Ohrid (Macedonia)
Ohrid es la ciudad de vacaciones de Macedonia por excelencia. En un país sin salida al mar, esta pintoresca villa a orillas del lago Ohrid se ha convertido en el principal destino 'playero' de Macedonia y en verano atrae a miles de turistas macedonios con ganas de zambullirse en las frescas aguas del lago.
Ese ambiente vacacional se aprecia perfectamente en las tiendas de artículos de playa (flotadores, toallas, balones...) que hay repartidas por todo el centro de la ciudad junto a numerosas terrazas de bares, restaurantes y heladerías.
El lago Ohrid, que sirve de frontera natural entre Macedonia y Albania, está situado a 700 metros de altitud, en medio de un bello paisaje de montaña rodeado por cumbres balcánicas que alcanzan los 2.000 metros.
Es un lago profundo (288 m) de agua fría y transparente, aunque la contaminación, principalmente procedente de la costa albanesa, hizo proliferar las algas durante las últimas décadas. El fenómeno alertó a las autoridades locales y desde 2008 existe un proyecto conjunto macedonio-albanés para evitar los vertidos al lago. No obstante, aunque la calidad del agua haya empeorado, sigue siendo cristalina, especialmente fuera de las zonas urbanas.
Aparte de las playas del lago, en su mayoría pequeñas calas escondidas por los alrededores de la ciudad, Ohrid cuenta con un rico patrimonio histórico y artístico, reconocido por la Unesco, que atrae también al turismo internacional.
Ohrid ya fue una estratégica ciudad fortificada durante la época del imperio Macedonio, en el siglo III ac, y posteriormente lo fue bajo el imperio Romano. Durante la Alta Edad Media, bajo dominio de los imperios Búlgaro y Bizantino, Ohrid se convirtió en un importante foco de la cultura eslava.
Ese ecléctico pasado ha dejado su huella en la ciudad y paseando por las estrechas cuestas del casco histórico podemos encontrarnos con un anfiteatro romano o con las imponentes murallas de la fortaleza de Samuel, zar del primer imperio Búlgaro, que en el siglo X estableció su capital en Ohrid.
Esta fortaleza domina la ciudad de Ohrid desde lo alto de una montaña, aunque solo queda en pie la muralla, prácticamente reconstruida en su totalidad. Desde los baluartes de la muralla se obtienen fabulosas vistas de la ciudad y del lago Ohrid hasta la costa albanesa (entrada 30 dinares, 0,5 euros).
Pero el gran atractivo de Ohrid son las numerosas iglesias paleocristianas y bizantinas que pueblan la ciudad y los alrededores. Dentro del casco histórico destaca la catedral de Santa Sofía (Sveta Sofija), construida durante los siglos IX y X bajo el imperio Búlgaro y en cuyo interior se conservan magníficos frescos bizantinos del siglo XI.
Ese ambiente vacacional se aprecia perfectamente en las tiendas de artículos de playa (flotadores, toallas, balones...) que hay repartidas por todo el centro de la ciudad junto a numerosas terrazas de bares, restaurantes y heladerías.
El lago Ohrid, que sirve de frontera natural entre Macedonia y Albania, está situado a 700 metros de altitud, en medio de un bello paisaje de montaña rodeado por cumbres balcánicas que alcanzan los 2.000 metros.
Es un lago profundo (288 m) de agua fría y transparente, aunque la contaminación, principalmente procedente de la costa albanesa, hizo proliferar las algas durante las últimas décadas. El fenómeno alertó a las autoridades locales y desde 2008 existe un proyecto conjunto macedonio-albanés para evitar los vertidos al lago. No obstante, aunque la calidad del agua haya empeorado, sigue siendo cristalina, especialmente fuera de las zonas urbanas.
Aparte de las playas del lago, en su mayoría pequeñas calas escondidas por los alrededores de la ciudad, Ohrid cuenta con un rico patrimonio histórico y artístico, reconocido por la Unesco, que atrae también al turismo internacional.
Ohrid ya fue una estratégica ciudad fortificada durante la época del imperio Macedonio, en el siglo III ac, y posteriormente lo fue bajo el imperio Romano. Durante la Alta Edad Media, bajo dominio de los imperios Búlgaro y Bizantino, Ohrid se convirtió en un importante foco de la cultura eslava.
Ese ecléctico pasado ha dejado su huella en la ciudad y paseando por las estrechas cuestas del casco histórico podemos encontrarnos con un anfiteatro romano o con las imponentes murallas de la fortaleza de Samuel, zar del primer imperio Búlgaro, que en el siglo X estableció su capital en Ohrid.
Esta fortaleza domina la ciudad de Ohrid desde lo alto de una montaña, aunque solo queda en pie la muralla, prácticamente reconstruida en su totalidad. Desde los baluartes de la muralla se obtienen fabulosas vistas de la ciudad y del lago Ohrid hasta la costa albanesa (entrada 30 dinares, 0,5 euros).
Pero el gran atractivo de Ohrid son las numerosas iglesias paleocristianas y bizantinas que pueblan la ciudad y los alrededores. Dentro del casco histórico destaca la catedral de Santa Sofía (Sveta Sofija), construida durante los siglos IX y X bajo el imperio Búlgaro y en cuyo interior se conservan magníficos frescos bizantinos del siglo XI.
Un viejo Yugo, el coche de la antigua Yugoslavia, aparcado en una cuesta de Ohrid.
Fuera del centro, caminando por un agradable sendero que bordea la montaña con magníficas vistas del lago, se puede llegar a la iglesias de Sveti Jovan at Kaneo, la más fotogénica por su situación al borde un acantilado sobre el lago. Data del siglo XIII y en su diminuto interior alberga algunos frescos bizantinos.
Desde aquí, siguiendo una ruta circular que terminará en la fortaleza de Samuel, se puede visitar el complejo arqueológico Plaosnik, donde todavía continúan las excavaciones. En medio del ajetreo de obreros y arqueólogos, se puede ver el monasterio ortodoxo de San Pantaleón de Ohrid, que data del siglo X.
Ruta por los alrededores de Ohrid.
Fuera del centro, caminando por un agradable sendero que bordea la montaña con magníficas vistas del lago, se puede llegar a la iglesias de Sveti Jovan at Kaneo, la más fotogénica por su situación al borde un acantilado sobre el lago. Data del siglo XIII y en su diminuto interior alberga algunos frescos bizantinos.
Desde aquí, siguiendo una ruta circular que terminará en la fortaleza de Samuel, se puede visitar el complejo arqueológico Plaosnik, donde todavía continúan las excavaciones. En medio del ajetreo de obreros y arqueólogos, se puede ver el monasterio ortodoxo de San Pantaleón de Ohrid, que data del siglo X.
Ruta por los alrededores de Ohrid.
La costa albanesa se divisa al otro lado del lago Ohrid.
Ohrid está lleno de hoteles y la competencia hace que los precios sean bajos. Nosotros nos alojamos en el hotel Villa Tabana, donde la habitación doble sin desayuno nos costó 30 euros. Está muy bien situado, cerca del lago y de los restaurantes del centro, aunque el wifi solo funciona en recepción. La oferta de restaurantes para cenar también es enorme y uno de los platos típicos locales es la trucha del lago, aunque no es barata.
Para llegar a Ohrid desde Skopje hay que coger un autobús, que tarda unas tres horas y media. El billete cuesta 520 dinares (8,5 euros).
Ohrid está lleno de hoteles y la competencia hace que los precios sean bajos. Nosotros nos alojamos en el hotel Villa Tabana, donde la habitación doble sin desayuno nos costó 30 euros. Está muy bien situado, cerca del lago y de los restaurantes del centro, aunque el wifi solo funciona en recepción. La oferta de restaurantes para cenar también es enorme y uno de los platos típicos locales es la trucha del lago, aunque no es barata.
Para llegar a Ohrid desde Skopje hay que coger un autobús, que tarda unas tres horas y media. El billete cuesta 520 dinares (8,5 euros).
Gasolinera, de camino a Ohrid.
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