En barco por el Delta del Ebro
La desembocadura del río Ebro, al sur de la provincia de Tarragona, es una excelente excursión para pasar el día si estáis veraneando por la zona, especialmente si vais con niños porque seguro que les encantará dar un paseíto en barco.
Buena parte del Delta es un gran parque natural de más de 70 kilómetros cuadrados que se extiende a ambos lados del río y llega hasta el Mediterráneo. El paisaje, completamente llano, está salpicado de campos de arroz y canales de riego, especialmente en la ribera sur, que está mucho menos urbanizada.
Con el coche se pueden recorrer las estrechas carreteras, algunas sin asfaltar, que atraviesan los campos y explorar muchos de sus rincones. Eso sí, las indicaciones son escasas y es fácil perderse en el laberinto de caminos, así que hay que estar atento al GPS.
También se pueden visitar enormes playas vírgenes como la de Buda o el Trabucador en las que prácticamente solo hay vegetación, mar y dunas de arena. A algunas de estas playas se puede llegar en coche, pero a otras hay que caminar un poco porque son más inaccesibles.
No obstante, la actividad estrella en el Delta es hacer un minicrucero en barco hasta la misma desembocadura del río. Nosotros lo cogimos en el embarcadero que hay junto al restaurante Casa Nuri, pasado el pueblo de Deltebre y antes de llegar al de Riumar. El paseo en barco dura unos 45 minutos y el billete cuesta 9,50 euros.
El trayecto recorre los últimos kilómetros del Ebro hasta llegar al mar y por el camino se puede ver la isla de Buda, los campos de arroz y observar los distintos tipos de aves que habitan en el Delta.
Para que la jornada sea redonda hay que comerse una buena paella, sin duda, el plato típico de la gastronomía de la zona. Si vais en verano es importante reservar con antelación en algún restaurante porque están todos abarrotados.
Buena parte del Delta es un gran parque natural de más de 70 kilómetros cuadrados que se extiende a ambos lados del río y llega hasta el Mediterráneo. El paisaje, completamente llano, está salpicado de campos de arroz y canales de riego, especialmente en la ribera sur, que está mucho menos urbanizada.
Con el coche se pueden recorrer las estrechas carreteras, algunas sin asfaltar, que atraviesan los campos y explorar muchos de sus rincones. Eso sí, las indicaciones son escasas y es fácil perderse en el laberinto de caminos, así que hay que estar atento al GPS.
También se pueden visitar enormes playas vírgenes como la de Buda o el Trabucador en las que prácticamente solo hay vegetación, mar y dunas de arena. A algunas de estas playas se puede llegar en coche, pero a otras hay que caminar un poco porque son más inaccesibles.
No obstante, la actividad estrella en el Delta es hacer un minicrucero en barco hasta la misma desembocadura del río. Nosotros lo cogimos en el embarcadero que hay junto al restaurante Casa Nuri, pasado el pueblo de Deltebre y antes de llegar al de Riumar. El paseo en barco dura unos 45 minutos y el billete cuesta 9,50 euros.
El trayecto recorre los últimos kilómetros del Ebro hasta llegar al mar y por el camino se puede ver la isla de Buda, los campos de arroz y observar los distintos tipos de aves que habitan en el Delta.
Para que la jornada sea redonda hay que comerse una buena paella, sin duda, el plato típico de la gastronomía de la zona. Si vais en verano es importante reservar con antelación en algún restaurante porque están todos abarrotados.
Zarpamos hacia la desembocadura del Ebro.
Paisaje en las riberas del Delta.
Muchos humedales en el tramo final del Ebro.
Las olas del Mediterráneo ya se ven al fondo.
Pescando en el Delta.
Una torre de observación para contemplar el paisaje llano.
Un bonito embarcadero.
Arroz del Delta, con todos los bichos pelados para que se lo coman mejor los peques (arròs del senyoret).
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