Oslo
Aterrizamos en el aeropuerto de Rygge con un par de horas de retraso en un vuelo de Ryanair. Rygge es un pequeño aeródromo para vuelos de bajo coste situado a unos 70 km al sur de Oslo. Se tarda algo más de una hora en llegar al centro de la ciudad en autobús (250 coronas = 32 euros el billete de ida y vuelta).
Oslo es una moderna ciudad anclada al final de un fiordo del mismo nombre. No es muy grande y se recorre fácilmente a pie. Fundada en el siglo XI por Harald Hardrade, uno de los últimos reyes vikingos, fue un pequeño enclave portuario a la sombra de la gran ciudad comercial de Bergen. Poco a poco Oslo fue ganando importancia y desplazando a su vecina hasta que dos siglos más tarde asumió la capitalidad de Noruega.
Bajo los dominios danés y sueco la ciudad se denominó Christiania, nombre que conservó hasta 1924 cuando la ya independiente Noruega decidió recuperar el antiguo nombre de Oslo, de origen vikingo.
El puerto, Brygge, es el lugar más atractivo de Oslo, con un bonito muelle de madera y viejos edificios restaurados y convertidos en restaurantes, bares o centros comerciales. También se levantan en esta zona modernos edificios de apartamentos para los noruegos más pudientes.
Desde los muelles del Brygge, donde por la tarde atracan los barcos de pesca para vender directamente sus capturas a los oslitas, se divisa la magnífica silueta del Castillo de Akershus, una fortaleza medieval construida para defender la ciudad de los invasores. Desde los jardines del castillo se obtienen buenas panorámicas del puerto viejo de Oslo.
En la entrada del puerto también se levanta el Ayuntamiento, Radhus, terminado en 1950 para conmemorar el 900 aniversario de la fundación de la ciudad. Sus dos toscas torres de oscuro ladrillo rojo presentan un aspecto amenazador, que bien podrían ser la sede del Ministerio de la Verdad, en la novela 1984 de George Orwell. Los alrededores del Radhus están decorados con curiosas esculturas.
Desde los muelles del Brygge se puede coger un ferry hasta la Península de Bygdoy (54 coronas = 6,9 euros, ida y vuelta), donde se encuentran algunos de los mejores museos de la ciudad como el Museo Vikingo (60 coronas = 7,6 euros), que exhibe varios barcos originales de la época. El Polarship Museum (60 coronas) esconde el barco con el que Roald Amundsen llegó al Polo Sur y el Kon-Tiki está dedicado al aventurero noruego Thor Heyerdahl, que, entre otras expediciones, cruzó el Pacífico con una barca de juncos del Lago Titicaca.
De vuelta al centro de la ciudad podemos acercarnos al puerto de mercancías para contemplar el nuevo Palacio de la Ópera, inaugurado en 2008. Es un enorme edificio construido con mármol blanco y cristal que representa un iceberg emergiendo de las aguas del mar. Se puede trepar por sus tejados, que llegan hasta el suelo y en el interior hay wifi gratis.
Alejándonos un poco del puerto hay que pasear por Karl Johans Gate, la calle más comercial de Oslo, que va desde el moderno barrio de la estación central hasta el Palacio Real. Por el camino cruza otros edificios emblemáticos de Oslo como la Catedral, el Parlamento, el Teatro Nacional o la Universidad.
Tampoco hay que perderse la National Gallery (50 coronas = 6,4), el museo más importante de Noruega, con pinturas de todas las épocas y de los más grandes artistas (Picasso, El Greco o Velázquez, incluidos). La obra estrella, sin embargo, es El Grito de Edvard Munch, que se exhibe en sus salas y no en el Museo Munch, mucho más alejado del centro.
El Parque Vigeland es otra visita imprescindible. Un museo al aire libre salpicado de esculturas surrealistas del escultor noruego Gustav Vigeland. Para llegar se puede coger un tranvía desde el centro (27 coronas = 3,4 euros).
En Oslo nos alojamos en el hotel Comfort Xpress, un hotel muy recomendable en el centro de la ciudad. La doble nos salió por 580 coronas la noche (74 euros) a través de la web de booking. Hay café e internet gratis y en el bar venden cervezas a 35 coronas (4,4 euros), el precio más competitivo de toda Noruega.
Oslo es una moderna ciudad anclada al final de un fiordo del mismo nombre. No es muy grande y se recorre fácilmente a pie. Fundada en el siglo XI por Harald Hardrade, uno de los últimos reyes vikingos, fue un pequeño enclave portuario a la sombra de la gran ciudad comercial de Bergen. Poco a poco Oslo fue ganando importancia y desplazando a su vecina hasta que dos siglos más tarde asumió la capitalidad de Noruega.
Bajo los dominios danés y sueco la ciudad se denominó Christiania, nombre que conservó hasta 1924 cuando la ya independiente Noruega decidió recuperar el antiguo nombre de Oslo, de origen vikingo.
El puerto, Brygge, es el lugar más atractivo de Oslo, con un bonito muelle de madera y viejos edificios restaurados y convertidos en restaurantes, bares o centros comerciales. También se levantan en esta zona modernos edificios de apartamentos para los noruegos más pudientes.
Desde los muelles del Brygge, donde por la tarde atracan los barcos de pesca para vender directamente sus capturas a los oslitas, se divisa la magnífica silueta del Castillo de Akershus, una fortaleza medieval construida para defender la ciudad de los invasores. Desde los jardines del castillo se obtienen buenas panorámicas del puerto viejo de Oslo.
En la entrada del puerto también se levanta el Ayuntamiento, Radhus, terminado en 1950 para conmemorar el 900 aniversario de la fundación de la ciudad. Sus dos toscas torres de oscuro ladrillo rojo presentan un aspecto amenazador, que bien podrían ser la sede del Ministerio de la Verdad, en la novela 1984 de George Orwell. Los alrededores del Radhus están decorados con curiosas esculturas.
Desde los muelles del Brygge se puede coger un ferry hasta la Península de Bygdoy (54 coronas = 6,9 euros, ida y vuelta), donde se encuentran algunos de los mejores museos de la ciudad como el Museo Vikingo (60 coronas = 7,6 euros), que exhibe varios barcos originales de la época. El Polarship Museum (60 coronas) esconde el barco con el que Roald Amundsen llegó al Polo Sur y el Kon-Tiki está dedicado al aventurero noruego Thor Heyerdahl, que, entre otras expediciones, cruzó el Pacífico con una barca de juncos del Lago Titicaca.
De vuelta al centro de la ciudad podemos acercarnos al puerto de mercancías para contemplar el nuevo Palacio de la Ópera, inaugurado en 2008. Es un enorme edificio construido con mármol blanco y cristal que representa un iceberg emergiendo de las aguas del mar. Se puede trepar por sus tejados, que llegan hasta el suelo y en el interior hay wifi gratis.
Alejándonos un poco del puerto hay que pasear por Karl Johans Gate, la calle más comercial de Oslo, que va desde el moderno barrio de la estación central hasta el Palacio Real. Por el camino cruza otros edificios emblemáticos de Oslo como la Catedral, el Parlamento, el Teatro Nacional o la Universidad.
Tampoco hay que perderse la National Gallery (50 coronas = 6,4), el museo más importante de Noruega, con pinturas de todas las épocas y de los más grandes artistas (Picasso, El Greco o Velázquez, incluidos). La obra estrella, sin embargo, es El Grito de Edvard Munch, que se exhibe en sus salas y no en el Museo Munch, mucho más alejado del centro.
El Parque Vigeland es otra visita imprescindible. Un museo al aire libre salpicado de esculturas surrealistas del escultor noruego Gustav Vigeland. Para llegar se puede coger un tranvía desde el centro (27 coronas = 3,4 euros).
En Oslo nos alojamos en el hotel Comfort Xpress, un hotel muy recomendable en el centro de la ciudad. La doble nos salió por 580 coronas la noche (74 euros) a través de la web de booking. Hay café e internet gratis y en el bar venden cervezas a 35 coronas (4,4 euros), el precio más competitivo de toda Noruega.
El Ayuntamiento de Oslo, Radhus.
Campanario de la catedral de Oslo.
El Palacio Real se levanta al fondo.
Parlamento de Noruega.
Puerto viejo de Oslo.
Bonito paseo junto al Brygge, el puerto viejo de Oslo.
Modernos edificios en el Brygge.
Con el barquito aparcado en la puerta de casa.
Cargando el coche eléctrico en un párking de la calle.
Los pescadores venden directamente sus capturas desde el barco.
Asando salmón en los alrededores del Brygge.
Gaviota frente a la silueta de Oslo.
Fantástico barco vikingo original, del siglo IX, en el Museo Vikingo.
Castillo de Akershus.
Patio del Castillo de Akershus.
Panorámica del puerto viejo de Oslo desde el Castillo de Akershus.
El moderno edificio de la Ópera de Oslo.
Trepando por el tejado del Palacio de la Ópera.
Plaza de la estación.
Karl Johans Gate, la calle más comercial de la capital noruega.
El Nobel Peace Center. Oslo entrega cada año el Nobel de la Paz.
Teatro Nacional.
Entrada al Parque Vigeland.
Paseando por el Parque Vigeland.
Todo el parque está lleno de esculturas de Vigeland.
Surrealismo puro en el Parque Vigeland.
¿Sol poquito? ¿no?
ResponderEliminarMuy bonitas las fotos, qué pena lo del atentado.
Saludos viajeros
Hola Paco. Sí, demasiada lluvia tienen estos noruegos... quizás en julio-agosto haga mejor tiempo, pero en junio nos llovió bastante. Realmente una pena lo del atentado. Un saludo!
ResponderEliminarMe encanta la entrada y las fotos. Noruega lo tengo en la agenda para un futuro....Lo peor los precios no??
ResponderEliminarUn saludo
Hola Fran. Si lo peor son los precios, pero vigilando de cerca la cartera merece mucho la pena. Saludos desde Mombasa! Telemaco.
ResponderEliminarmuy bonitas fotos.Nos vamos el 6 de septiembre y esperamos bastante fresquito.Saludos desde Barcelona
ResponderEliminarEnhorabuena por las fotos y los tips de viaje que nos dejas como reseña para futuros viajeros, mi aventura empieza en Octubre 9 días para disfrutar de naturaleza, bonitos paisajes, su cultura y entorno.
ResponderEliminarLa ruta que tengo pensado es Oslo, Stavanger, Bergen visitar los fiordos, alguna sugerencia adicional?
saludos a todos..^^!!
Hola Duskfilth. Me parece una buena ruta y espero que la disfrutes. Dedica el máximo tiempo posible a paisajes y naturaleza porque es lo mejor de Noruega. Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias por la información!
ResponderEliminarTengo que ir a Oslo en diciembre y me va a venir muy bien.
Y además estará todo nevado y muy bonito.
Preferiría ir en otra época pero voy por trabajo..ejej