Península de Karpas
Nuestro segundo día en la República Turcochipriota lo dedicamos a recorrer la Península de Karpas, una delgada franja de tierra en el extremo oriental de la isla, que se adentra unos 80 kilómetros en el mar.
Casi al final de esta península se levanta el monasterio del Apóstol Andrés, un lugar sagrado para los grecochipriotas que un par de veces al año suelen acudir a visitarlo con el permiso de las autoridades turcochipriotas.
En este monasterio se termina la carretera asfaltada y hay que continuar unos 5 kilómetros por un camino de tierra para llegar hasta la punta del cabo del Apóstol San Andrés, donde una enorme bandera turcochipriota marca el extremo oriental de Chipre.
La Península de Karpas también cuenta con muchas otras iglesias bizantinas, la mayoría en ruinas, pero algunas bien conservadas como la de Agios Filon, situada junto al Mediterráneo. Las playas son otro de los grandes atractivos de Karpas y en algunas épocas del año se pueden observar tortugas, que acuden a poner sus huevos en la arena. El agua del mar es cristalina.
En invierno las carreteras de Karpas están prácticamente desiertas y es más fácil cruzarte con un rebaño de ovejas o con algún burro salvaje, animal autóctono de esta península, que con un coche.
Después de visitar la Península de Karpas regresamos hacia Nicosia serpenteando la costa norte de Chipre. Por el camino pasamos por el bonito pueblo de Bellapais, situado en lo alto de una montaña, con fantásticas vistas de la bahía de Kyrenia.
Al llegar a Nicosia, ya de noche, devolvimos el coche y cruzamos, de nuevo, el chek-point de la ciudad para regresar a la zona griega, donde volvimos a alojarnos en el Sky Hotel.
Casi al final de esta península se levanta el monasterio del Apóstol Andrés, un lugar sagrado para los grecochipriotas que un par de veces al año suelen acudir a visitarlo con el permiso de las autoridades turcochipriotas.
En este monasterio se termina la carretera asfaltada y hay que continuar unos 5 kilómetros por un camino de tierra para llegar hasta la punta del cabo del Apóstol San Andrés, donde una enorme bandera turcochipriota marca el extremo oriental de Chipre.
La Península de Karpas también cuenta con muchas otras iglesias bizantinas, la mayoría en ruinas, pero algunas bien conservadas como la de Agios Filon, situada junto al Mediterráneo. Las playas son otro de los grandes atractivos de Karpas y en algunas épocas del año se pueden observar tortugas, que acuden a poner sus huevos en la arena. El agua del mar es cristalina.
En invierno las carreteras de Karpas están prácticamente desiertas y es más fácil cruzarte con un rebaño de ovejas o con algún burro salvaje, animal autóctono de esta península, que con un coche.
Iglesia y mezquita se dan la mano en un pueblo de Karpas.
Estatua ecuestre de Ataturk. Todos los pueblos turcochipriotas tienen una.
Carretera hacia el mar en la península de Karpas.
Iglesia de Agios Filon.
Estrechas carreteras en Karpas.
Casi apetece un baño, aunque estemos en diciembre.
Ovejas pastando junto al mar.
Atravesando la península de Karpas.
Preciosa playa virgen donde acuden las tortugas a desovar.
Monasterio del Apóstol Andrés.
El extremo de la península de Karpas.
El mar, de un precioso color azul cristalino.
Ovejas invadiendo la carretera.
Un burro salvaje de Karpas.
Bello paisaje mediterráneo.
Después de visitar la Península de Karpas regresamos hacia Nicosia serpenteando la costa norte de Chipre. Por el camino pasamos por el bonito pueblo de Bellapais, situado en lo alto de una montaña, con fantásticas vistas de la bahía de Kyrenia.
Al llegar a Nicosia, ya de noche, devolvimos el coche y cruzamos, de nuevo, el chek-point de la ciudad para regresar a la zona griega, donde volvimos a alojarnos en el Sky Hotel.
Calle de Bellapais.
Antigua catedral transformada en restaurante, en Bellapais.
Simpático gatito turcochipriota.
bonitas fotos, me gusta la Iglesia de Agios Filon.
ResponderEliminarVisita mi blog en la sección de cine:
http://cineparausarelcerebro.blogspot.com/