Madaba


Madaba es una excelente parada para finalizar un viaje por Jordania, ya que el aeropuerto internacional Queen Alia está a solo 30 km (más cerca que de Ammán) y se puede llegar fácilmente en coche si hay que coger un vuelo al día siguiente por la mañana (40 minutos).

La ciudad es famosa por sus mosaicos de la época bizantina y por las numerosas iglesias que adornan sus calles junto a los minaretes de las mezquitas. En Madaba ha residido siempre una amplia comunidad cristiana y en la actualidad un tercio de su población profesa esa religión.

El principal punto de interés está escondido en la iglesia de San Jorge, un templo ortodoxo del siglo XIX, cuyo interior alberga un curioso mosaico que representa un mapa de Palestina, considerado la representación cartográfica de Tierra Santa más antigua del mundo. Popularmente se conoce como el mapa de Madaba.

En este fenomenal mosaico que se extiende en el suelo de la iglesia están representados lugares como Jerusalén, Belén, Jericó, el mar Mediterráneo o el delta del Nilo. Fue descubierto en el siglo XIX cuando se estaba construyendo la actual iglesia ortodoxa sobre las ruinas de una antigua basílica bizantina. La entrada cuesta 2 dinares y junto a la iglesia hay un pequeño museo en el que se explican los lugares cartografiados en el mapa.

Otro famoso mosaico del siglo VI se encuentra en la pequeña iglesia de los Apóstoles y representa, cómo no, a los doce apóstoles, aunque también incluye motivos helenísticos como la diosa del mar, Thalassa, y otras criaturas marinas. (Entrada: 2 dinares).

En el parque arqueológico de Madaba, un recinto que alberga las ruinas de la antigua ciudad romana, también se pueden ver mosaicos bizantinos y de la época romana, alguno del siglo I ac. Sin embargo, de aquella ciudad de la época imperial solo quedan algunas columnas y restos de calzadas. (Entrada: 2 dinares).

Otro lugar destacado es la iglesia de la Decapitación de San Juan Bautista, también levantada sobre las ruinas de antiguos templos cristianos. Esos cimientos milenarios se pueden observar en las catacumbas de la iglesia, que esconden estrechos pasadizos en los que se pueden ver restos de mosaicos bizantinos. También merece la pena subir al campanario para obtener las mejores panorámicas de la ciudad, con los minaretes de la gran mezquita de Madaba en primer plano (Entrada: 1 dinar).

Además de contemplar mosaicos, Madaba ofrece una excelente oferta gastronómica, con buenos restaurantes para probar platos típicos de la cocina jordana, regados con vinos del país. El Haret Jdoudna Complex, en pleno centro histórico de la ciudad, es muy recomendable. Algunas noches suele haber música tradicional para amenizar la cena, que se puede concluir fumando una tradicional pipa de agua.

En Madaba nos costó algo más que en otros lugares encontrar alojamiento porque muchos hoteles estaban completos, así que no es mala idea reservar con antelación, sobre todo en temporada alta. Al final nos alojamos en el hotel Madaba Inn, bien situado en el centro histórico de la ciudad, aunque un pelín caro para lo que ofrece. La habitación doble sin desayuno nos costó 50 dinares y la calefacción estaba rota. El wifi es gratis, pero solo funciona en la recepción y no tiene parking, aunque normalmente se puede aparcar en la puerta.



Centro histórico de Madaba.



Tiendas de recuerdos en las calles del centro de Madaba.



Más tiendas de souvenirs.



También hay muchas tiendas de antigüedades y artesanía en Madaba.



Las muñecas para las niñas también llevan velo.



Calle del centro de Madaba.



Seguimos paseando por Madaba.



Iglesia de San Jorge, cuyo interior esconde el mapa de Madaba.



El famoso mapa de Madaba, en el suelo de la iglesia.



Detalle del mapa de Madaba.



De vuelta a las calles de Madaba.



Una plaza de Madaba.



Callejuela del centro histórico.



Iglesia de la Decapitación de San Juan Bautista.



Panorámica de Madaba, desde el campanario de la iglesia de la Decapitación.



Otra panorámica de la ciudad vieja de Madaba.



Paseando con la típica kufiya, el pañuelo jordano.



Iglesia de los Apóstoles.



Mosaico de la iglesia de los Apóstoles, cubierto de polvo.



Detalle del centro del mosaico, limpio de polvo.



Algunas calles de Madaba están muy destartaladas.



Nuestra habitación en el hotel Madaba Inn.


Desde Madaba también fuimos a visitar el cercano Monte Nebo, situado a escasos 10 kilómetros de la ciudad (entrada: 1 dinar). Cuenta la tradición bíblica que Moisés vio desde este monte la tierra prometida y la verdad es que las vistas son realmente espectaculares.

Se supone que en días claros se pueden divisar lugares sagrados como Jerusalén, Belén o Jericó, al otro lado de la frontera palestina, aunque las brumas del mar Muerto y del Jordán, bastante habituales, nos impidieron distinguirlos. Seguramente unos prismáticos nos habrían ayudado. Sí que se aprecia con claridad el cercano mar Muerto, al que se puede llegar muy rápidamente en coche descendiendo por una pintoresca carretera con fabulosas vistas.



Llegando al Monte Nebo.



Este monolito marca la entrada al Monte Nebo.



Un cartel indica los lugares de Tierra Santa visibles desde el Monte Nebo.



Panorámica desde el Monte Nebo.



Otra vista desde el Monte Nebo.



El mar Muerto, visto desde el Monte Nebo.



Pastores nómadas con sus cabras, en las laderas del monte Nebo.

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