Trinidad
La pequeña ciudad de Trinidad es una de las más pintorescas de Cuba. Calles adoquinadas, casas coloniales, música en directo, mojitos en las terrazas... y unos alrededores para disfrutar tranquilamente durante semanas. Nosotros nos quedamos tres noches y realizamos algunas excursiones:
Topes de Collantes: La sierra del Escambray es una elevada muralla que rodea Trinidad. En una de sus cumbres se encuentra esta localidad balneario, a unos 20km de Trinidad, desde la que parten varias rutas para caminar. Nosotros fuimos hacia la cascada del Salto de Caburní, un trayecto de unos 5 km un poco cansado porque se desciende y se asciende una montaña bajo un calor agobiante. Además la lluvia suele hacer que el terreno esté resbaladizo. El paisaje, mezcla entre bosque y selva, hace que merezca la pena la caminata.
Playa Ancón: A 12 km de Trinidad se encuentra esta bonita playa, la mejor de la costa caribeña de Cuba. El agua es cálida, tranquila y de un intenso azul turquesa. Mejor acudir por la mañana porque al atardecer los mosquitos también acuden a darse un baño... de sangre!!
Excursión a caballo: Es una de las mejores experiencias en Cuba. Alquilamos un caballo en Trinidad y recorrimos durante unas cuatro horas los alrededores del Valle de los i¡Ingenios. Fuimos con otra pareja francesa y con un guía, que nos enseñó a montar al galope en algunas explanadas. Cruzamos ríos con el caballo donde el agua te llegaba hasta los tobillos; plantaciones de plataneros, descendimos algún que otro barranco y acabamos en un cascada en medio de la jungla donde nos dimos un baño.
El alojamiento en Trinidad supone un problema porque es una de las ciudades más turísticas y todas las casas de huéspedes suelen estar llenas. A nosotros, además, no echaron de una. Como sólo queríamos alojamiento y nos íbamos a cenar por ahí, pues la señora de la casa se inventó que de golpe y porrazo venía su hija desde España después de muchos años y necesitaba nuestra habitación. Era mentira, en realidad había encontrado otros inquilinos que sí cenarían en casa y la tipa se sacaría más dinero.... Tuvimos que preguntar en mil casas hasta que encontramos una en la que desde el principio nos dijeron que era obligatorio cenar en la casa (en la primera casa no nos lo había dicho). Aceptamos y además estuvimos en una de las mejores casas cubanas que visitamos. La familia era muy agradable y la cena riquísima. Por lo que nos contaron otros viajeros, en Trinidad no es raro que te echen de la casa si el arrendador encuentra a otro cliente dispuesto a pagar más.
Topes de Collantes: La sierra del Escambray es una elevada muralla que rodea Trinidad. En una de sus cumbres se encuentra esta localidad balneario, a unos 20km de Trinidad, desde la que parten varias rutas para caminar. Nosotros fuimos hacia la cascada del Salto de Caburní, un trayecto de unos 5 km un poco cansado porque se desciende y se asciende una montaña bajo un calor agobiante. Además la lluvia suele hacer que el terreno esté resbaladizo. El paisaje, mezcla entre bosque y selva, hace que merezca la pena la caminata.
Playa Ancón: A 12 km de Trinidad se encuentra esta bonita playa, la mejor de la costa caribeña de Cuba. El agua es cálida, tranquila y de un intenso azul turquesa. Mejor acudir por la mañana porque al atardecer los mosquitos también acuden a darse un baño... de sangre!!
Excursión a caballo: Es una de las mejores experiencias en Cuba. Alquilamos un caballo en Trinidad y recorrimos durante unas cuatro horas los alrededores del Valle de los i¡Ingenios. Fuimos con otra pareja francesa y con un guía, que nos enseñó a montar al galope en algunas explanadas. Cruzamos ríos con el caballo donde el agua te llegaba hasta los tobillos; plantaciones de plataneros, descendimos algún que otro barranco y acabamos en un cascada en medio de la jungla donde nos dimos un baño.
El alojamiento en Trinidad supone un problema porque es una de las ciudades más turísticas y todas las casas de huéspedes suelen estar llenas. A nosotros, además, no echaron de una. Como sólo queríamos alojamiento y nos íbamos a cenar por ahí, pues la señora de la casa se inventó que de golpe y porrazo venía su hija desde España después de muchos años y necesitaba nuestra habitación. Era mentira, en realidad había encontrado otros inquilinos que sí cenarían en casa y la tipa se sacaría más dinero.... Tuvimos que preguntar en mil casas hasta que encontramos una en la que desde el principio nos dijeron que era obligatorio cenar en la casa (en la primera casa no nos lo había dicho). Aceptamos y además estuvimos en una de las mejores casas cubanas que visitamos. La familia era muy agradable y la cena riquísima. Por lo que nos contaron otros viajeros, en Trinidad no es raro que te echen de la casa si el arrendador encuentra a otro cliente dispuesto a pagar más.
Bonita iglesia de Trinidad.
Un mercadillo de artesanía.
Coloridas casitas en las calles de Trinidad.
El bólido cubano aparcado en la puerta de casa.
Casi todas las calles de Trinidad están adoquinadas.
Otra callejuela de la ciudad.
La cascada donde nos bañamos durante las excursión a caballo.
En la excursión a Topes de Collantes nos encontramos con este potrillo.
Playa Ancón, una de las mejores playas de la costa caribeña.
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