Tres mercados con encanto para disfrutar en Madrid

Más allá del Museo del Prado, el Palacio Real o la Puerta del Sol, Madrid cuenta con un sinfín de atracciones turísticas menos concurridas y que, sin duda, merecen una visita. Entre ellas se encuentran sus fantásticos mercadillos, pues lo hay para todos los gustos y colores.

Si estás en Madrid puedes acercarte a alguno de los que te contamos a continuación, todos totalmente gratuitos:

1. Mercado de Motores: Está situado en un enclave único como es el Museo del Ferrocarril, en la antigua estación de Delicias, un edificio que data de finales del siglo XIX y que da fe del pasado industrial de la ciudad. Se celebra un fin de semana al mes y reúne a más de 200 artesanos y diseñadores que exponen sus creaciones entre vías y trenes históricos, algunos de ellos con más de cien años de antigüedad. Cuenta con una zona de food-trucks, ideal para tomar el aperitivo, y con una sorpresa para los más pequeños: un viejo trenecito de vapor para que monten los niños y, si lo desean, también sus papás. Web: mercadodemotores.es.

Mercado de Motores.


2. Mercado de Productores: El emplazamiento también es de lo más auténtico, el antiguo matadero de la ciudad de Madrid, que ha sido transformado en un gran centro de arte en el que se pueden ver obras de teatro, cine independiente o exposiciones en naves en las que antaño se sacrificaban cerdos o vacas. El Matadero cuenta con una gran explanada central en la que el último fin de semana de cada mes llegan productores del campo a vender productos frescos y de la máxima calidad. El mercado cuenta con muchos puestos para comer o picar algo con un buen vermut de grifo. Web: mercadodeproductores.es.

Mercado de productores, en el Matadero de Madrid (foto: mercadodeproductores.es).


3. El Rastro: Cómo no olvidarnos del mercado callejero más clásico de Madrid. Tiene casi 300 años de historia y se celebra todos los domingos por la mañana en las callejuelas del barrio de La Latina. La plaza del Cascorro y la calle Ribera de Curtidores son sus ejes centrales, pero se extiende por todas las calles aledañas. Aquí se vende prácticamente de todo, aunque destacan las antigüedades y los objetos de segunda mano. Vale la pena perderse sin rumbo por este histórico mercado porque en cada esquina puede haber una sorpresa. Para comer, se puede tapear en los muchos bares que hay en La Latina.

Una calle del Rastro (foto: Wikimedia Commons).

No hay comentarios