Luang Prabang
Luang Prabang es la capital del norte de Laos y la ciudad más turística del país. Sus cientos de templos desperdigados en la confluencia de los ríos Mekong y Nam Khan la convierten en un destino muy atractivo para los turistas, que la Unesco se encarga de proteger con una buena inyección de divisas.
Las calles del centro, rodeadas de preciosas casas de estilo colonial francés, han sido perfectamente restauradas, igual que sus templos y palacios. La mayoría esconde buenos restaurantes y algunos hoteles de precios astronómicos, aunque también se pueden encontrar bonitas pensiones más asequibles.
Nos alojamos en el hotel Villa Sokxai, una bella casa colonial situada en la calle principal. La doble con baño y aire acondicionado nos costó 18 dólares. En el piso superior tiene un balcón desde donde se puede ver la procesión diaria de los monjes pidiendo limosna al amanecer.
En Luang Prabang hay cientos de templos para visitar y la mejor forma de hacerlo es alquilando una bicicleta. Destaca la colina Phu Si, que se levanta frente al Palacio Real, con unas magníficas vistas panorámicas de la ciudad.
También vale la pena recorrer su mercado diurno donde venden todo tipo de alimentos y animales vivos, como por ejemplo ranas. Al atardecer se monta un mercado nocturno en la calle principal Sisavangvong, con preciosas piezas de artesanía que los lugareños de los pueblos colindantes acuden a vender.
Pero Luang Prabang es mucho más que su centro urbano y con una bicicleta se pueden recorrer los alrededores envueltos siempre de una agradable atmósfera tropical. Con una barca se puede cruzar a la otra orilla del Mekong para visitar la villa de Ban Xieng Maen, una típica aldea laosiana sin apenas turistas, que esconde algunos templos interesantes.
Otra excursión recomendable es visitar las cascadas de Kuang Si, un lugar genial para darse un chapuzón o para recorrer sus pintorescos saltos de agua. Sólo hay que remontar un poco el río para encontrarse con una impresionante cascada de más de 20 metros. En el centro de visitantes hay un cercado con osos malayos.
Las calles del centro, rodeadas de preciosas casas de estilo colonial francés, han sido perfectamente restauradas, igual que sus templos y palacios. La mayoría esconde buenos restaurantes y algunos hoteles de precios astronómicos, aunque también se pueden encontrar bonitas pensiones más asequibles.
Nos alojamos en el hotel Villa Sokxai, una bella casa colonial situada en la calle principal. La doble con baño y aire acondicionado nos costó 18 dólares. En el piso superior tiene un balcón desde donde se puede ver la procesión diaria de los monjes pidiendo limosna al amanecer.
En Luang Prabang hay cientos de templos para visitar y la mejor forma de hacerlo es alquilando una bicicleta. Destaca la colina Phu Si, que se levanta frente al Palacio Real, con unas magníficas vistas panorámicas de la ciudad.
También vale la pena recorrer su mercado diurno donde venden todo tipo de alimentos y animales vivos, como por ejemplo ranas. Al atardecer se monta un mercado nocturno en la calle principal Sisavangvong, con preciosas piezas de artesanía que los lugareños de los pueblos colindantes acuden a vender.
Pero Luang Prabang es mucho más que su centro urbano y con una bicicleta se pueden recorrer los alrededores envueltos siempre de una agradable atmósfera tropical. Con una barca se puede cruzar a la otra orilla del Mekong para visitar la villa de Ban Xieng Maen, una típica aldea laosiana sin apenas turistas, que esconde algunos templos interesantes.
Otra excursión recomendable es visitar las cascadas de Kuang Si, un lugar genial para darse un chapuzón o para recorrer sus pintorescos saltos de agua. Sólo hay que remontar un poco el río para encontrarse con una impresionante cascada de más de 20 metros. En el centro de visitantes hay un cercado con osos malayos.
Wat Xieng Thong, cerca de la desembocadura del Nam Khan.
Otro bello templo de Luang Prabang.
Un monje camina por una calle de Luang Prabang.
Más templos de estilo laosiano.
Jóvenes novicios reposando.
Limpiando las calles del centro.
Mercado diurno de comida, cerca del Palacio Real.
Las piñas son exquisitas.
Más puestos de alimentos.
Dos chavales pasean por el mercado.
Ricos vegetales.
El fantástico Wat Ho Pha Bang, dentro del recinto del Palacio Real.
Monjes saliendo de la escuela.
La colina Phu Si se levanta al fondo de la calle.
Vista del Mekong desde la colina Phu Si.
Panorámica de Luang Prabang desde la colina Phu Si.
Una calle del centro de la ciudad.
Calle Sisavangvong, repleta de bares y restaurantes.
Casas coloniales en la calle Sisavangvong.
Protegiéndose de la lluvia con un paraguas.
Mercado nocturno de artesanía.
Excursión en bicicleta por los alrededores de Luang Prabang.
Bonito puente de hierro sobre el Nam Khan.
Preciosa vista del Nam Khan.
El Wat Pa Phon Phao se levanta sobre la espesa jungla.
Entrenando para una regata de barcas en el Mekong.
Embarcadero en el Mekong.
Calle principal de Ban Xieng Maen, al otro lado del Mekong.
Abuela de Ban Xieng Maen.
Haciendo la colada junto a los pollos.
Niños en Ban Xieng Maen.
Más chavales a bordo de un remolque.
Wat Xieng Maen, bello templo entre la selva.
Las mariposas laosianas son enormes.
Un monje del Wat Long Khun nos hizo de guía en una cueva cercana al templo.
Aquí nos invita a seguirle por la oscuridad de la cueva.
Detalle del tejado de un templo, de vuelta a Luang Prabang.
Monjes esperando la hora de pedir limosna, al amanecer.
Procesión de monjes pidiendo limosna.
Sigue la caravana de monjes al amanecer.
Los monjes suelen recibir bolas de arroz como limosna.
La procesión de monjes rodea un templo.
Viaje en tuk-tuk hacia las cascadas de Kuang Si.
Cascada de Kuang Si, en medio de la selva.
Los saltos de agua de Kuang Si son muy pintorescos.
Zona de baño en las cascadas de Kuang Si.
De vuelta a Luang Prabang.
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