Nara


La excursión a Nara es una de las más recomendables que se pueden hacer desde Kioto. Está a solo una hora en tren y el trayecto es gratis con el Japan Rail Pass, utilizando la línea Nara de JR, así que se puede ir tranquilamente a pasar el día y volver por la tarde a Kioto. También es fácil llegar desde Osaka.

Nara fue la primera capital permanente de Japón en la alta Edad Media, allá por el siglo VIII, aunque esa condición apenas le duró un siglo porque el emperador Kanmu decidió trasladar la corte a Kioto en el año 794. No obstante, a pesar de ese breve periodo como sede gubernamental, Nara ha sido siempre un importante centro religioso, tanto para el sintoísmo como para el budismo, y conserva un rico patrimonio histórico, con multitud de templos, ocho de ellos declarados patrimonio de la Humanidad.

Los principales puntos de interés se concentran en el interior del Nara-koen, un extenso parque al oeste del centro urbano que está lleno de ciervos. Estos animales son todo un símbolo de Nara y, sin duda, otro de los grandes atractivos de la ciudad. Los ciervos viven en libertad en el parque, pero también fuera de él porque no es extraño ver alguno paseando por las calles del centro. Estos animales eran considerados mensajeros de los dioses en la Edad Media y llevan desde entonces viviendo en las calles de Nara. Hoy día, son un Tesoro Nacional y su presencia está protegida por el Estado.

Por todo el parque Nara-koen hay puestecillos donde venden galletas para ciervos, que los turistas compran para alimentar a estos bellos animalitos. Sin embargo, aunque parecen muy dulces, suelen volverse un poco locos cuando ven a algún turista cargado con galletas. Hay que tener mucho cuidado porque los ciervos se ponen muy nerviosos y suelen soltar algún que otro mordisco para intentar apoderarse de las galletas. A veces, es todo un espectáculo ver a un turista perseguido por una manada de ciervos.

Pero la gran atracción de la ciudad es el Gran Buda de Nara, también conocido como Daibutsu. Es una de las estatuas de bronce más grandes del mundo, con 16 metros de altura y 437 toneladas de peso, y es, por supuesto, la mayor escultura de Buda de todo Japón, superando al Gran Buda de Kamakura, que medía poco más de 11 metros.

Esta colosal figura, decorada con remates de oro, fue construida en el siglo VIII y, aunque ha sido decapitada varias veces, ha resistido el paso de los siglos hasta nuestros días. La estatua se encuentra en el interior de un gigantesco edificio de madera aún más impresionante, si cabe, que el propio Buda. Se trata del salón Daibutsu-den, la mayor construcción de madera del mundo. El edificio actual, del año 1709, es la última de muchas reconstrucciones sufridas a lo largo de la historia por culpa de los incendios.

Uno de los pilares de madera que sostienen el techo del Daibutsu-den tiene un pequeño agujero en la base, que, se supone, proporciona la iluminación a aquellos que lo atraviesen. En la práctica solo los niños pequeños forman colas para cruzar por el agujero mientras sus padres inmortalizan el momento con la cámara. La entrada al salón del Gran Buda cuesta 500 yenes (5 dólares).

En la parte trasera del Daibutsu-den nace un sendero que asciende hasta dos bellos templos budistas, el Nigatsu-do y el Sangatsu-do. El primero tiene una terraza de madera con buenas vistas del Nara-koen y los alrededores.

Otro templo destacado dentro del parque es el Kasuga Taisha, un santuario sintoísta en medio del bosque con farolillos adornando sus pabellones. En el exterior del templo hay montones de linternas de piedra.

Además de los templos mencionados anteriormente, hay montones de santuarios más pequeños escondidos entre los árboles del Nara-koen. Se puede pasear durante horas explorando todos los rincones del parque y disfrutando de los ciervos.

Fuera del Nara-koen, vale la pena visitar el Kokofu-ji, un monasterio budista que fue trasladado desde Kioto a Nara en el siglo VIII. Cuenta con una pagoda de cinco pisos, la segunda más alta de Japón, y en el interior del recinto también suele haber ciervos deambulando.

El Kokofu-ji está en pleno centro de Nara, a medio camino entre la estación de trenes de JR y el parque Nara-koen. Los más interesados en el arte budista pueden acercarse al Museo Nacional de Nara, con una de las colecciones más completas de Japón.



Estación de trenes de Nara.



Calle del centro de Nara, de camino a la zona del Nara-koen.



La gran pagoda del templo Kokofu-ji.



Ciervos en el recinto del Kokofu-ji.



Cartel alertando a los conductores de posibles ciervos en la calzada.



Ciervos en el parque Nara-koen.



Todo esto te pueden hacer los ciervos...



Pequeños cervatillos cruzando un puente.



Turistas haciéndose fotos con los ciervos.



Ciervos rodeando un puesto de galletas.



Puesto de galletas para ciervos.



Un ciervo presionando a una turista.



A falta de galletas, buenos son los mapas...



¿Me das una galleta o no?



Ciervos visitando una tienda de souvenirs.



¡A por las galletas de la turista!


VÍDEO: Alimentando a los ciervos de Nara



Puerta principal del Todai-ji, el templo que alberga el salón del Gran Buda.



El impresionante Daibutsu-den, el salón del Gran Buda.



El Gran Buda de Nara.



Atravesando la columna de la iluminación.



De camino al Nigatsu-do.



Templo Nigatsu-do.



La terraza panorámica del Nigatsu-do.



Seguimos recorriendo el parque Nara-koen.



Tamukeyama Hachiman, otro templo en el Nara-koen.



Farolillos en el santuario sintoísta Kasuga Taisha.



Las linternas de piedra que rodean el Kasuga Taisha.



Tablas de madera con oraciones, en el exterior del templo.



¡Cuidado con los ciervos en la carretera!



Más ciervos en el Nara-koen.



Ciervos bañándose en un estanque.



Amenazando al vendedor de galletas.



Casas frente al Nara-koen.



Un ciervo montando guardia en la puerta del supermercado.



Otro turista lidiando con los ciervos.



Museo Nacional de Nara.



Nos despedimos con el ciervo de los helados.

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