Budva (Montenegro)
Budva está considerada como la pequeña Dubrovnik y, como su vecina croata, es una preciosa ciudad amurallada bañada por las aguas del Adriático, aunque de dimensiones mucho más reducidas. La Stari Grad, o ciudad vieja, se encuentra en el interior de un antaño inexpugnable bastión defensivo, que fue construido por los venecianos en la Edad Media. Esos imponentes muros de piedra blanquecina siguen desafiando hoy en día a las hordas invasoras, ahora bien equipadas con pantalón corto, bañador y cámara réflex.
El interior de la Stari Grad es un delicioso laberinto de callejuelas y fachadas empedradas, con rincones mágicos y pequeñas plazoletas donde parece que el tiempo se ha detenido. Recorrer las calles de la Stari Grad a primera hora de la mañana, antes de la invasión de turistas, compensa sobradamente el madrugón.
La Ciudadela, que alberga un pequeño museo, se erige en un extremo de la ciudad vieja y ofrece buenas vistas de las murallas y del Adriático. Otros lugares destacados dentro de la Stari Grad son las pintorescas iglesias que se esconden entre sus calles y las majestuosas puertas de las murallas. Lo mejor, no obstante, es olvidarse del mapa y perderse sin rumbo por el laberinto de la antigua Budva.
La Stari Grad también cuenta con dos pequeñas playas de guijarros, que ofrecen un marco incomparable para bañarse en las transparentes aguas del Adriático, junto a los centenarios muros de piedra.
Fuera de la ciudad vieja, Budva se transforma en una ciudad nocturna repleta de bares de copas, restaurantes y discotecas. Es el principal destino playero de Montenegro y atrae a multitud de jóvenes en busca de sol y fiesta. Slovenska Obala es un paseo marítimo que recorre la bahía de Budva flanqueado por bares, puestos de comida y ruidosas discotecas. El restaurante Porto es un buen lugar para comer pescado y no es demasiado caro.
Para alojarse en el interior de la Stari Grad hay que rascarse el bolsillo porque los precios son bastante elevados, así que lo más habitual es buscar hotel fuera. Nosotros nos alojamos en el hotel Oaza, que está bien situado cerca de la Stari Grad. La habitación doble, con desayuno, wifi y parking nos costó 60 euros. Tiene habitaciones más económicas, pero estaban completas. El servicio, eso sí, es un poco deficiente y el último día nos fuimos sin desayunar después de esperar 40 minutos para que nos atendieran.
Si se dispone de coche es importante que el hotel tenga párking porque aparcar en Budva es complicado. En la calle hay que pagar dos euros la hora y las plazas libres suelen escasear en temporada alta.
El interior de la Stari Grad es un delicioso laberinto de callejuelas y fachadas empedradas, con rincones mágicos y pequeñas plazoletas donde parece que el tiempo se ha detenido. Recorrer las calles de la Stari Grad a primera hora de la mañana, antes de la invasión de turistas, compensa sobradamente el madrugón.
La Ciudadela, que alberga un pequeño museo, se erige en un extremo de la ciudad vieja y ofrece buenas vistas de las murallas y del Adriático. Otros lugares destacados dentro de la Stari Grad son las pintorescas iglesias que se esconden entre sus calles y las majestuosas puertas de las murallas. Lo mejor, no obstante, es olvidarse del mapa y perderse sin rumbo por el laberinto de la antigua Budva.
La Stari Grad también cuenta con dos pequeñas playas de guijarros, que ofrecen un marco incomparable para bañarse en las transparentes aguas del Adriático, junto a los centenarios muros de piedra.
Fuera de la ciudad vieja, Budva se transforma en una ciudad nocturna repleta de bares de copas, restaurantes y discotecas. Es el principal destino playero de Montenegro y atrae a multitud de jóvenes en busca de sol y fiesta. Slovenska Obala es un paseo marítimo que recorre la bahía de Budva flanqueado por bares, puestos de comida y ruidosas discotecas. El restaurante Porto es un buen lugar para comer pescado y no es demasiado caro.
Para alojarse en el interior de la Stari Grad hay que rascarse el bolsillo porque los precios son bastante elevados, así que lo más habitual es buscar hotel fuera. Nosotros nos alojamos en el hotel Oaza, que está bien situado cerca de la Stari Grad. La habitación doble, con desayuno, wifi y parking nos costó 60 euros. Tiene habitaciones más económicas, pero estaban completas. El servicio, eso sí, es un poco deficiente y el último día nos fuimos sin desayunar después de esperar 40 minutos para que nos atendieran.
Si se dispone de coche es importante que el hotel tenga párking porque aparcar en Budva es complicado. En la calle hay que pagar dos euros la hora y las plazas libres suelen escasear en temporada alta.
Yates en el puerto deportivo de Budva.
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