Wadi Rum


El Wadi Rum está muy cerca de Aqaba y se puede llegar tranquilamente en una hora. Primero hay que coger la autopista del desierto en dirección Ammán y recorrer unos 40 km hasta la salida del Wadi Rum, que está bien señalizada. Luego hay que continuar 20 km por una pintoresca carretera que poco a poco se va adentrando en el desierto a través de un paisaje cada vez más espectacular.



Carretera hacia el Wadi Rum.



El paisaje es cada vez más desértico.



El ferrocarril entre Aqaba y Ammán atraviesa el desierto.



Acercándonos al pueblo de Rum.



El viento levanta la arena del desierto.


Esta carretera termina en el pueblo de Rum, donde se acaba el asfalto y comienza el desierto, que solo puede ser recorrido en 4x4 o en camello. Rum es un diminuto pueblo con algunos alojamientos y restaurantes sencillos, que algunos utilizan como base para explorar el Wadi Rum, aunque, en caso de hacer noche, es más tentador pasarla en un campamento beduino en pleno desierto.

En la entrada del pueblo está el centro de visitantes, parada obligatoria para comprar las entradas al Wadi Rum y donde se pueden contratar las excursiones en todoterreno por el desierto. Un panel informativo detalla los precios de estas excursiones, que varían según su duración. Las hay para todos los gustos, desde visitas relámpago de una hora, hasta tours de un par de días con noche en un campamento beduino.

Merodeando por el centro de visitantes suele haber muchos guías que ofrecen a los turistas estas excursiones nada más llegar. Nosotros acabamos contratando el tour con uno de ellos. No sabemos si son guías oficiales o si van por libre, pero los precios que ofrecen son los mismos que vienen detallados en el panel informativo del centro de visitantes.

Nuestro guía se llamaba Aodi, hablaba bien inglés e iba acompañado de su hermano, encargado de conducir el todoterreno. Los dos eran muy majos y hasta nos dejaron llevar el coche por el desierto durante un buen rato. Con ellos contratamos una excursión de cinco horas, que nos costó 75 dinares. Hay que pagar aparte la entrada al Wadi Rum, que cuesta 5 dinares. Desechamos la opción de dormir en el desierto porque en diciembre hace bastante frío por las noches, con temperaturas que pueden caer por debajo de los cero grados.



Centro de visitantes de Rum.



Panorámica de Rum, la puerta de entrada al Wadi Rum.


El Wadi Rum es un espectacular paraje natural que se extiende al sur de Jordania hasta más allá de la frontera saudí. Un desierto de arena rojiza, que va cambiando de tonalidades conforme el sol avanza a lo largo del día. Además de sus dunas de finísima arena roja, el Wadi Rum esconde fabulosas formaciones rocosas, que el agua y el viento han ido modelando a lo largo de miles de años.

El cañón de Khazali, muy cerca del pueblo de Rum, es una de esas obras de arte de la naturaleza. Se trata de una enorme fisura en una montaña de roca, cuyo interior se puede recorrer caminando. En las paredes de piedra de este cañón se aprecian antiguos petroglifos dibujados por los nabateos y por otros pueblos ancestrales que habitaron estos parajes. En otros puntos del Wadi Rum también es posible distinguir inscripciones en las piedras realizadas por los comerciantes de las caravanas que durante muchos siglos atravesaron el desierto de Arabia.

Otro lugar destacado son los puentes de roca, caprichosas formaciones rocosas que parecen flotar suspendidas sobre el aire. Hay al menos tres puentes repartidos por la inmensidad del desierto y son, sin duda, uno de los lugares más fotografiados del Wadi Rum.


Mapa del Wadi Rum.



Nuestro guía Aodi y su hermano, al volante del todoterreno.



El desierto del Wadi Rum.



Más desierto.



Fina arena roja en primer plano.



La silueta de un camello deambulando por el desierto.



La roca es parte fundamental del desierto del Wadi Rum.



Piedra con antiguas inscripciones grabadas.



La inmensidad del desierto.



Un pequeño puente de roca natural.



Nuestro guía Aodi.



De ruta por el desierto.



Entrada al cañón de Khazali.



Interior del cañón de Khazali.


Las paredes de roca del cañón de Khazali.



Petroglifos en el interior del cañón.



Volvemos al desierto.



El 4x4 aparcado en la arena.



Terreno pedregoso en el Wadi Rum.



Precioso puente de roca.



Trepando por el puente de roca.



El puente de roca está realmente alto.



Panorámica desde lo alto del puente de roca.



Continuamos la ruta por el Wadi Rum.



La arena del desierto.



Preciosa panorámica del Wadi Rum.



Nuestro guía saltando por las dunas.



Vistas del Wadi Rum desde lo alto de una duna.



Otra panorámica desde la cima de una duna.



El Wadi Rum, sublime.



Conduciendo por el Wadi Rum.



Campamento beduino para turistas en el Wadi Rum.



Así son las tiendas donde se puede pasar la noche en el Wadi Rum.



Regresando al pueblo de Rum.


En los alrededores del pueblo de Rum también se pueden ver los restos de un antiguo templo nabateo y, ya en la carretera que comunica el pueblo con la autopista, se divisan los llamados Siete Pilares de la Sabiduría, una pintoresca montaña bautizada así en honor al libro autobiográfico de Lawrence de Arabia, que utilizó el Wadi Rum como base de operaciones durante la Rebelión Árabe contra el imperio otomano.



Templo nabateo, al pie de la montaña.



Nos vamos del Wadi Rum.



Los Siete Pilares de la Sabiduría.



Ya en la autopista, en dirección a Karak.

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