Burdeos
Capital de la región de Aquitania y del departamento francés de la Gironda, Burdeos se levanta en la desembocadura del río Garona y es uno de los principales puertos atlánticos de Francia. Un cuarto de millón de habitantes vive en sus calles, aunque el área metropolitana roza el millón, siendo la sexta conurbación más populosa del país por detrás de París, Lyon, Marsella, Toulouse y Lille.
El centro histórico de Burdeos ha sido rehabilitado por completo en la última década mediante un ambicioso proyecto de peatonalización de calles y restauración de fachadas, una importante inversión que le sirvió para ser incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 2007. Después de París, Burdeos es la ciudad francesa con más edificios históricos protegidos, la mayoría construidos durante el siglo de las Luces, el XVIII.
Caminando se puede recorrer todo el casco antiguo de Burdeos, perfectamente abarcable a pie, y disfrutar de los principales puntos de interés de la ciudad. Muchos accesos a este centro histórico todavía conservan las majestuosas puertas que en su día protegieron la ciudad medieval. La más destacada es la Puerta de Cailhau, construida a finales del siglo XV en estilo gótico-renacentista, que comunica la ciudad con la ribera del Garona.
Cerca de esta puerta se levanta la iglesia de Saint Pierre, situada en una bonita plaza arbolada con muchas terracitas para comer o tomar algo. Por todo el centro de Burdeos se pueden encontrar pintorescas plazoletas repletas de terrazas, ideales para saborear un buen vino de la tierra o una cerveza. Las plazas Camille Jullian y Parlament, son buenos ejemplos de la animada vida de la ciudad.
Uno de los edificios más emblemáticos de Burdeos es la catedral gótica de San Andrés, una escala del Camino de Santiago a su paso por Francia, que conserva bonitas vidrieras medievales. La entrada es gratuita. Junto a la catedral se levanta un precioso campanario del siglo XV, conocido como torre Pey-Berland, al que se puede subir para obtener fabulosas vistas de la ciudad, así como de los arbotantes de la catedral. Subir al campanario cuesta 5 euros y sudar sus 232 escalones.
Catedral y campanario se levantan en la monumental plaza Pey-Berland, donde también se encuentra el Palacio Rohan, construido solo unos años antes de la Revolución Francesa como residencia del arzobispo de Burdeos y que actualmente es la sede del Hotel de Ville, el Ayuntamiento de la ciudad.
En el extremo occidental del casco histórico se encuentra la place Gambetta, una bonita plaza ajardinada, pero con un pasado trágico, porque en ella se instaló una guillotina que cortó más de 300 cabezas durante la Revolución Francesa. Burdeos fue la cuna del partido moderado de los Girondinos durante la Revolución de 1789 y la ciudad sufrió en sus carnes el régimen de Terror impuesto por los jacobinos de Robespierre en 1793.
En la explanada des Quinconces se puede ver el monumento a los Girondinos, una enorme columna que la ciudad de Burdeos levantó en el siglo XIX en memoria de los caídos durante la Revolución Francesa.
El paseo fluvial que recorre la ribera del Garona es otro de los lugares más bonitos de Burdeos. El tramo de 3 kilómetros entre el Pont de Pierre y el Pont Jacques Chaban-Delmas está siempre repleto de gente en bicicleta, corriendo o haciendo picnics en las zonas ajardinadas del paseo. El Pont de Pierre fue construido por Napoleón en 1810 y fue todo un desafío para los ingenieros de la época, ya que el Garona es muy ancho a su paso por Burdeos y fueron necesarios 17 arcos para salvar la distancia entre ambas orillas.
Paseando por el paseo fluvial hay que detenerse frente al Palacio de la Bolsa, del siglo XVIII, para contemplar la moderna fuente que se ha construido enfrente y cuyos chorros de agua pulverizada reflejan su fachada señorial, además de refrescar a los transeúntes.
Tampoco hay que dejar de visitar la iglesia de Saint Michel, el campanario más visible desde el pont de Pierre. Esta iglesia está situada en uno de los barrios más multiétnicos de la ciudad, en el que abundan los puestos de kebabs y los cafés árabes.
En Burdeos nos alojamos en el hotel Ibis Budget Bastide, situado en la ribera derecha del Garona, una zona de la ciudad tranquila, aunque sin atractivos turísticos. Para ir al centro hay que cruzar el Pont de Pierre dando un paseo de unos 20 minutos o cogiendo un tranvía. Es una buena opción de alojamiento si se llega en coche porque se evita el tráfico del centro y se puede aparcar gratis en la calle. La habitación doble sin desayuno nos costó 42 euros. Es un hotel low-cost: básico, pero moderno y limpio.
El centro histórico de Burdeos ha sido rehabilitado por completo en la última década mediante un ambicioso proyecto de peatonalización de calles y restauración de fachadas, una importante inversión que le sirvió para ser incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 2007. Después de París, Burdeos es la ciudad francesa con más edificios históricos protegidos, la mayoría construidos durante el siglo de las Luces, el XVIII.
Caminando se puede recorrer todo el casco antiguo de Burdeos, perfectamente abarcable a pie, y disfrutar de los principales puntos de interés de la ciudad. Muchos accesos a este centro histórico todavía conservan las majestuosas puertas que en su día protegieron la ciudad medieval. La más destacada es la Puerta de Cailhau, construida a finales del siglo XV en estilo gótico-renacentista, que comunica la ciudad con la ribera del Garona.
Cerca de esta puerta se levanta la iglesia de Saint Pierre, situada en una bonita plaza arbolada con muchas terracitas para comer o tomar algo. Por todo el centro de Burdeos se pueden encontrar pintorescas plazoletas repletas de terrazas, ideales para saborear un buen vino de la tierra o una cerveza. Las plazas Camille Jullian y Parlament, son buenos ejemplos de la animada vida de la ciudad.
Uno de los edificios más emblemáticos de Burdeos es la catedral gótica de San Andrés, una escala del Camino de Santiago a su paso por Francia, que conserva bonitas vidrieras medievales. La entrada es gratuita. Junto a la catedral se levanta un precioso campanario del siglo XV, conocido como torre Pey-Berland, al que se puede subir para obtener fabulosas vistas de la ciudad, así como de los arbotantes de la catedral. Subir al campanario cuesta 5 euros y sudar sus 232 escalones.
Catedral y campanario se levantan en la monumental plaza Pey-Berland, donde también se encuentra el Palacio Rohan, construido solo unos años antes de la Revolución Francesa como residencia del arzobispo de Burdeos y que actualmente es la sede del Hotel de Ville, el Ayuntamiento de la ciudad.
En el extremo occidental del casco histórico se encuentra la place Gambetta, una bonita plaza ajardinada, pero con un pasado trágico, porque en ella se instaló una guillotina que cortó más de 300 cabezas durante la Revolución Francesa. Burdeos fue la cuna del partido moderado de los Girondinos durante la Revolución de 1789 y la ciudad sufrió en sus carnes el régimen de Terror impuesto por los jacobinos de Robespierre en 1793.
En la explanada des Quinconces se puede ver el monumento a los Girondinos, una enorme columna que la ciudad de Burdeos levantó en el siglo XIX en memoria de los caídos durante la Revolución Francesa.
El paseo fluvial que recorre la ribera del Garona es otro de los lugares más bonitos de Burdeos. El tramo de 3 kilómetros entre el Pont de Pierre y el Pont Jacques Chaban-Delmas está siempre repleto de gente en bicicleta, corriendo o haciendo picnics en las zonas ajardinadas del paseo. El Pont de Pierre fue construido por Napoleón en 1810 y fue todo un desafío para los ingenieros de la época, ya que el Garona es muy ancho a su paso por Burdeos y fueron necesarios 17 arcos para salvar la distancia entre ambas orillas.
Paseando por el paseo fluvial hay que detenerse frente al Palacio de la Bolsa, del siglo XVIII, para contemplar la moderna fuente que se ha construido enfrente y cuyos chorros de agua pulverizada reflejan su fachada señorial, además de refrescar a los transeúntes.
Tampoco hay que dejar de visitar la iglesia de Saint Michel, el campanario más visible desde el pont de Pierre. Esta iglesia está situada en uno de los barrios más multiétnicos de la ciudad, en el que abundan los puestos de kebabs y los cafés árabes.
En Burdeos nos alojamos en el hotel Ibis Budget Bastide, situado en la ribera derecha del Garona, una zona de la ciudad tranquila, aunque sin atractivos turísticos. Para ir al centro hay que cruzar el Pont de Pierre dando un paseo de unos 20 minutos o cogiendo un tranvía. Es una buena opción de alojamiento si se llega en coche porque se evita el tráfico del centro y se puede aparcar gratis en la calle. La habitación doble sin desayuno nos costó 42 euros. Es un hotel low-cost: básico, pero moderno y limpio.
Panorámica de Burdeos con el Pont de Pierre en primer plano.
Cruzamos el Pont de Pierre para llegar al centro histórico de Burdeos.
Muelles en la ribera del Garona.
Paseo fluvial junto al Garona.
El Garona, a su paso por Burdeos.
Fuente de vapor de agua frente al edificio de la Bolsa.
Modernos tranvías recorren la ciudad de Burdeos.
Puerta de Cailhau, entrada al centro histórico de Burdeos.
Calle del centro histórico.
Terrazas en la plaza de Saint Pierre.
Iglesia de Saint Pierre.
Otra callejuela del centro histórico de Burdeos.
Place du Parlament.
Muchos bares y restaurantes en las calles del centro.
Place Camille Jullian.
Solitaria calle del centro histórico.
Las torres de la catedral se alzan al fondo de la calle.
Catedral de San Andrés.
La plaza de la catedral, con el palacio Rohan al fondo.
Cafés en la plaza de la catedral.
Campanario Pey-Berland.
Panorámica de Burdeos desde lo alto del campanario Pey-Berland.
El cours de l' Intendance es la principal arteria que atraviesa el centro histórico de Burdeos.
El Gran Teatro de Burdeos y, a la derecha, una cabeza del artista catalán Jaume Plensa.
Monumento a los Girondinos.
Otra bella puerta de entrada al casco histórico de Burdeos.
Callejeando por el centro histórico.
Burdeos esconde pintorescos rincones en su centro histórico.
Puerta de Aquitania, en la plaza de la Victoria.
Otra calle del centro.
Place Gambetta, donde se instaló la guillotina en tiempos de la Revolución Francesa.
Que casualidad! Esta semana pasada he estado en Burdeos y publicaré sobre la ciudad en breves!
ResponderEliminarSaludos!
Hola Elisabet. Una ciudad muy agradable para una escapada. Le echaremos un vistazo a tu post sobre Burdeos. Saludos!
ResponderEliminarBonitas fotografías. Tengo pensado visitar esta ciudad en breve
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