Volcán Bromo (Isla de Java)
El tour de los volcanes, que incluye la visita al Bromo y el Ijén, también lo contratamos en una agencia de turismo de Yogyakarta. Es una excursión de dos noches y tres días de duración, con final en Bali, muy popular entre los turistas occidentales, pero hay que tener en cuenta que es muy pesada porque la mayor parte del tiempo te la pasas metido en el coche o el tren.
Esas larguísimas horas de viaje son, sin embargo, irremediables si lo que se quiere es visitar ambos volcanes en solo dos días porque la distancia a cubrir es de más de 500 kilómetros. Otro factor a tener en cuenta son los alojamientos, muy cutres en ambos volcanes, y la comida, que tampoco es para tirar cohetes.
A pesar de todos esos inconvenientes, a nosotros nos gustó el tour porque los lugares que visitas merecen la pena y porque haciéndolo en una excursión organizada te ahorras mucho tiempo, algo que nunca sobra en un viaje por Indonesia.
Nosotros lo contratamos con la agencia Yogya Adventures, pero todas son muy parecidas y los tours que ofrecen son similares. De hecho, casi todas juntan luego a sus clientes, que acaban haciendo el mismo tour aunque lo hayan contratado en diferentes sitios. La cosa es mirar los precios un poco y ver cuál resulta más económico. La calle Sosrowijayan es donde se concentran las agencias de la zona de Malioboro.
La gran diferencia entre los tours está en el medio de transporte elegido para el primer día. Hay cuatro formas de hacerlo:
De las cuatro formas de viaje, nosotros elegimos la segunda porque preferimos el tren a pegarnos una paliza de autobús, pero hay que resaltar que las 9 horas de viaje hasta Probolinggo en un vagón económico se hicieron muy pesadas. Los asientos son duros como una piedra y apenas hay sitio para estirar las piernas cuando el vagón va lleno. Aunque en el tren te puedes levantar, los asientos del minibús son bastante más cómodos, así que quizás es mejor opción hacer todo el viaje por carretera. Eso sí, el tren es algo más seguro porque los conductores indonesios se juegan la vida en cada curva.
El precio final del tour fue de 800.000 rupias por persona (54 euros). Incluye dos noches de hotel con desayuno y todos los transportes hasta Denpasar, en Bali (tren, ferry y autobuses). No están incluidas las entradas a los volcanes, que son caras, ni las comidas y cenas. Tampoco están incluidos los extras de las excursiones (jeeps, guías, etc.).
Nuestro tour empezó muy pronto por la mañana para coger el tren a Probolinggo a las 7.00 h. Un chófer nos vino a recoger al hotel para llevarnos a la estación de Yogyakarta y nos dio un breakfast-box (pan bimbo con mantequilla, zumo de bote y agua) para desayunar en el tren. Por suerte habíamos pedido nuestros propios breakfast-box en el hotel, que estaban mucho más elaborados.
El trayecto hasta Probolinggo en el tren económico se hizo pesado, como ya hemos mencionado, porque hace parada en unas 15 estaciones antes de llegar al destino y porque el vagón iba bastante lleno. Al llegar, tuvimos que esperar un par de horas hasta que vino el resto del grupo en el minibús. Luego el viaje por carretera a Cemoro Lawang es rápido, aunque llegamos ya de noche.
Nos alojamos en el hotel Sukapura Termai, seguramente uno de los más básicos de la zona. El baño estaba cochambroso y las camas solo tenían una sábana roñosa, así que tuvimos que sacar nuestros sacos-sábana para no dormir sobre el colchón. El hotel ni siquiera tiene restaurante y para cenar solo encontramos un pequeño warung con platos también muy básicos.
A pesar de los muchos turistas que visitan el volcán Bromo, el pueblo de Cemoro Lawang apenas tiene vida. No hay bares ni restaurantes, tan solo hoteles a lo largo de la carretera que asciende la montaña y suelen estar muy alejados unos de otros, así que lo único que puedes hacer después de cenar es echarte a dormir. De todas formas, hay que dormirse muy temprano porque la excursión al día siguiente al volcán Bromo empieza a las 3.00 h de la mañana.
La visita al Bromo arranca de noche porque la idea es ver el amanecer desde un mirador. Hay que contratar un jeep, que cuesta 100.000 rupias por persona (6,5 euros), para hacer toda la excursión y pagar la entrada al Bromo, que cuesta 227.000 rupias (15 euros).
El jeep te sube primero al mirador donde esperas la salida del sol. El frío es muy intenso y las temperaturas pueden caer por debajo de los cero grados. Si no llevas anorak, puedes (debes) alquilarlo en el mirador por un par de euros.
A pesar del frío y de que el mirador está atestado de gente, el paisaje que aparece ante tus ojos cuando lo iluminan los primeros rayos de sol es espectacular. Se divisa la caldera humeante del volcán Bromo y varios cráteres más de los alrededores. Las tonalidades del paisaje van cambiando del gris al rojo conforme va ascendiendo el sol. Es, sin duda, uno de los amaneceres más bellos que hemos visto.
Después de ver el amanecer regresamos al jeep y nos llevaron hasta la falda del cráter del volcán Bromo, atravesando una gigantesca caldera de tierra volcánica. Desde la base del Bromo vas caminando hasta lo alto del cráter, donde puedes asomarte a sus profundidades y ver los efluvios que emanan de las entrañas de la Tierra. Esta caminata se puede hacer en unos 30-40 minutos, pero hay muchos lugareños que alquilan caballos para los que no tengan ganas de caminar.
Después de la visita, sobre las 9.00 h de la mañana, volvimos al hotel de Cemoro Lawang para desayunar y poner rumbo al volcán Ijén. El desayuno consistió en un poco de arroz, un té y un plátano.
Esas larguísimas horas de viaje son, sin embargo, irremediables si lo que se quiere es visitar ambos volcanes en solo dos días porque la distancia a cubrir es de más de 500 kilómetros. Otro factor a tener en cuenta son los alojamientos, muy cutres en ambos volcanes, y la comida, que tampoco es para tirar cohetes.
A pesar de todos esos inconvenientes, a nosotros nos gustó el tour porque los lugares que visitas merecen la pena y porque haciéndolo en una excursión organizada te ahorras mucho tiempo, algo que nunca sobra en un viaje por Indonesia.
Nosotros lo contratamos con la agencia Yogya Adventures, pero todas son muy parecidas y los tours que ofrecen son similares. De hecho, casi todas juntan luego a sus clientes, que acaban haciendo el mismo tour aunque lo hayan contratado en diferentes sitios. La cosa es mirar los precios un poco y ver cuál resulta más económico. La calle Sosrowijayan es donde se concentran las agencias de la zona de Malioboro.
La gran diferencia entre los tours está en el medio de transporte elegido para el primer día. Hay cuatro formas de hacerlo:
- Autobús: Se viaja en un minibús desde Yogyakarta hasta el pueblo de Cemoro Lawang, en las faldas del volcán Bromo. Por el camino se pasa por el pueblo de Probolinggo para recoger a los turistas que han viajado en tren. En total son unas 11-12 horas de viaje. La ventaja es que es la forma más barata de hacerlo. El inconveniente, muchas horas de autobús.
- Tren económico: Viajas en tren en clase económica desde Yogyakarta hasta Probolinggo (9 horas). Luego esperas la llegada del resto del grupo en el minibús y continúas con ellos hasta Cemoro Lawang (1 hora). La ventaja es que también resulta barato y que en el tren te puedes levantar para darte un paseo, pero el vagón económico es incomodísimo y, si va lleno, el trayecto puede hacerse muy pesado.
- Tren Executive: Se viaja en tren en clase Executive hasta la ciudad de Surabaya (4 horas) y allí te recoge un coche privado para llevarte a Cemoro Lawang (3 horas). Esta es, quizás, la opción más recomendable porque el vagón es cómodo. El inconveniente, que el precio final es más caro porque tienes que pagar un coche privado con chófer y, si solo sois dos personas, no resulta muy económico. La opción ideal sería viajar en tren en clase Executive hasta Probolinggo, pero no se puede porque allí solo llegan los trenes económicos.
- Avión: Se vuela hasta Surabaya (1 hora) y desde allí te llevan a Cemoro Lawang en coche privado (3 horas). Es la forma menos pesada de completar el recorrido, pero, evidentemente, también la más cara.
De las cuatro formas de viaje, nosotros elegimos la segunda porque preferimos el tren a pegarnos una paliza de autobús, pero hay que resaltar que las 9 horas de viaje hasta Probolinggo en un vagón económico se hicieron muy pesadas. Los asientos son duros como una piedra y apenas hay sitio para estirar las piernas cuando el vagón va lleno. Aunque en el tren te puedes levantar, los asientos del minibús son bastante más cómodos, así que quizás es mejor opción hacer todo el viaje por carretera. Eso sí, el tren es algo más seguro porque los conductores indonesios se juegan la vida en cada curva.
El precio final del tour fue de 800.000 rupias por persona (54 euros). Incluye dos noches de hotel con desayuno y todos los transportes hasta Denpasar, en Bali (tren, ferry y autobuses). No están incluidas las entradas a los volcanes, que son caras, ni las comidas y cenas. Tampoco están incluidos los extras de las excursiones (jeeps, guías, etc.).
Nuestro tour empezó muy pronto por la mañana para coger el tren a Probolinggo a las 7.00 h. Un chófer nos vino a recoger al hotel para llevarnos a la estación de Yogyakarta y nos dio un breakfast-box (pan bimbo con mantequilla, zumo de bote y agua) para desayunar en el tren. Por suerte habíamos pedido nuestros propios breakfast-box en el hotel, que estaban mucho más elaborados.
El trayecto hasta Probolinggo en el tren económico se hizo pesado, como ya hemos mencionado, porque hace parada en unas 15 estaciones antes de llegar al destino y porque el vagón iba bastante lleno. Al llegar, tuvimos que esperar un par de horas hasta que vino el resto del grupo en el minibús. Luego el viaje por carretera a Cemoro Lawang es rápido, aunque llegamos ya de noche.
Estación Lempuyangan de Yogyakarta, desde donde salen los trenes económicos a Probolinggo.
Interior de un vagón de clase económica.
Poco espacio para estirar las piernas.
De camino a Probolinggo.
Gran parte del paisaje está cubierto de campos de arroz.
Más campos de arroz de camino a Probolinggo.
Parados en una estación remota en medio de la isla de Java.
Campesino indonesio con sombrero vietnamita.
Llegamos a Probolinggo.
Edificio de la estación de Probolinggo.
Nos alojamos en el hotel Sukapura Termai, seguramente uno de los más básicos de la zona. El baño estaba cochambroso y las camas solo tenían una sábana roñosa, así que tuvimos que sacar nuestros sacos-sábana para no dormir sobre el colchón. El hotel ni siquiera tiene restaurante y para cenar solo encontramos un pequeño warung con platos también muy básicos.
A pesar de los muchos turistas que visitan el volcán Bromo, el pueblo de Cemoro Lawang apenas tiene vida. No hay bares ni restaurantes, tan solo hoteles a lo largo de la carretera que asciende la montaña y suelen estar muy alejados unos de otros, así que lo único que puedes hacer después de cenar es echarte a dormir. De todas formas, hay que dormirse muy temprano porque la excursión al día siguiente al volcán Bromo empieza a las 3.00 h de la mañana.
Nuestra habitación del hotel Sukapura Termai, en Cemoro Lawang.
El baño con jacuzzi de la habitación.
La visita al Bromo arranca de noche porque la idea es ver el amanecer desde un mirador. Hay que contratar un jeep, que cuesta 100.000 rupias por persona (6,5 euros), para hacer toda la excursión y pagar la entrada al Bromo, que cuesta 227.000 rupias (15 euros).
El jeep te sube primero al mirador donde esperas la salida del sol. El frío es muy intenso y las temperaturas pueden caer por debajo de los cero grados. Si no llevas anorak, puedes (debes) alquilarlo en el mirador por un par de euros.
A pesar del frío y de que el mirador está atestado de gente, el paisaje que aparece ante tus ojos cuando lo iluminan los primeros rayos de sol es espectacular. Se divisa la caldera humeante del volcán Bromo y varios cráteres más de los alrededores. Las tonalidades del paisaje van cambiando del gris al rojo conforme va ascendiendo el sol. Es, sin duda, uno de los amaneceres más bellos que hemos visto.
Esperando el amanecer en el mirador del volcán Bromo.
El espectacular paisaje que aparece cuando sale el sol.
Otra tonalidad del Bromo y los volcanes cercanos.
Destaca la humeante caldera del volcán Bromo.
Los jeeps de los turistas, aparcados en la carretera del mirador.
En busca de nuestro jeep.
Otra vista de la carretera que asciende hasta el mirador del Bromo.
Nuestro jeep.
Después de ver el amanecer regresamos al jeep y nos llevaron hasta la falda del cráter del volcán Bromo, atravesando una gigantesca caldera de tierra volcánica. Desde la base del Bromo vas caminando hasta lo alto del cráter, donde puedes asomarte a sus profundidades y ver los efluvios que emanan de las entrañas de la Tierra. Esta caminata se puede hacer en unos 30-40 minutos, pero hay muchos lugareños que alquilan caballos para los que no tengan ganas de caminar.
Después de la visita, sobre las 9.00 h de la mañana, volvimos al hotel de Cemoro Lawang para desayunar y poner rumbo al volcán Ijén. El desayuno consistió en un poco de arroz, un té y un plátano.
Descendiendo a la caldera del Bromo.
Paisaje volcánico alrededor de la caldera del Bromo.
Llegando al aparcamiento en la base del volcán Bromo.
Muchos lugareños venden comida y bebida en el aparcamiento del Bromo.
Empezamos la caminata hacia el cráter del volcán.
La columna de humo del volcán Bromo se divisa al fondo.
Precioso paisaje volcánico.
Acercándonos al cráter.
Turistas a caballo de camino al cráter.
En el último tramo hay que subir escaleras.
Inicio de las escaleras al cráter.
Vista de la caldera que rodea el cráter del Bromo desde las escaleras.
El humeante cráter del volcán Bromo.
Indonesios posando en lo alto del cráter con su bandera nacional.
De regreso a la zona de aparcamiento.
Puede ser complicado encontrar el jeep con el que has llegado...
Restaurantes en la base del volcán.
Paisaje de montaña, de regreso a Cemoro Lawang.
Los bosques que rodean Cemoro Lawang.
El desayuno en el hotel de Cemoro Lawang.
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