Chartres
A Chartres llegamos sobre las diez de la noche y nos costó muchísimo encontrar alojamiento. Todos los hoteles estaba completos y al final tuvimos que marcharnos a unos 10 km para acabar durmiendo en una pensión de carretera de mala muerte por 20 euros. A la mañana siguiente visitamos su catedral, el gran y único atractivo de la ciudad, antes de irnos hacia París.
La catedral de Chartres es posiblemente la catedral gótica más importante del mundo, ya que se puede decir que éste estilo arquitectónico nació aquí. Un incendio devastó la antigua catedral románica y su reconstrucción, en el siglo XIII, se llevó a cabo en un estilo prácticamente desconocido hasta la fecha. Su majestuosidad, 130 metros de largo, también contribuyen a su belleza.
En la fachada principal destacan sus dos torres, una de estilo gótico y la otra, románica. En su interior se conserva el velo sagrado, que se supone llevaba puesto la Virgen María cuando dio a luz a Jesús. Otro de los atractivos de esta catedral son sus vidrieras del siglo XIII, algunas, incluso, del siglo XII. El azul es el color predominante en estos increíbles vidrios.
Fachada principal de la catedral de Chartres. La de la derecha es la torre románica y la izquierda, la gótica.
Detalle de la fachada principal.
Interior de la catedral.
El azul predomina en su rosetón y en las vidrieras.
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