Burrolandia, una divertida excursión para los niños muy cerca de Madrid
¿A qué niño pequeño (y también a los padres) no le gusta dar de comer a unos simpáticos burritos o acariciar a cabritas recién nacidas? Pues todo eso es posible hacerlo muy cerca de Madrid, en Burrolandia, una protectora de animales que se dedica a proteger a los burros, animal que aunque no lo parezca está en peligro de extinción en España.
En las instalaciones de Burrolandia en la localidad madrileña de Tres Cantos, a 30 kilómetros de la capital, cuidan de decenas de burros junto a otros animales de granja, todos ellos muy dóciles y con los que pueden interactuar los niños, incluso los más pequeños.
Burrolandia solo se puede visitar los domingos, que es el día de puertas abiertas, y hay que reservar la entrada previamente a través de su web burrolandia.es pero la visita es totalmente gratuita. La reserva de plaza es solamente para evitar aglomeraciones, pues algunos domingos suele haber bastante gente.
Una vez dentro, los niños pueden corretear libremente por todo el recinto donde rápidamente se encontrarán con montones de burros sueltos que campan a sus anchas. Estos simpáticos orejudos no tardan en acercarse a la gente para pedirles algo de comer y es que en Burrolandia se pueden comprar cubos llenos de pan y vegetales para que los niños los alimenten. El dinero que ingresan por esos cubos lo dedican a conservar las instalaciones y mantener a los animales. Y los peques se lo pasarán en grande dando de comer a los burros.
Además de los burritos, se pueden ver ovejas, cabras, caballos, gallinas, patos y otros animalitos, como ciervos o pavos reales. Es una excursión ideal para pasar la mañana del domingo en contacto con la naturaleza y para disfrutar de un aperitivo. En Burrolandia sirven bocadillos y tienen mesas para tomar algo mientras los niños juegan con los burros.
En las instalaciones de Burrolandia en la localidad madrileña de Tres Cantos, a 30 kilómetros de la capital, cuidan de decenas de burros junto a otros animales de granja, todos ellos muy dóciles y con los que pueden interactuar los niños, incluso los más pequeños.
Burrolandia solo se puede visitar los domingos, que es el día de puertas abiertas, y hay que reservar la entrada previamente a través de su web burrolandia.es pero la visita es totalmente gratuita. La reserva de plaza es solamente para evitar aglomeraciones, pues algunos domingos suele haber bastante gente.
Una vez dentro, los niños pueden corretear libremente por todo el recinto donde rápidamente se encontrarán con montones de burros sueltos que campan a sus anchas. Estos simpáticos orejudos no tardan en acercarse a la gente para pedirles algo de comer y es que en Burrolandia se pueden comprar cubos llenos de pan y vegetales para que los niños los alimenten. El dinero que ingresan por esos cubos lo dedican a conservar las instalaciones y mantener a los animales. Y los peques se lo pasarán en grande dando de comer a los burros.
Además de los burritos, se pueden ver ovejas, cabras, caballos, gallinas, patos y otros animalitos, como ciervos o pavos reales. Es una excursión ideal para pasar la mañana del domingo en contacto con la naturaleza y para disfrutar de un aperitivo. En Burrolandia sirven bocadillos y tienen mesas para tomar algo mientras los niños juegan con los burros.
Los peques dándole de comer a un burrito.
Ambiente en Burrolandia.
Comida para otro burrito blanco.
Jugando con dos pequeñas cabritas.
Y aquí un burrito casi recién nacido.
¿Hola, qué tal?
Un burro rebuscando algo para llevarse a la boca.
No hay comentarios