficas las vistas del puente de piedra serpenteando sobre el mar que acabas de cruzar.
La ermita tiene su origen en el siglo X, aunque ha sido reconstruida numerosas veces a lo largo de la historia debido a incendios, inundaciones y todo tipo de infortunios, incluso se dice que llegó a ser saqueada en el siglo XIII por el corsario británico Francis Drake. La tradición dice que al llegar hay que tocar tres veces la campana y pedir un deseo.
Debido a la gran afluencia de turistas en los últimos años, el gobierno vasco ha obligado a sacar entradas para limitar el aforo en los días más concurridos, como pueden ser los meses de verano, Semana Santa u otros festivos. El resto de días del año se puede visitar tranquilamente sin entradas. En la web de la Diputación de Vizcaya se pueden consultar los días en los que es necesario registrarse y obtener la entrada, que es gratis.
Gaztelugatxe se encuentra a solo 35 kilómetros de Bilbao, muy cerca de la localidad de Bermeo, un pueblo de larga tradición marinera que vale la pena visitar en la misma excursión.
La zona del puerto con las fachadas de colores que se amontonan en torno a él es el lugar más pintoresco de esta villa, que se ha dedicado durante siglos a la pesca, incluso a la de ballenas, y que en la actualidad mantiene todavía una importante flota pesquera.
Con esa tradición marinera se pueden encontrar en Bermeo numerosos restaurantes para comer riquísimo pescado, como en casi toda la costa vasca. El atún, o bonito, es una de las especialidades locales, igual que las conservas, pues la industria conservera está muy asentada en la localidad.
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