Ginebra
Silueta de Ginebra desde el lago Leman.
Ginebra se levanta en el extremo occidental de Suiza, a orillas del lago Leman, justo donde sus aguas se desparraman formando el nacimiento del río Ródano. La ciudad está tocando la frontera con Francia y, de hecho, desde la terminal del aeropuerto ginebrino se puede acceder directamente al país galo sin pisar territorio suizo.
Llegar al centro de Ginebra también es muy sencillo y, sobre todo, económico. En la zona de recogida de equipajes se pueden sacar unos billetes de tren gratuitos que te plantan en la Gare de Cornavin en menos de diez minutos.
Todo el transporte público de la ciudad es gratis para los turistas. Solo necesitas que el hotel donde estás alojado te rellene una tarjeta de 'guiri' y ya puedes coger trenes, tranvías, autobuses o, incluso, unas pequeñas barcas amarillas que cruzan el lago Leman. Sin duda se agradece este detalle, porque los precios de Ginebra, una de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo, son muy elevados.
El Jet d'Eau es el gran icono de Ginebra y la imagen más fotografiada por los turistas. Es un potente chorro de agua en medio del lago Leman que dispara 500 litros por segundo, a más de 200 km/h y alcanza los 140 metros de altura. ¡Casi nada! Su origen se remonta a 1886, aunque entonces era una válvula que se utilizaba para reducir la presión de una estación hidráulica.
Además de contemplar el Jet d'Eau, pasear por las orillas del lago Leman es otra de las actividades más agradables en Ginebra. Recorriendo la orilla derecha se llega a los parques de La Grange y Eaux-Vives, pulmones verdes de la ciudad, aunque de eso en los Alpes van sobrados. Si continuamos caminando alcanzaremos la playa de la ciudad, donde en verano los ginebrinos se bañan en las frescas aguas del lago.
El centro histórico de Ginebra, con empinadas calles adoquinadas y edificios de piedra oscura, es muy pintoresco. Destaca la catedral de Saint-Pierre, con fantásticas panorámicas de la ciudad desde su campanario (4 francos = 3 euros). Otros edificios históricos son la iglesia de La Madeleine, el ayuntamiento o el colegio Calvino. La Rue de Rive, repleta de tiendas, es la principal calle comercial de la ciudad y atraviesa el centro de punta a punta.
Siguiendo el curso del Ródano se llega a la zona más underground de Ginebra, con bares, pubs y centros de arte moderno como el MAMCO, una vieja nave industrial transformada en museo.
Más lejos del centro se encuentra el barrio de los organismos internacionales. La tradicional neutralidad de Suiza en los conflictos mundiales ha hecho que muchos organismos se instalen en Ginebra, como por ejemplo la ONU, la OMS o la OMC. El Palacio de las Naciones Unidas (ONU) se puede visitar a cambio de 12 francos (10 euros). Son visitas guiadas que duran una hora y que recorren las principales salas del edificio.
Aunque la sede principal de la ONU se encuentra en Nueva York, el Palacio de las Naciones de Ginebra fue el germen del organismo internacional tras la Primera Guerra Mundial, cuando se constituyó como Sociedad de Naciones. Además, sus salas han acogido reuniones históricas, especialmente entre soviéticos y americanos durante los momentos más críticos de la Guerra Fría.
La sala de la Alianza de Civilizaciones es otro lugar destacado, con la famosa cúpula de 20 millones de euros realizada por Miquel Barceló, un regalo del gobierno español. Suele estar llena y lo más normal, como nos ocurrió a nosotros, es que solo se pueda ver de refilón a través de unos cristales. En la entrada principal del Palacio de las Naciones se levanta la famosa Silla Rota, una enorme escultura de madera que denuncia las minas antipersona.
Llegar al centro de Ginebra también es muy sencillo y, sobre todo, económico. En la zona de recogida de equipajes se pueden sacar unos billetes de tren gratuitos que te plantan en la Gare de Cornavin en menos de diez minutos.
Todo el transporte público de la ciudad es gratis para los turistas. Solo necesitas que el hotel donde estás alojado te rellene una tarjeta de 'guiri' y ya puedes coger trenes, tranvías, autobuses o, incluso, unas pequeñas barcas amarillas que cruzan el lago Leman. Sin duda se agradece este detalle, porque los precios de Ginebra, una de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo, son muy elevados.
El Jet d'Eau es el gran icono de Ginebra y la imagen más fotografiada por los turistas. Es un potente chorro de agua en medio del lago Leman que dispara 500 litros por segundo, a más de 200 km/h y alcanza los 140 metros de altura. ¡Casi nada! Su origen se remonta a 1886, aunque entonces era una válvula que se utilizaba para reducir la presión de una estación hidráulica.
El potente chorro del Jet'd'Eau.
El Jet d'Eau forma un pequeño arcoíris sobre el lago Leman.
Primer plano del Jet d'Eau.
Además de contemplar el Jet d'Eau, pasear por las orillas del lago Leman es otra de las actividades más agradables en Ginebra. Recorriendo la orilla derecha se llega a los parques de La Grange y Eaux-Vives, pulmones verdes de la ciudad, aunque de eso en los Alpes van sobrados. Si continuamos caminando alcanzaremos la playa de la ciudad, donde en verano los ginebrinos se bañan en las frescas aguas del lago.
Los Alpes nevados sobre los edificios ginebrinos.
Parque de La Grange.
El centro histórico de Ginebra, con empinadas calles adoquinadas y edificios de piedra oscura, es muy pintoresco. Destaca la catedral de Saint-Pierre, con fantásticas panorámicas de la ciudad desde su campanario (4 francos = 3 euros). Otros edificios históricos son la iglesia de La Madeleine, el ayuntamiento o el colegio Calvino. La Rue de Rive, repleta de tiendas, es la principal calle comercial de la ciudad y atraviesa el centro de punta a punta.
Calle del centro histórico adornada con banderas.
Otra callejuela de la ciudad vieja.
Bonitas fachadas en la Place du Bourg-de-Four.
Terracitas con el Jet d'Eau asomando al fondo.
Iglesia de La Madeleine.
Otra calle adoquinada del centro histórico.
Fachada neoclásica de la catedral de Saint-Pierre.
Panorámica de Ginebra desde el campanario de la catedral de Saint-Pierre.
Otra panorámica desde el campanario, con los Alpes al fondo.
Colegio Calvino, que impartió sus doctrinas reformistas en Ginebra.
Botellón frente al monumento a la Reforma: Farel, Calvino, Teodoro de Beza y Knox.
La transitada Rue de Rive.
Siguiendo el curso del Ródano se llega a la zona más underground de Ginebra, con bares, pubs y centros de arte moderno como el MAMCO, una vieja nave industrial transformada en museo.
Vista del Ródano a su paso por Ginebra.
Tomando el sol junto al Ródano.
Las viejas naves del Batiment des Forces Motrices, hoy día un museo.
Grafiti junto a las aguas del Ródano.
Más lejos del centro se encuentra el barrio de los organismos internacionales. La tradicional neutralidad de Suiza en los conflictos mundiales ha hecho que muchos organismos se instalen en Ginebra, como por ejemplo la ONU, la OMS o la OMC. El Palacio de las Naciones Unidas (ONU) se puede visitar a cambio de 12 francos (10 euros). Son visitas guiadas que duran una hora y que recorren las principales salas del edificio.
Aunque la sede principal de la ONU se encuentra en Nueva York, el Palacio de las Naciones de Ginebra fue el germen del organismo internacional tras la Primera Guerra Mundial, cuando se constituyó como Sociedad de Naciones. Además, sus salas han acogido reuniones históricas, especialmente entre soviéticos y americanos durante los momentos más críticos de la Guerra Fría.
La sala de la Alianza de Civilizaciones es otro lugar destacado, con la famosa cúpula de 20 millones de euros realizada por Miquel Barceló, un regalo del gobierno español. Suele estar llena y lo más normal, como nos ocurrió a nosotros, es que solo se pueda ver de refilón a través de unos cristales. En la entrada principal del Palacio de las Naciones se levanta la famosa Silla Rota, una enorme escultura de madera que denuncia las minas antipersona.
Entrada principal del Palacio de las Naciones.
Sala donde se reunían soviéticos y americanos en la Guerra Fría.
La gran Silla Rota, frente al Palacio de las Naciones.
Nosotros volamos a Ginebra con Easyjet, que tiene los billetes más económicos desde Madrid, y nos alojamos en el hotel Central, que, como su nombre indica, está bien situado en pleno centro histórico de la ciudad. La habitación doble con baño privado y desayuno nos costó 125 francos (103 euros) por noche.
preciosas imagenes
ResponderEliminareste año estuvimos en zurich y nos encanto y estamos pensando viajar a Ginebra asi que gracias
abrazos
Aunque he estado un par de veces en Ginebra, hace ya muchos años y tengo los recuerdos bastante difusos en la memoria. La verdad es que me apetece mucho volver. Buen resumen y buenas fotos.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Bleid y MTTJ, Ginebra es una ciudad muy agradable. Seguro que en verano, con un bañito en el lago Leman, todavía más... Zúrich es un destino que aún tenemos pendiente. Saludos a los dos!!
ResponderEliminarHola, me gusta mucho tu post de Ginebra! Cómo se tiran el rollo entonces con los transportes con los guiris, no? Ya podrían aprender el resto de europeos de los suizos! Oye, dos fotos de postal, la del arco iris y la de los alpes de fondo; de portada, sí señor! Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias M.C.! La verdad que lo del transporte gratis es todo un detalle. Ojalá fuera así en ciudades como Londres o París, donde te dejas una pasta en metros y buses. Saludos!
ResponderEliminarBuenas, solo una consulta, por si alguien sabe. Voy a estar en Ginebra la próxima semana, pero solo de pasada (1 día) antes de seguir camino. Si no voy a pasar la noche en ningún hotel es posible igualmente acceder al pase gratuito del transporte urbano?? Muchas Gracias por la info. Saludos!
ResponderEliminarHola. El tren del aeropuerto al centro de Ginebra sí lo podrás coger gratis. Se puede sacar en una máquina que hay en la terminal de llegadas. El resto del transporte urbano me temo que no será gratis porque necesitas una tarjeta, que nos la dieron en el hotel. De todas formas, revisores prácticamente no hay. Saludos!
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