Larnaca
Larnaca es la tercera ciudad más grande de Chipre, con unos 70.000 habitantes, y la puerta de entrada al país porque cuenta con el mayor aeropuerto de la isla. Aunque sus atractivos son escasos decidimos alojarnos la primera noche, ya que aterrizamos pasadas las 22.00 horas.
Un taxi (15 euros) nos llevó al Easyhotel, que habíamos reservado por internet. Es un hotel sencillo de la aerolínea Easyjet, pero una ganga porque la habitación doble con baño privado nos costó 19 euros. A la mañana siguiente dimos un paseo por la ciudad antes de coger un autobús a Nicosia.
El boom del turismo de playa ha cambiado totalmente la fisonomía de Larnaca, cuyo paseo marítimo está presidido por los típicos bloques de apartamentos y hoteles. En los bajos se amontonan restaurantes y bares con terrazas donde en verano se congregan centenares de turistas, británicos en su mayoría, dispuestos a agotar las reservas de cerveza chipriota. En invierno están prácticamente vacías.
El Fuerte de Larnaca, un pequeño torreón amurallado junto al mar, y la Gran Mezquita, que se levanta a su lado, son dos de los edificios históricos más representativos de la ciudad. En sus alrededores se extiende el barrio turco, que todavía conserva algunas callejuelas con cierto encanto. La iglesia bizantina de San Lázaro, del siglo IX, es otro lugar destacado.
Después de comernos nuestro primer kebab cogimos el autobús a Nicosia. Salen desde el paseo marítimo, frente al hotel Sun Hall, y el billete cuesta 3 euros. El trayecto dura una hora.
Un taxi (15 euros) nos llevó al Easyhotel, que habíamos reservado por internet. Es un hotel sencillo de la aerolínea Easyjet, pero una ganga porque la habitación doble con baño privado nos costó 19 euros. A la mañana siguiente dimos un paseo por la ciudad antes de coger un autobús a Nicosia.
El boom del turismo de playa ha cambiado totalmente la fisonomía de Larnaca, cuyo paseo marítimo está presidido por los típicos bloques de apartamentos y hoteles. En los bajos se amontonan restaurantes y bares con terrazas donde en verano se congregan centenares de turistas, británicos en su mayoría, dispuestos a agotar las reservas de cerveza chipriota. En invierno están prácticamente vacías.
El Fuerte de Larnaca, un pequeño torreón amurallado junto al mar, y la Gran Mezquita, que se levanta a su lado, son dos de los edificios históricos más representativos de la ciudad. En sus alrededores se extiende el barrio turco, que todavía conserva algunas callejuelas con cierto encanto. La iglesia bizantina de San Lázaro, del siglo IX, es otro lugar destacado.
Después de comernos nuestro primer kebab cogimos el autobús a Nicosia. Salen desde el paseo marítimo, frente al hotel Sun Hall, y el billete cuesta 3 euros. El trayecto dura una hora.
Apartamentos y hoteles forman el perfil de Larnaca.
Paseando por el paseo marítimo de Larnaca.
Arena oscura en la playa.
Cuidado con tirarse de cabeza al agua.
El fuerte de Larnaca.
El minarete de la gran mezquita emerge tras la entrada al fuerte.
El litoral del barrio turco.
Niños pescando.
Calle del barrio turco.
Campanario de la iglesia de San Lázaro.
Fachada del museo arqueológico.
Tengo muchas ganas de conocer Chipre, Esa mezcla de culturas me atrae enormemente. Lo estamos barajando como una posibilidad para principios de verano. Tu información me será de gran utilidad.
ResponderEliminarHola MTTJ. Es un buen destino para un viaje de relax. Además, a principios de verano seguro que podrás aprovechar las playas!! En diciembre estaba todo un poco muerto... Saludos!
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