De Egilsstadir a Husavik (290 km)
A la mañana siguiente nos levantamos pronto para poner rumbo a Husavik, aldea ballenera bañada por las heladas aguas del océano Ártico. Al salir de Egilsstadir, la Ring Road se adentra durante unos 150 km hacia el interior de Islandia cruzando un paisaje desértico y desolador. No hay pueblos y apenas se ve alguna casa perdida en mitad de la nada.
Superado este desierto llegamos al desvío hacia el parque nacional de Jokulsargljufur (vaya nombrecito) donde se encuentra la catarata de Dettifoss, la más caudalosa de Europa. Esta catarata iba a ser nuestra primera parada del día, pero fue una decepción encontrar la carretera cerrada con un cartel que prohibía el paso, incluso con un 4x4. Son los inconvenientes de visitar Islandia en mayo. Muy a nuestro pesar nos olvidamos de Dettifoss y seguimos con el itinerario previsto hacia la zona de Krafla.
Krafla: Unos 20 km más hacia el oeste empezamos a ver las columnas de humo que emergen de la tierra en la zona volcánica de Krafla. Luego hay que desviarse unos 7 km desde la Ring Road para llegar al corazón de esta pequeña región repleta de volcanes en activo, campos de lava, fumarolas y calderas donde hierve constantemente el agua sulfurosa. Una enorme estación geotérmica aprovecha este calor del subsuelo para producir electricidad.
En Krafla hay montones de rutas para caminar y muchas cosas interesantes que ver como el cráter del volcán StoraViti, que esconde una pequeña laguna en su interior. Pero la gran atracción es pasear por el cráter del volcán Leirhnjukur, todavía en activo como así te lo recuerdan montones de carteles alertándote de que el paseo es bajo tu propia responsabilidad. A pesar de los cartelitos, vale la pena recorrer el volcán esquivando las grietas de la tierra por las que se escapa humo y ardiente vapor de agua. El campo de lava cubierto de nieve que rodea el volcán es precioso y también traicionero porque el calor de la tierra derrite la nieve escondiendo grietas. Hay que mirar bien donde se pisa y no alejarse de los senderos con balizas.
Volviendo a la Ring Road no hay que olvidarse de visitar las calderas y fumarolas de Hverir, justo al lado de la carretera. El azufre que desprenden huele fatal, pero es recomendable dedicar un tiempo a seguir los senderos para deleitarse viendo el agua hirviendo o las columnas de humo emergiendo desde las entrañas del planeta.
Lago Myvatn: A pocos kilómetros de Krafla se encuentra este precioso lago, también de origen volcánico, rodeado de volcanes, campos de lava y montañas nevadas. Su nombre significa lago de los mosquitos, aunque en mayo la cosa tampoco era para tanto. Imagino que en verano será peor.
Reykjahlid es el pueblo principal del lago, aunque no deja de ser una pequeña aldea con una gasolinera-supermercado. Suele ser el punto de partida para comenzar a recorrer el lago, que tiene 30 km de perímetro. Hay muchos sitios de interés para detenerse a contemplar el lago o hacer caminatas por la zona.
Nosotros nos detuvimos en el campo de lava de Dimmuborgir donde te puedes perder recorriendo el inmenso laberinto que forma la rocosa lava solidificada. Hay muchas rutas y todas están marcadas con balizas de colores. Desde aquí fuimos caminando hasta el cráter del volcán Hverfell en un largo trekking de unos 10 km entre ida y vuelta. Al llegar vimos que también se podía llegar en coche hasta la misma base del volcán por el lado opuesto, pero, a pesar del cansancio, la caminata es recomendable. Las vistas del lago Myvatn desde lo alto del volcán son magníficas y se divisan perfectamente los llamados pseudocráteres, pequeños islotes que emergen en medio del lago.
Husavik: Para ir desde el lago Myvatn hasta Husavik hay que dejar la Ring Road y seguir la carretera 87 durante unos 50 km. Husavik es uno de los pueblos de Islandia que más nos gustó, con casitas de colores y un bonito puerto pesquero con dos o tres bares donde tomarse una cerveza. Todo un lujo en las aburridas aldeas islandesas. Nos alojamos en la guesthouse Emhild Olsen, que aparece en la Lonely Planet. La doble con baño y cocina compartido nos costó 6.500 coronas (38 euros). Barata y recomendable.
Superado este desierto llegamos al desvío hacia el parque nacional de Jokulsargljufur (vaya nombrecito) donde se encuentra la catarata de Dettifoss, la más caudalosa de Europa. Esta catarata iba a ser nuestra primera parada del día, pero fue una decepción encontrar la carretera cerrada con un cartel que prohibía el paso, incluso con un 4x4. Son los inconvenientes de visitar Islandia en mayo. Muy a nuestro pesar nos olvidamos de Dettifoss y seguimos con el itinerario previsto hacia la zona de Krafla.
Krafla: Unos 20 km más hacia el oeste empezamos a ver las columnas de humo que emergen de la tierra en la zona volcánica de Krafla. Luego hay que desviarse unos 7 km desde la Ring Road para llegar al corazón de esta pequeña región repleta de volcanes en activo, campos de lava, fumarolas y calderas donde hierve constantemente el agua sulfurosa. Una enorme estación geotérmica aprovecha este calor del subsuelo para producir electricidad.
En Krafla hay montones de rutas para caminar y muchas cosas interesantes que ver como el cráter del volcán StoraViti, que esconde una pequeña laguna en su interior. Pero la gran atracción es pasear por el cráter del volcán Leirhnjukur, todavía en activo como así te lo recuerdan montones de carteles alertándote de que el paseo es bajo tu propia responsabilidad. A pesar de los cartelitos, vale la pena recorrer el volcán esquivando las grietas de la tierra por las que se escapa humo y ardiente vapor de agua. El campo de lava cubierto de nieve que rodea el volcán es precioso y también traicionero porque el calor de la tierra derrite la nieve escondiendo grietas. Hay que mirar bien donde se pisa y no alejarse de los senderos con balizas.
Volviendo a la Ring Road no hay que olvidarse de visitar las calderas y fumarolas de Hverir, justo al lado de la carretera. El azufre que desprenden huele fatal, pero es recomendable dedicar un tiempo a seguir los senderos para deleitarse viendo el agua hirviendo o las columnas de humo emergiendo desde las entrañas del planeta.
Lago Myvatn: A pocos kilómetros de Krafla se encuentra este precioso lago, también de origen volcánico, rodeado de volcanes, campos de lava y montañas nevadas. Su nombre significa lago de los mosquitos, aunque en mayo la cosa tampoco era para tanto. Imagino que en verano será peor.
Reykjahlid es el pueblo principal del lago, aunque no deja de ser una pequeña aldea con una gasolinera-supermercado. Suele ser el punto de partida para comenzar a recorrer el lago, que tiene 30 km de perímetro. Hay muchos sitios de interés para detenerse a contemplar el lago o hacer caminatas por la zona.
Nosotros nos detuvimos en el campo de lava de Dimmuborgir donde te puedes perder recorriendo el inmenso laberinto que forma la rocosa lava solidificada. Hay muchas rutas y todas están marcadas con balizas de colores. Desde aquí fuimos caminando hasta el cráter del volcán Hverfell en un largo trekking de unos 10 km entre ida y vuelta. Al llegar vimos que también se podía llegar en coche hasta la misma base del volcán por el lado opuesto, pero, a pesar del cansancio, la caminata es recomendable. Las vistas del lago Myvatn desde lo alto del volcán son magníficas y se divisan perfectamente los llamados pseudocráteres, pequeños islotes que emergen en medio del lago.
Husavik: Para ir desde el lago Myvatn hasta Husavik hay que dejar la Ring Road y seguir la carretera 87 durante unos 50 km. Husavik es uno de los pueblos de Islandia que más nos gustó, con casitas de colores y un bonito puerto pesquero con dos o tres bares donde tomarse una cerveza. Todo un lujo en las aburridas aldeas islandesas. Nos alojamos en la guesthouse Emhild Olsen, que aparece en la Lonely Planet. La doble con baño y cocina compartido nos costó 6.500 coronas (38 euros). Barata y recomendable.
Muchos islotes salpican las aguas del Myvatn.
SI, TODO PRECIOSO, PERO ESA GENTE SE TIENE QUE ABURRIR COMO MOSCAS.
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