Monasterio de Piedra
En la provincia de Zaragoza, oculto entre las montañas del Sistema Ibérico, nos encontramos con el Monasterio de Piedra, un antiguo centro espiritual rodeado de un sobrecogedor paisaje de cascadas, lagos y cuevas ocultas.
El Monasterio se construye a partir de una antigua fortaleza musulmana usada durante el período de la Reconquista. En 1194, Alfonso II de Aragón cede el castillo a la Orden del Císter y son estos monjes los que se encargan durante 23 años de la construcción del monasterio, finalizado en 1218. La Orden vivió aquí durante 700 años hasta 1835, cuando a raíz de la Desamortización de Mendizábal, se obligó a los monjes a abandonar su casa.
El Monasterio es una mezcla de estilos arquitectónicos: Mudéjar, Románico, Gótico, Renacentista y Barroco. Después de ser expropiado, la gente del lugar entró a saquearlo destrozando todo lo que hallaban a su paso. Es la razón por la que todas las esculturas situadas a menos de tres metros del suelo aparecen decapitadas y sin manos. La Iglesia es, sin duda, la más dañada de todo el conjunto arquitectónico. Se encuentra sin techo y totalmente en ruinas. Aún así, se puede bajar a una pequeña cripta donde se hallan los restos de algunos de los monjes que en su día lo habitaron.
Lo más espectacular de la visita es el Parque Natural que rodea al Monasterio. Existe un itinerario claramente indicado junto con un recorrido adicional para aquellos que se queden con sabor a poco. La ruta completa dura tranquilamente unas dos horas y media. En este tiempo, podemos disfrutar del encanto de la naturaleza y de las maravillas que con los años ha esculpido el río Piedra a su paso por las rocas formando grutas, cascadas y lagos.
El plato estrella es la Cola de caballo, una impresionante catarata de más de 50 metros que oculta en su interior la Gruta Iris. A través de ella, podemos descender a las entrañas de la cascada. Pero ésta no es la única caída de agua con la que podremos deleitarnos en nuestra visita.
El parque está repleto de cascadas y corrientes de agua que descienden por encima de las rocas. También podemos pasear por el lago del Espejo y ver la cría de la trucha en las piscifactorías que datan del siglo XIX. Además, se puede disfrutar de una exhibición de vuelos de rapaces, a determinadas horas del día.
La entrada al monasterio cuesta 8 euros. Si se incluye la visita al parque, 13,5 euros. Ni que decir tiene que esta última es la mejor elección. Junto a las taquillas hay merenderos y varios restaurantes por si la idea es que la excursión se alargue el día entero.
El Monasterio se construye a partir de una antigua fortaleza musulmana usada durante el período de la Reconquista. En 1194, Alfonso II de Aragón cede el castillo a la Orden del Císter y son estos monjes los que se encargan durante 23 años de la construcción del monasterio, finalizado en 1218. La Orden vivió aquí durante 700 años hasta 1835, cuando a raíz de la Desamortización de Mendizábal, se obligó a los monjes a abandonar su casa.
El Monasterio es una mezcla de estilos arquitectónicos: Mudéjar, Románico, Gótico, Renacentista y Barroco. Después de ser expropiado, la gente del lugar entró a saquearlo destrozando todo lo que hallaban a su paso. Es la razón por la que todas las esculturas situadas a menos de tres metros del suelo aparecen decapitadas y sin manos. La Iglesia es, sin duda, la más dañada de todo el conjunto arquitectónico. Se encuentra sin techo y totalmente en ruinas. Aún así, se puede bajar a una pequeña cripta donde se hallan los restos de algunos de los monjes que en su día lo habitaron.
Lo más espectacular de la visita es el Parque Natural que rodea al Monasterio. Existe un itinerario claramente indicado junto con un recorrido adicional para aquellos que se queden con sabor a poco. La ruta completa dura tranquilamente unas dos horas y media. En este tiempo, podemos disfrutar del encanto de la naturaleza y de las maravillas que con los años ha esculpido el río Piedra a su paso por las rocas formando grutas, cascadas y lagos.
El plato estrella es la Cola de caballo, una impresionante catarata de más de 50 metros que oculta en su interior la Gruta Iris. A través de ella, podemos descender a las entrañas de la cascada. Pero ésta no es la única caída de agua con la que podremos deleitarnos en nuestra visita.
El parque está repleto de cascadas y corrientes de agua que descienden por encima de las rocas. También podemos pasear por el lago del Espejo y ver la cría de la trucha en las piscifactorías que datan del siglo XIX. Además, se puede disfrutar de una exhibición de vuelos de rapaces, a determinadas horas del día.
La entrada al monasterio cuesta 8 euros. Si se incluye la visita al parque, 13,5 euros. Ni que decir tiene que esta última es la mejor elección. Junto a las taquillas hay merenderos y varios restaurantes por si la idea es que la excursión se alargue el día entero.
Precioso lugar sin duda una de las joyas de la zona...
ResponderEliminarfelicidades por las imagenes
un saludo
Hola Bleid
ResponderEliminarEs un sitio fantático para relajarse un fin de semana!!
Saludos!