Milán
Aprovechamos otro vuelo barato de Ryanair para pasar un fin de semana en Milán y por 40 euros (ida y vuelta) nos plantamos en el aeropuerto de Bérgamo, con sus fantásticas vistas de los Alpes nevados de fondo. Desde este aeródromo salen cada media hora autobuses que te dejan en la estación Central de Milán en menos de 50 minutos. Existen varias compañías y los precios rondan los 14 euros ida y vuelta.
Por internet habíamos reservado en el Hotel La Serena, a diez minutos andando desde la estación central. Sus tarifas son algo caras, pero a través de la web de booking nos salió por 55 euros la noche en habitación doble con un buen desayuno buffet incluido. Hasta el Duomo hay 25 minutos caminando y las habitaciones están bien para los precios que se barajan en Milán.
La capital lombarda es el centro industrial y financiero de Italia y uno de los principales de Europa. Su área metropolitana tiene 4 millones de habitantes, pero el centro de la ciudad se puede recorrer fácilmente a pie. El metro y los viejos tranvías, algunos de principios de siglo, recorren sus calles, son baratos y ayudan cuando el cansancio aprieta.
La Piazza del Duomo es el corazón de Milán y está dominada por su fantástica catedral de mármol blanco, la cuarta más grande del mundo por detrás de San Pedro (Vaticano), San Pablo (Londres) y Sevilla. La construcción del Duomo, de estilo gótico, empezó en el siglo XIV, aunque su bella fachada no se terminó hasta el XIX. Vale la pena subir a su azotea para caminar entre gárgolas y divisar magníficas panorámicas de la ciudad con los Alpes de fondo.
En esta plaza también se levanta las majestuosa galería Vittorio Emanuele II con tiendas de lujo y gigantescas cúpulas de cristal que filtran los rayos de sol. Bajo la cúpula central está el escudo de la ciudad y el mosaico de un toro al que los turistas le pisamos los cojones porque trae suerte. Al otro lado de la galería se levanta el teatro de la Scala.
Visita obligada es también el cuadrilátero de oro donde Versace, Dolce Gabana, Armani y todas las grandes firmas de la alta costura mundial exponen sus obras. El espectáculo de lujo se completa en la calle donde se amontonan en doble fila los Ferraris, Maseratis y demás cochazos de los clientes.
Para reposar de tanto lujo y glamour nos fuimos al barrio de Navigli, uno de los más interesantes de la ciudad. Era un antiguo barrio manufacturero con canales que transportaban mercancías y materias primas para las industrias milanesas. Hasta hace pocos años era una zona degradada, pero se ha ido llenando de bares, restaurantes y tiendas de ropa alternativas que reúnen a mucha gente joven. Buen lugar para tomar unas cervezas por la noche. Otra buena zona para cenar y tomar algo es el barrio de Brera.
Otros atractivos de Milán son el castillo Sforza o la iglesia de Santa María delle Grazie, una bonita iglesia gótica cuya cúpula levantó Bramante. La entrada a la iglesia es gratis, pero para ver el mural de La Última Cena de Leonardo da Vinci, en el convento anexo, hay que reservar con varias semanas de antelación. No lo habíamos hecho y nos quedamos sin verlo. La basílica de San Ambrosio, una de las más antiguas de Milán, también reclama una visita.
Una mañana la dedicamos a visitar el cercano lago Como. Los trenes salen desde la estación de Cadorna con mucha frecuencia y tardan 50 minutos en llegar practicamente a las aguas del lago. El billete de ida y vuelta cuesta 7 euros.
Por internet habíamos reservado en el Hotel La Serena, a diez minutos andando desde la estación central. Sus tarifas son algo caras, pero a través de la web de booking nos salió por 55 euros la noche en habitación doble con un buen desayuno buffet incluido. Hasta el Duomo hay 25 minutos caminando y las habitaciones están bien para los precios que se barajan en Milán.
La capital lombarda es el centro industrial y financiero de Italia y uno de los principales de Europa. Su área metropolitana tiene 4 millones de habitantes, pero el centro de la ciudad se puede recorrer fácilmente a pie. El metro y los viejos tranvías, algunos de principios de siglo, recorren sus calles, son baratos y ayudan cuando el cansancio aprieta.
La Piazza del Duomo es el corazón de Milán y está dominada por su fantástica catedral de mármol blanco, la cuarta más grande del mundo por detrás de San Pedro (Vaticano), San Pablo (Londres) y Sevilla. La construcción del Duomo, de estilo gótico, empezó en el siglo XIV, aunque su bella fachada no se terminó hasta el XIX. Vale la pena subir a su azotea para caminar entre gárgolas y divisar magníficas panorámicas de la ciudad con los Alpes de fondo.
En esta plaza también se levanta las majestuosa galería Vittorio Emanuele II con tiendas de lujo y gigantescas cúpulas de cristal que filtran los rayos de sol. Bajo la cúpula central está el escudo de la ciudad y el mosaico de un toro al que los turistas le pisamos los cojones porque trae suerte. Al otro lado de la galería se levanta el teatro de la Scala.
Visita obligada es también el cuadrilátero de oro donde Versace, Dolce Gabana, Armani y todas las grandes firmas de la alta costura mundial exponen sus obras. El espectáculo de lujo se completa en la calle donde se amontonan en doble fila los Ferraris, Maseratis y demás cochazos de los clientes.
Para reposar de tanto lujo y glamour nos fuimos al barrio de Navigli, uno de los más interesantes de la ciudad. Era un antiguo barrio manufacturero con canales que transportaban mercancías y materias primas para las industrias milanesas. Hasta hace pocos años era una zona degradada, pero se ha ido llenando de bares, restaurantes y tiendas de ropa alternativas que reúnen a mucha gente joven. Buen lugar para tomar unas cervezas por la noche. Otra buena zona para cenar y tomar algo es el barrio de Brera.
Otros atractivos de Milán son el castillo Sforza o la iglesia de Santa María delle Grazie, una bonita iglesia gótica cuya cúpula levantó Bramante. La entrada a la iglesia es gratis, pero para ver el mural de La Última Cena de Leonardo da Vinci, en el convento anexo, hay que reservar con varias semanas de antelación. No lo habíamos hecho y nos quedamos sin verlo. La basílica de San Ambrosio, una de las más antiguas de Milán, también reclama una visita.
Una mañana la dedicamos a visitar el cercano lago Como. Los trenes salen desde la estación de Cadorna con mucha frecuencia y tardan 50 minutos en llegar practicamente a las aguas del lago. El billete de ida y vuelta cuesta 7 euros.
La fantástica fachada del Duomo.
Detalle de las esculturas que decoran las paredes del Duomo.
Panorámica de Milán desde la azotea del Duomo.
Los Alpes nevados se divisan al fondo.
En la terraza del Duomo.
La decoración del Duomo es muy rica.
La Piazza del Duomo vista desde lo alto de la catedral.
Entrada a las galerías Vittorio Emmanuele.
Interior de las colosales galerías.
La cúpula central de la galería Vittorio Emmanuele.
Teatro de la Scala.
La calle Mercanti.
Y la bonita plaza Mercanti.
Otra agradable plaza milanesa.
Viejos tranvías recorren la calle Dante, con el castillo Sforza al fondo.
Castillo Sforza.
Torreón del castillo Sforza.
El castillo Sforza visto desde el parque Sempione.
Otro viejo tranvía de Milán.
Santa María delle Grazie, con su cúpula de Bramante.
Vía della Spiga, en el lujoso cuadrilátero de oro.
Las grandes firmas del cuadrilátero de oro.
De compras con el Ferrari en doble fila.
El Duomo emerge al final de la peatonal calle Vittorio Emmanuele.
Bello campanario.
Iglesia de San Ambrosio, una de las más antiguas de Milán.
Vespas aparcadas en esta plazoleta del casco antiguo.
Basílica de San Lorenzo.
Bonitas fachadas en el barrio de Navigli.
Los canales de Navigli al atardecer.
Paseando junto al canal.
Un viejo Fiat 500.
El lago Como a los pies de los Alpes y muy cerca de Milán.
Lujosas residencias de fin de semana en las faldas de las montañas.
El pueblo de Como.
Otra vista del lago.
Las oscuras aguas del lago Como, uno de los más profundos de Europa.
Típica pizzeria italiana junto al lago.
Milan siempre ha revalidado con Roma su status de ciudad mas importante de la republica, no en vano, es en Milan donde se concentra la industria televisiva y donde se encuentran la mayoria de platós, incluso algunas delegaciones gobernativas.
ResponderEliminarpersonalmente yo creo que Milan le tiene ganada la partida a la vieja ciudad del imperio.
Y, a pesar de la decadencia decenaria Italiana, Milan y las ciudades norteñas todavia son dignas como lugares de visita, ¿Pasa lo mismo con la decadente Roma, o Napoli? Un abrazo para Telemaco y Gurb.
Lo que suele impresionar a los viajeros españoles es la frialdad de los milaneses, que se parecen más a los suizos que a los italianos del sur.
ResponderEliminarPor cierto que hay dos productos en los que brillan, los helados y el café.
Bonita ciudad. No es la típica Italiana, pero el Duomo es espectacular.Tiene un cementerio impresionante.
ResponderEliminarBuenas fotos
Debo decir que de Milán no había visto demasiadas fotos. Italia no es un país que me atraiga particularmente, salvo cosas excepcionales como el Coliseo. Lo demás, no figura entre mis prioridades. Sin embargo, debo reconocer que a través de este posteo veo a una ciudad italiana de forma distinta y es que Milán es conocida, sí, pero no es la más explotada desde los hermosos edificios que tiene-o quizás a mí no me ha llegado la información.
ResponderEliminarDe igual manera, el posteo sobre Buenos Aires...yo vivo en la capital argentina y cuando el relato comienza con las 14hs de retraso de aerolíneas no me sorprendo en absoluto. Gracias a dios fueron todos comentarios favorables, muy a pesar de la falta de compromiso que muchas veces tenemos los argentinos. Y no puedo dejar de decirlo..Buenos Aires es hermosa y ver esas fotos me hacen valorarla mucho más.
Saludos!
hi all
ResponderEliminarI just wanted to introduce myself to everyone!
Can't wait to get to know you all better!
-Marshall
Thanks again!