Amsterdam

Volamos con Ryanair al aeropuerto de Eindhoven para pasar un lluvioso fin de semana en Amsterdam. Solo merece la pena volar a este aeropuerto si el billete de avión es realmente una ganga porque luego hay que sumarle 42 euros de autobús para llegar hasta la estación central de Amsterdam (ida y vuelta). El trayecto dura casi dos horas.

Amsterdam es famosa por sus coffee-shops y por su Barrio Rojo, que atraen a miles de turistas en busca de marihuana y prostitutas. Evidentemente la ciudad tiene mucho más que ofrecer, pero no hay que dejar de pasear por los escaparates del Barrio Rojo al anochecer y disfrutar del suculento menú de un coffee-shop. La capital holandesa es, sin duda, una de las más animadas de Europa.

Cumplida la tradición, lo mejor de Amsterdam es perderse por las callejuelas de su pintoresco casco antiguo. Las viejas fachadas torcidas por el peso de los años, la ausencia de tráfico y los canales surcados por barcas crean la atmósfera ideal para patear la ciudad, aunque sea con el paraguas en la mano. En días soleados no es mala idea alquilar una bici.

La plaza Dam, atravesada por varias líneas de tranvía, es el corazón de Amsterdam y está dominada por el Palacio Real y la iglesia Nueva, del siglo XV y hoy día transformada en un museo. Desde la plaza nacen las principales calles peatonales de la ciudad, repletas de comercios.

Al sur del casco antiguo se encuentra el llamado barrio de los museos donde destacan el Museo Van Gogh y el Rijksmusem. Para el primero es buena idea comprar las entradas por internet y así evitar largas colas en la entrada. Cerca de los museos está el Vondelpark, auténtico pulmón de la ciudad, ideal para recorrer en bici.

Otra visita imprescindible es la Casa de Ana Frank, en el barrio de Jordan, para ver donde se escondió con su familia durante la ocupación nazi. También es bueno comprar las entradas por internet.

La iglesia Vieja, la de San Nicolás, los mercados de flores, un paseo en barco por los canales, la plaza Leidseplein, la torre Munttoren... son otros de los muchos lugares destacados de la ciudad.

Nos alojamos en el hotel Aspen, bien situado a cinco minutos de la plaza Dam y muy cerca de la casa de Ana Frank. La habitación doble con baño compartido nos costó 60 euros la noche.

Plaza Dam, corazón de Amsterdam.

Calle peatonal en el centro histórico.

Bonitas vistas al canal.

Una amplia red de canales atraviesa Amsterdam.

Otra agradable calle para pasear.

Capullos de tulipanes a punto de abrirse.

Bicicletas aparcadas, el principal medio de transporte en Amsterdam.

Bonita panorámica desde un puente.

A la izquierda está el mercado de flores Bloemenmarkt.

Interior del mercado de flores.

Detalle de la flores expuestas.

Un barco pasa por debajo del puente.

Pintorescas fachadas al otro lado del canal.

Otra de fachadas.

Los cimientos ceden y las viejas casas se tuercen.

El campanario de la Zuiderkerk se levanta al fondo.

Las casas se levantan sobre el mismo canal.

La iglesia Vieja, Oudekerk, aparece a lo lejos.

Más pintorescas fachadas.

El campanario Munttoren.

Meaderos poco higiénicos en medio de la calle. Te arrimas y te la sacas.

¿Cuál era mi bici?

Hay muchos puestos de hot-dogs y patatas en la calle.

Otro canal de Amsterdam.

Una casita flotante, muchos amsterdameses viven en barcos.

Animada calle de barrio.

La iglesia de San Nicolás se abre hueco entre las casas.

Plaza Niewmarkt.

Un coffee-shop.

Canal en el Barrio Rojo.

Al atardecer empieza a animarse el Barrio Rojo.

Sex-shops, locales de striptease, show-girls... el Barrio Rojo.

Prostituta en uno de los escaparates del Barrio Rojo.