Jerash
Para ir a Jerash fuimos primero a recoger el coche de alquiler, que habíamos reservado previamente por internet, a la oficia de Europcar situada en el hotel Kempinski de Ammán, en el moderno barrio de Shmeisani. Desde esta zona es más sencillo salir de la capital jordana en coche porque se evita el caótico tráfico del centro, aunque, sin un GPS, sigue siendo complicado dar con la carretera correcta debido a la escasez de carteles indicativos.
Una vez en la autopista que va hacia el norte, en dirección Irbid, la conducción es mucho más sencilla y la ruta hasta las ruinas de Jerash está relativamente bien señalizada. Se tarda una hora más o menos en llegar.
Bello paisaje mediterráneo en el norte de Jordania.
Carretera hacia Jerash después de salir de la autopista.
Otro vistazo al paisaje jordano.
Jerash, conocida en la antigüedad como Gerasa, fue fundada por Alejandro Magno en el siglo IV ac, aunque su esplendor llegó bajo la ocupación romana, especialmente en los siglos II y III de nuestra era, cuando la ciudad se convirtió en un importante centro comercial en los límites orientales del imperio. Casi todas las ruinas que se pueden recorrer en la actualidad datan de aquella época.
El acceso al recinto arqueológico cuesta 8 dinares y para entrar hay que sortear una plazoleta repleta de tiendas de recuerdos y souvenirs con los clásicos e insistentes vendedores. Una vez superada la prueba, el imponente Arco de Adriano, de 13 metros de altura, marca la entrada a la ciudad antigua.
Nada más cruzar este arco de triunfo lo primero que aparece es el viejo hipódromo, que llegó a tener capacidad para 15.000 espectadores, aunque ahora solo quedan unas pocas gradas en pie. En el hipódromo todavía se realizan representaciones de lucha de gladiadores a determinadas horas del día y, en ocasiones especiales, se rememoran las antiguas carreras de cuadrigas.
Continuando la visita llegamos al antiguo Foro romano, muy característico por su forma ovalada en lugar de la clásica plaza rectangular. El Foro está rodeado por 56 majestuosas columnas jónicas del siglo I y sirve de punto de partida al Cardo Máximo, la principal calle de la antigua Gerasa, perfectamente pavimentada y flanqueada por columnas.
Otros lugares destacados del yacimiento son el Templo de Zeus, que ofrece las mejores panorámicas de la ciudad, y el Templo de Artemisa, rodeado por enormes columnas corintias. También destacan los dos teatros, en los que suele haber representaciones de vez en cuando.
Después de visitar las ruinas de Jerash, que se pueden ver en un par de horas, compramos provisiones en una tienda de la ciudad moderna para comer por el camino hacia el Valle del Jordán, nuestro siguiente destino.
Una vez en la autopista que va hacia el norte, en dirección Irbid, la conducción es mucho más sencilla y la ruta hasta las ruinas de Jerash está relativamente bien señalizada. Se tarda una hora más o menos en llegar.
Bello paisaje mediterráneo en el norte de Jordania.
Carretera hacia Jerash después de salir de la autopista.
Otro vistazo al paisaje jordano.
Jerash, conocida en la antigüedad como Gerasa, fue fundada por Alejandro Magno en el siglo IV ac, aunque su esplendor llegó bajo la ocupación romana, especialmente en los siglos II y III de nuestra era, cuando la ciudad se convirtió en un importante centro comercial en los límites orientales del imperio. Casi todas las ruinas que se pueden recorrer en la actualidad datan de aquella época.
El acceso al recinto arqueológico cuesta 8 dinares y para entrar hay que sortear una plazoleta repleta de tiendas de recuerdos y souvenirs con los clásicos e insistentes vendedores. Una vez superada la prueba, el imponente Arco de Adriano, de 13 metros de altura, marca la entrada a la ciudad antigua.
Nada más cruzar este arco de triunfo lo primero que aparece es el viejo hipódromo, que llegó a tener capacidad para 15.000 espectadores, aunque ahora solo quedan unas pocas gradas en pie. En el hipódromo todavía se realizan representaciones de lucha de gladiadores a determinadas horas del día y, en ocasiones especiales, se rememoran las antiguas carreras de cuadrigas.
Continuando la visita llegamos al antiguo Foro romano, muy característico por su forma ovalada en lugar de la clásica plaza rectangular. El Foro está rodeado por 56 majestuosas columnas jónicas del siglo I y sirve de punto de partida al Cardo Máximo, la principal calle de la antigua Gerasa, perfectamente pavimentada y flanqueada por columnas.
Otros lugares destacados del yacimiento son el Templo de Zeus, que ofrece las mejores panorámicas de la ciudad, y el Templo de Artemisa, rodeado por enormes columnas corintias. También destacan los dos teatros, en los que suele haber representaciones de vez en cuando.
Después de visitar las ruinas de Jerash, que se pueden ver en un par de horas, compramos provisiones en una tienda de la ciudad moderna para comer por el camino hacia el Valle del Jordán, nuestro siguiente destino.
Arco de Adriano, entrada a las ruinas de Jerash.
Cruzando el Arco de Adriano.
Hipódromo de Jerash.
Las columnas se pierden en el horizonte.
El antiguo foro romano.
Templo de Zeus.
Imponentes columnas corintias en el templo de Zeus.
Teatro Sur, el más grande de Jerash, con capacidad para 5.000 espectadores.
Música tradicional, en el interior del teatro.
Cardo Máximo, la calzada principal que atraviesa Jerash.
Las escaleras que suben al Ninfeo.
Teatro Norte, más pequeño que el anterior.
Templo de Artemisa.
La ciudad moderna de Jerash, vista desde las ruinas romanas.
Los puestos de souvenirs que hay que atravesar al entrar y salir de las ruinas.
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