Puerto Viejo
Al llegar al puerto de Moín suele haber taxis y minivans esperando a los turistas procedentes de Tortuguero para llevarlos a Puerto Limón u otros destinos de la costa caribeña. Nosotros pactamos un precio de 12 dólares por persona con un conductor de miniván para que nos llevara, junto a otros turistas, hasta Puerto Viejo (1 hora).
Si se tiene intención de ir a Cahuita o Puerto Viejo merece la pena contratar una de estas minivans porque la otra opción es ir en taxi hasta la estación de autobuses de Puerto Limón, un trayecto que ya cuesta 5 dólares, y allí coger un bus de línea regular. El ahorro no es significativo y se pierde bastante más tiempo.
En furgoneta hacia Puerto Viejo.
Puerto Viejo es el principal destino playero del Caribe costarricense, muy cerca ya de la frontera con Panamá. El pueblo, destartalado y polvoriento, tiene pocos encantos más allá de los numerosos bares y restaurantes para cenar o tomarse una copa por las noches.
También hay una amplia oferta de hoteles, aunque solo los más caros cuentan con aire acondicionado. Nosotros nos alojamos en el Lotus Garden, que sí tiene aire acondicionado, después de conseguir que nos dejaran la habitación doble por 50 dólares la noche, aunque sin desayuno (costaba 65). El hotel tiene una diminuta piscina y las habitaciones, forradas en madera, son acogedoras.
En Puerto Viejo hay poco que hacer durante el día porque las playas del pueblo dejan bastante que desear y no son muy apetecibles. Lo mejor es aprovechar la luz solar para hacer excursiones por los alrededores y regresar al atardecer para disfrutar de los restaurantes y el ambiente nocturno de la localidad.
Algunos turistas prefieren alojarse en el cercano pueblo de Cahuita, pero la verdad es que los dos son muy parecidos y Puerto Viejo cuenta, al menos, con más oferta de bares y restaurantes.
Calle principal de Puerto Viejo.
Muchos bares y tiendas en el pueblo.
Otra calle de Puerto Viejo.
La playa de Puerto Viejo.
Muchas calles del pueblo están sin asfaltar.
Un colorido supermercado.
Paseando por Puerto Viejo.
Mucha basura amontonada en las calles de Puerto Viejo.
Buitres hurgando en la basura.
Atardeciendo en la playa de Puerto Viejo.
El hotel donde nos alojamos.
La habitación del hotel.
Para disfrutar de las playas de Puerto Viejo, como hemos comentado antes, hay que moverse un poco. Y la mejor opción es alquilar una bicicleta por 5 dólares el día completo. La carretera asfaltada que lleva hasta el pueblo de Manzanillo, situado a 12 kilómetros, es muy agradable para pedalear porque apenas tiene tráfico. Además, por el camino se puede ir parando en las mejores playas de la zona.
A solo un par de kilómetros de Puerto Viejo se encuentra playa Cocles, una gran franja de arena muy frecuentara por los turistas, ya que suele haber bastantes olas. Si no se tienen ganas de pedalear, esta playa es una buena opción para tumbarse a la bartola y pasar el día.
Sin embargo, merece la pena continuar un poco más para llegar a la playa de Punta Uva, sin duda la mejor del Caribe de Costa Rica. Está a unos 8 kilómetros de Puerto Viejo y cuenta con todos los ingredientes de una clásica playa paradisíaca, con arena fina clara y cocoteros intentando alcanzar el mar. Sobra decir que nos tiramos un día completo aquí.
Más adelante la carretera termina en el pueblo de Manzanillo, una pequeña aldea anclada junto al Caribe, aunque su playa no es comparable a la de Punta Uva.
Si se tiene intención de ir a Cahuita o Puerto Viejo merece la pena contratar una de estas minivans porque la otra opción es ir en taxi hasta la estación de autobuses de Puerto Limón, un trayecto que ya cuesta 5 dólares, y allí coger un bus de línea regular. El ahorro no es significativo y se pierde bastante más tiempo.
En furgoneta hacia Puerto Viejo.
Puerto Viejo es el principal destino playero del Caribe costarricense, muy cerca ya de la frontera con Panamá. El pueblo, destartalado y polvoriento, tiene pocos encantos más allá de los numerosos bares y restaurantes para cenar o tomarse una copa por las noches.
También hay una amplia oferta de hoteles, aunque solo los más caros cuentan con aire acondicionado. Nosotros nos alojamos en el Lotus Garden, que sí tiene aire acondicionado, después de conseguir que nos dejaran la habitación doble por 50 dólares la noche, aunque sin desayuno (costaba 65). El hotel tiene una diminuta piscina y las habitaciones, forradas en madera, son acogedoras.
En Puerto Viejo hay poco que hacer durante el día porque las playas del pueblo dejan bastante que desear y no son muy apetecibles. Lo mejor es aprovechar la luz solar para hacer excursiones por los alrededores y regresar al atardecer para disfrutar de los restaurantes y el ambiente nocturno de la localidad.
Algunos turistas prefieren alojarse en el cercano pueblo de Cahuita, pero la verdad es que los dos son muy parecidos y Puerto Viejo cuenta, al menos, con más oferta de bares y restaurantes.
Calle principal de Puerto Viejo.
Muchos bares y tiendas en el pueblo.
Otra calle de Puerto Viejo.
La playa de Puerto Viejo.
Muchas calles del pueblo están sin asfaltar.
Un colorido supermercado.
Paseando por Puerto Viejo.
Mucha basura amontonada en las calles de Puerto Viejo.
Buitres hurgando en la basura.
Atardeciendo en la playa de Puerto Viejo.
El hotel donde nos alojamos.
La habitación del hotel.
Para disfrutar de las playas de Puerto Viejo, como hemos comentado antes, hay que moverse un poco. Y la mejor opción es alquilar una bicicleta por 5 dólares el día completo. La carretera asfaltada que lleva hasta el pueblo de Manzanillo, situado a 12 kilómetros, es muy agradable para pedalear porque apenas tiene tráfico. Además, por el camino se puede ir parando en las mejores playas de la zona.
A solo un par de kilómetros de Puerto Viejo se encuentra playa Cocles, una gran franja de arena muy frecuentara por los turistas, ya que suele haber bastantes olas. Si no se tienen ganas de pedalear, esta playa es una buena opción para tumbarse a la bartola y pasar el día.
Sin embargo, merece la pena continuar un poco más para llegar a la playa de Punta Uva, sin duda la mejor del Caribe de Costa Rica. Está a unos 8 kilómetros de Puerto Viejo y cuenta con todos los ingredientes de una clásica playa paradisíaca, con arena fina clara y cocoteros intentando alcanzar el mar. Sobra decir que nos tiramos un día completo aquí.
Más adelante la carretera termina en el pueblo de Manzanillo, una pequeña aldea anclada junto al Caribe, aunque su playa no es comparable a la de Punta Uva.
De excursión en bici por la carretera de Manzanillo.
Playa Cocles.
Tablas de surf en playa Cocles.
Seguimos pedaleando hacia Punta Uva.
Playa de Punta Uva, la mejor de la costa caribeña de Costa Rica.
Playa de Punta Uva.
Otro vistazo a la playa de Punta Uva.
Nuestras bicis, aparcadas.
Llegando a Manzanillo.
Bañistas en Manzanillo.
Lugareños con sacos de fruta.
Playa de Manzanillo.
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