Sebastopol
Sebastopol fue una ciudad cerrada a la población civil hasta 1996 cuando Rusia la abrió al mundo a pesar que pertenecía a Ucrania desde que ésta se independizó en 1991. La razón es que la poderosa flota rusa del mar Negro sigue anclada en este puerto y no piensa marcharse hasta 2017, aunque eso todavía está por ver.
En toda Crimea y especialmente en Sebastopol la población rusa es mayoritaria y son muchas las voces que abogan porque esta península pase a formar parte de Rusia. La idea no desagrada al Kremlin y de momento mantiene su armada en Sebastopol. El idioma ruso se escucha más que el ucraniano.
Cuando nosotros llegamos a Sebastopol casi era de noche y cansados de dormir en antros nos dimos un pequeño lujo en el hotel Sevastopol. La habitación doble con una cama extra nos costó 100 euros pero parece un cinco estrellas y el bufet del desayuno es cojonudo. Esa noche también nos pegamos una buena cena en un restaurante del puerto. A la mañana siguiente nos levantamos pronto para visitar un poco la ciudad antes de marcharnos en bus hacia Bakhchysaray y Simferopol.
Sebastopol se alza en un bonito enclave natural entre bahías y montañas. Su pasado militar le ha legado numerosos edificios institucionales y los mastodónticos memoriales soviéticos salpican toda su fisonomía. Destaca la gigantesca estatua de dos soldados del ejército rojo amenazantes, que recuerdan la victoria sobre los nazis y son visibles desde todos los puntos de la ciudad. Por las calles no es raro ver militares rusos.
En toda Crimea y especialmente en Sebastopol la población rusa es mayoritaria y son muchas las voces que abogan porque esta península pase a formar parte de Rusia. La idea no desagrada al Kremlin y de momento mantiene su armada en Sebastopol. El idioma ruso se escucha más que el ucraniano.
Cuando nosotros llegamos a Sebastopol casi era de noche y cansados de dormir en antros nos dimos un pequeño lujo en el hotel Sevastopol. La habitación doble con una cama extra nos costó 100 euros pero parece un cinco estrellas y el bufet del desayuno es cojonudo. Esa noche también nos pegamos una buena cena en un restaurante del puerto. A la mañana siguiente nos levantamos pronto para visitar un poco la ciudad antes de marcharnos en bus hacia Bakhchysaray y Simferopol.
Sebastopol se alza en un bonito enclave natural entre bahías y montañas. Su pasado militar le ha legado numerosos edificios institucionales y los mastodónticos memoriales soviéticos salpican toda su fisonomía. Destaca la gigantesca estatua de dos soldados del ejército rojo amenazantes, que recuerdan la victoria sobre los nazis y son visibles desde todos los puntos de la ciudad. Por las calles no es raro ver militares rusos.
Entrada de un ferry al puerto de Sebastopol.
Vista de la Bahía de Sebastopol.
Militar ruso por la calle.
Gigantesco memorial de la Segunda Guerra Mundial.
Todavía se conservan las fotos de viejas glorias locales de la era soviética.
Memorial de la Heroica Defensa de Sebastopol frente a los nazis.
Cambio de guardia de jovencísimos soldados. El pequeño parece tener 13 años.
Pescando en el activo puerto de Sebastopol.
Estatua del Almirante Nakhimov, héroe de la Guerra de Crimea.
Puerto de Sebastopol.
Panorámica del puerto.
Barcos mercantes se mezclan con buques de guerra.
Flota rusa en Sebastopol.
Estatua en honor del Komsomol, las juventudes del PCUS durante la URSS.
Estación de autobuses de Sebastopol.
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