Turrialba
El trayecto entre Manuel Antonio y Turrialba es largo porque no hay ninguna carretera más o menos directa entre las dos localidades y hay que dar un rodeo para salvar la cadena montañosa del parque nacional Los Quetzales, pasando por la ciudad de San Isidro de El General.
En total son unos 230 kilómetros, pero hay que calcular unas cinco horas de viaje porque la conducción puede ser muy lenta. La carretera de montaña que va desde San Isidro a Cartago asciende varios puertos y, aunque es muy pintoresca, puede ser desesperante debido a la multitud de camiones circulando a 20 km/h que te encuentras por el camino. Con tantas curvas apenas hay posibilidad de adelantarlos. A eso hay que sumar los abundantes cortes de tráfico por obras.
Muchas curvas de camino a Turrialba.
Un bonito paisaje en el interior de Costa Rica.
Enormes trailers como este ralentizan la conducción.
Turrialba es una pequeña ciudad agrícola rodeada de un bello paisaje de plantaciones de café, cacao y bosques tropicales. La ciudad, sin embargo, es fea de narices y la única razón para visitarla es el rafting.
El cercano río Pacuare está considerado como uno de los mejores del mundo para la práctica de este deporte y para hacer piragüismo. Hace unos años también se podían hacer estas actividades en el vecino río Reventazón, otra meca del rafting, pero el gobierno costarricense lo ha inutilizado a base de construir presas.
Actualmente sigue habiendo proyectos para construir presas en el Pacuare, pero muchos activistas y vecinos de Turrialba luchan para evitar que ocurra el mismo desastre que en el Reventazón. Solo el tiempo dirá quién gana la batalla.
Los tours de rafting más habituales son de uno o dos días. La mayoría de turistas suele contratarlos en San José o en otras localidades turísticas de Costa Rica, pero en Turrialba se pueden encontrar precios mucho más económicos. Eso sí, hay que contratarlo directamente en una agencia porque si se hace a través de un hotel habrá que pagar comisión.
Nosotros contratamos un tour de un día con la agencia Costa Rica Adventures, que tiene la oficina en la carretera a Siquirres, a las afueras de Turrialba, donde se encuentran la mayoría de tour-operadores.
Los circuitos son parecidos en todas las agencias, que suelen cederse clientes entre ellas para completar las barcas. De hecho, nosotros terminamos haciendo el tour con una barca de la agencia Ríos Locos.
El tour nos costó 55 dólares por persona, con el almuerzo incluido. Aunque es una actividad cara, hay que tener en cuenta que el mismo tour contratado en San José puede costar 80 dólares. Los circuitos de un día empiezan a las ocho de la mañana y terminan sobre las tres de la tarde. La actividad del rafting suele durar unas cuatro horas, con una parada en medio para almorzar.
Tanto si es la primera vez, como si se es todo un experto en rafting, el descenso por el Pacuare es una experiencia muy gratificante. El río cuenta con algunos rápidos de clase 3 y 4 que harán subir la adrenalina y también ofrece la posibilidad de disfrutar de un espectacular paisaje tropical. Para tomar buenas fotografías es imprescindible una cámara acuática. Nosotros no teníamos, así que las fotos del rafting son limitadas.
También se pueden contratar tours de rafting de dos días, haciendo noche en tienda de campaña, y otros circuitos profesionales en rápidos de clase 5. El Pacuare ofrece todo tipo de posibilidades.
En Turrialba no hay mucha oferta de alojamiento y, ante la falta de competencia, los precios suelen ser elevados, sobre todo si se busca una habitación con aire acondicionado. Nosotros nos alojamos en el Turrialba Bed and Breakfast, donde nos dejaron una habitación básica con una litera por 55 dólares. Tiene aire acondicionado, un agradable patio interior y un completo desayuno, ideal para quemar luego esas calorías en los rápidos del Pacuare.
Calle de Turrialba.
Atardeciendo en Turrialba.
Una tienda de Turrialba.
Prohibido fumar en el parque central de la ciudad.
El río de Turrialba. No es el Pacuare.
La básica habitación de nuestro hotel.
Llegando al Pacuare.
Preparando las barcas para el rafting.
Nuestro monitor, echando la barca al río.
Descendiendo el Pacuare.
Rápidos en el Pacuare.
Otro grupo de turistas sorteando un rápido.
El Pacuare también ofrece agradables remansos para bañarse.
En total son unos 230 kilómetros, pero hay que calcular unas cinco horas de viaje porque la conducción puede ser muy lenta. La carretera de montaña que va desde San Isidro a Cartago asciende varios puertos y, aunque es muy pintoresca, puede ser desesperante debido a la multitud de camiones circulando a 20 km/h que te encuentras por el camino. Con tantas curvas apenas hay posibilidad de adelantarlos. A eso hay que sumar los abundantes cortes de tráfico por obras.
Muchas curvas de camino a Turrialba.
Un bonito paisaje en el interior de Costa Rica.
Enormes trailers como este ralentizan la conducción.
Turrialba es una pequeña ciudad agrícola rodeada de un bello paisaje de plantaciones de café, cacao y bosques tropicales. La ciudad, sin embargo, es fea de narices y la única razón para visitarla es el rafting.
El cercano río Pacuare está considerado como uno de los mejores del mundo para la práctica de este deporte y para hacer piragüismo. Hace unos años también se podían hacer estas actividades en el vecino río Reventazón, otra meca del rafting, pero el gobierno costarricense lo ha inutilizado a base de construir presas.
Actualmente sigue habiendo proyectos para construir presas en el Pacuare, pero muchos activistas y vecinos de Turrialba luchan para evitar que ocurra el mismo desastre que en el Reventazón. Solo el tiempo dirá quién gana la batalla.
Los tours de rafting más habituales son de uno o dos días. La mayoría de turistas suele contratarlos en San José o en otras localidades turísticas de Costa Rica, pero en Turrialba se pueden encontrar precios mucho más económicos. Eso sí, hay que contratarlo directamente en una agencia porque si se hace a través de un hotel habrá que pagar comisión.
Nosotros contratamos un tour de un día con la agencia Costa Rica Adventures, que tiene la oficina en la carretera a Siquirres, a las afueras de Turrialba, donde se encuentran la mayoría de tour-operadores.
Los circuitos son parecidos en todas las agencias, que suelen cederse clientes entre ellas para completar las barcas. De hecho, nosotros terminamos haciendo el tour con una barca de la agencia Ríos Locos.
El tour nos costó 55 dólares por persona, con el almuerzo incluido. Aunque es una actividad cara, hay que tener en cuenta que el mismo tour contratado en San José puede costar 80 dólares. Los circuitos de un día empiezan a las ocho de la mañana y terminan sobre las tres de la tarde. La actividad del rafting suele durar unas cuatro horas, con una parada en medio para almorzar.
Tanto si es la primera vez, como si se es todo un experto en rafting, el descenso por el Pacuare es una experiencia muy gratificante. El río cuenta con algunos rápidos de clase 3 y 4 que harán subir la adrenalina y también ofrece la posibilidad de disfrutar de un espectacular paisaje tropical. Para tomar buenas fotografías es imprescindible una cámara acuática. Nosotros no teníamos, así que las fotos del rafting son limitadas.
También se pueden contratar tours de rafting de dos días, haciendo noche en tienda de campaña, y otros circuitos profesionales en rápidos de clase 5. El Pacuare ofrece todo tipo de posibilidades.
En Turrialba no hay mucha oferta de alojamiento y, ante la falta de competencia, los precios suelen ser elevados, sobre todo si se busca una habitación con aire acondicionado. Nosotros nos alojamos en el Turrialba Bed and Breakfast, donde nos dejaron una habitación básica con una litera por 55 dólares. Tiene aire acondicionado, un agradable patio interior y un completo desayuno, ideal para quemar luego esas calorías en los rápidos del Pacuare.
Calle de Turrialba.
Atardeciendo en Turrialba.
Una tienda de Turrialba.
Prohibido fumar en el parque central de la ciudad.
El río de Turrialba. No es el Pacuare.
La básica habitación de nuestro hotel.
Llegando al Pacuare.
Preparando las barcas para el rafting.
Nuestro monitor, echando la barca al río.
Descendiendo el Pacuare.
Rápidos en el Pacuare.
Otro grupo de turistas sorteando un rápido.
El Pacuare también ofrece agradables remansos para bañarse.
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