Nagoya y Ruta Nakasendo
La Nakasendo era una antigua ruta comercial que comunicaba Edo, la actual Tokio, con Kioto durante la época del shogunato Tokugawa, entre los siglos XVII y XIX. Uno de los tramos más espectaculares de aquel trazado atravesaba el valle de Kiso, una región montañosa y boscosa a los pies de los Alpes Japoneses, por la que serpenteaban las caravanas de mercaderes.
Varios tramos de la ruta Nakasendo a su paso por el valle de Kiso han sido restaurados y se pueden recorrer a pie para revivir el aroma del antiguo periodo Edo. El más atractivo es el que discurre entre los pueblos de Magome y Tsumago, una ruta senderista de 8 km a través de los bosques cercanos.
Nuestra intención era completar ese tramo de la Nakasendo, pero nos quedamos con las ganas debido a la lluvia torrencial que nos cayó al llegar al pueblo de Magome y que hizo impracticable el camino. Con chubasquero y paraguas intentamos iniciar el camino, pero acabamos calados antes de completar los primeros 500 metros, así que decidimos abortar la misión. Cuando paró de llover, ya era demasiado tarde para iniciar la ruta porque teníamos que regresar a Nagoya, donde habíamos reservado el hotel para pasar la noche.
Aun así, el viaje hasta Magome mereció la pena para ver este pintoresco pueblo que, igual que su vecino Tsumago, era una escala técnica para los comerciantes que cubrían la ruta entre Kioto y Edo. La aldea está formada por antiguas casas de postas donde los viajeros de la época Edo podían descansar y cambiar de caballos antes de continuar su ruta.
La mayoría de esas antiguas casas postales han sido restauradas al detalle y muchas de ellas transformadas en tiendas, donde venden artesanía de la región y otros souvenirs. Las casas son de madera y sus fachadas flanquean la calzada de piedra de la ruta Nakasendo, que es la calle principal del pueblo y asciende una empinada cuesta hasta perderse por el monte.
Aunque el pueblo recrea a la perfección el ambiente de la época del shogunato Tokugawa, las hordas de turistas que a diario invaden su única calle le restan parte de su encanto. Es importante evitar los fines de semana para disfrutar de algo más de tranquilidad.
Para llegar a Magome desde Tokio cogimos un shinkansen hasta Nagoya (104 minutos) y desde allí un tren de cercanías a Nakatsugawa (70 minutos), desde donde parten los autobuses a Magome, que tardan unos 20 minutos. Los trenes se pueden coger gratis con el Japan Rail Pass y el autobús nos costó 560 yenes (5,6 dólares).
Tras disfrutar del pueblo de Magome y fracasar en nuestro intento de hacer la ruta Nakasendo, regresamos a Nagoya donde teníamos reservado el hotel. Nos alojamos en el Toyoko Inn Nagoya Eki, bien ubicado cerca de la estación y con muchos bares y restaurantes por los alrededores. La habitación doble con desayuno y wifi gratis nos costó 7.880 yenes (78 dólares). Los Toyoko Inn son una cadena de hoteles presentes en todo Japón, que están bien y no son excesivamente caros.
Varios tramos de la ruta Nakasendo a su paso por el valle de Kiso han sido restaurados y se pueden recorrer a pie para revivir el aroma del antiguo periodo Edo. El más atractivo es el que discurre entre los pueblos de Magome y Tsumago, una ruta senderista de 8 km a través de los bosques cercanos.
Nuestra intención era completar ese tramo de la Nakasendo, pero nos quedamos con las ganas debido a la lluvia torrencial que nos cayó al llegar al pueblo de Magome y que hizo impracticable el camino. Con chubasquero y paraguas intentamos iniciar el camino, pero acabamos calados antes de completar los primeros 500 metros, así que decidimos abortar la misión. Cuando paró de llover, ya era demasiado tarde para iniciar la ruta porque teníamos que regresar a Nagoya, donde habíamos reservado el hotel para pasar la noche.
Aun así, el viaje hasta Magome mereció la pena para ver este pintoresco pueblo que, igual que su vecino Tsumago, era una escala técnica para los comerciantes que cubrían la ruta entre Kioto y Edo. La aldea está formada por antiguas casas de postas donde los viajeros de la época Edo podían descansar y cambiar de caballos antes de continuar su ruta.
La mayoría de esas antiguas casas postales han sido restauradas al detalle y muchas de ellas transformadas en tiendas, donde venden artesanía de la región y otros souvenirs. Las casas son de madera y sus fachadas flanquean la calzada de piedra de la ruta Nakasendo, que es la calle principal del pueblo y asciende una empinada cuesta hasta perderse por el monte.
Aunque el pueblo recrea a la perfección el ambiente de la época del shogunato Tokugawa, las hordas de turistas que a diario invaden su única calle le restan parte de su encanto. Es importante evitar los fines de semana para disfrutar de algo más de tranquilidad.
Para llegar a Magome desde Tokio cogimos un shinkansen hasta Nagoya (104 minutos) y desde allí un tren de cercanías a Nakatsugawa (70 minutos), desde donde parten los autobuses a Magome, que tardan unos 20 minutos. Los trenes se pueden coger gratis con el Japan Rail Pass y el autobús nos costó 560 yenes (5,6 dólares).
Tras disfrutar del pueblo de Magome y fracasar en nuestro intento de hacer la ruta Nakasendo, regresamos a Nagoya donde teníamos reservado el hotel. Nos alojamos en el Toyoko Inn Nagoya Eki, bien ubicado cerca de la estación y con muchos bares y restaurantes por los alrededores. La habitación doble con desayuno y wifi gratis nos costó 7.880 yenes (78 dólares). Los Toyoko Inn son una cadena de hoteles presentes en todo Japón, que están bien y no son excesivamente caros.
El pueblo de Magome.
Las montañas que rodean el valle de Kiso, al fondo.
Riachuelo junto a la empedrada calle de Magome.
Una noria de agua de madera.
Pueblo de Magome.
La ruta Nakasendo atraviesa el pueblo de Magome.
Paseando por Magome.
Otra vista de Magome.
Magome era un antiguo pueblo de postas en medio de la ruta Nakasendo.
Fachadas de madera de antiguas casas de postas.
El cielo se empieza a nublar sobre Magome.
Antiguas casas de postas transformadas en tiendas de artesanía.
Las tiendas flanquean la calle principal de Magome.
Llegando al final de Magome, en la parte alta del pueblo.
Lloviendo en los montes del valle de Kiso.
La calzada de la ruta Nakasendo se adentra en el monte.
Refugio para protegernos de la lluvia.
Cartel marcando las distancias entre Magome y Tsumago.
VÍDEO: Diluviando en la ruta Nakasendo
Vuelve a salir el sol en los montes del valle de Kiso.
Aldea cercana a Magome, rodeada de campos de arroz.
Estación de tren de Nakatsugawa, para regresar a Nagoya.
La moderna estación de Nagoya.
Calle de Nagoya.
Otra calle cercana a la estación de Nagoya.
La habitación de nuestro hotel, Toyoko Inn de Nagoya.
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