Isla de Ometepe
La isla de Ometepe se encuentra en medio del lago Nicaragua y destaca por su inconfundible silueta en forma de ocho, coronada en sus extremos por dos volcanes, el Concepción y el Maderas. La isla está habitada desde hace más de 3.000 años y su nombre deriva de la palabra indígena Ometepetl, que significa entre dos montañas.
Actualmente, Ometepe es un popular destino turístico en Nicaragua, ideal para hacer excursiones disfrutando de la naturaleza y de su ambiente relajado.
Para llegar a Ometepe desde Granada hay que hacer unos cuantos trasbordos y se pierde bastante tiempo, así que es recomendable quedarse al menos un par de noches para amortizar el trayecto. El viaje a Ometepe puede ser especialmente lento en domingo, cuando las frecuencias de los transportes públicos caen en picado en toda Nicaragua. Nosotros, evidentemente, fuimos en domingo.
Primero hay que coger un autobús de Granada a Rivas, que salen con bastante frecuencia, excepto los domingos. Suelen partir cuando están llenos, así que no hay que prestar demasiada atención a los horarios oficiales. A nosotros nos dijeron que el domingo había uno a las 8 de la mañana, pero llegamos a la estación a las 7.50 h y el bus ya se había ido.
El siguiente bus no salía hasta el mediodía, así que tuvimos que coger otro en dirección a la ciudad de Nandaime para que nos dejara en el cruce con la carretera interamericana y allí esperar el bus Managua-Rivas. Afortunadamente, el trasbordo fue rápido y llegamos a Rivas en poco más de una hora. Los precios de los autobuses son muy baratos en Nicaragua y los billetes raramente superan los dos dólares.
Una vez en Rivas hay que llegar hasta el muelle de San Jorge, situado a unos cinco kilómetros, para coger el ferry a Ometepe. Nosotros fuimos en taxi (2 dólares) para no perder más tiempo y fue todo un acierto porque el ferry estaba a punto de partir y el siguiente no salía hasta dentro de cuatro horas.
El ferry cuesta 70 córdobas y hay que pagar otros 10 córdobas de impuesto portuario (unos 3 dólares en total). El agradable trayecto surcando el lago Nicaragua dura unos 40 minutos y pronto se divisa en el horizonte la característica silueta de Ometepe, con sus dos majestuosos volcanes en los extremos.
Los ferrys atracan en el puerto de Moyogalpa, situado en las faldas del volcán Concepción. Es la segunda población en importancia de la isla después de su capital, Altagracia. Aunque el pueblo cuenta con varios hoteles y restaurantes, no tiene demasiado encanto y es preferible alejarse un poco para buscar alojamiento.
Muelle de San Jorge.
En el ferry, cargado hasta los topes.
Un viejo barco surca el lago Nicaragua.
La silueta de Ometepe, con sus dos volcanes en los extremos.
El majestuoso volcán Concepción, el más alto de la isla.
Llegando al puerto de Moyogalpa.
Descargando el ferry en Ometepe.
Nosotros fuimos a la playa de Santo Domingo, situada en el istmo que une los dos volcanes de Ometepe. En esta estrecha franja de tierra se concentran varios hoteles y es un buen lugar para quedarse. Eso sí, llegar hasta aquí en domingo es complicado porque no hay transporte público y los taxis son caros (30 dólares).
El autobús de Moyogalpa a Altagracia te puede dejar en el cruce de El Quino, pero desde allí no queda más remedio que caminar los cuatro kilómetros restantes hasta la playa de Santo Domingo, o parar el coche de algún lugareño para que te lleve a cambio de una pequeña propina.
Autobús hacia El Quino.
Nos alojamos en el hotel Villa Paraíso, el más caro de Santo Domingo, pero el único que merece la pena porque el resto estaban un poco descuidados y avejentados. Las cabañas con aire acondicionado y baño cuestan 70 dólares, pero regateando un poco conseguimos que nos la dejara por 50 dólares. El desayuno está incluido y el hotel cuenta con el mejor restaurante de la zona.
La playa de Santo Domingo, de oscura arena volcánica y casi siempre azotada por el viento y las olas, no es muy atractiva para el baño porque el lago no está demasiado limpio, pero su aspecto salvaje le confiere un encanto especial, con la silueta del volcán Maderas al fondo y las aves marinas lanzándose al agua en busca de su merienda. Además, cuando el calor aprieta es difícil resistirse a un chapuzón en las cálidas aguas del lago.
Playa de Santo Domingo.
El tramo de playa del hotel.
Arco iris en la playa de Santo Domingo.
Los temporales traen maleza y troncos a la playa.
Otro vistazo a la playa de Santo Domingo.
Nuestra cabaña en el hotel Villa Paraíso.
Interior de la cabaña.
Tilapia del lago a la brasa para cenar.
¡Las urracas te roban el desayuno al menor descuido!
Alquilar una moto es la mejor forma de recorrer la isla de Ometepe, pero se necesita una moto grande de trail porque muchas carreteras, sobre todo en el sector del volcán Maderas, no están asfaltadas y presentan infinidad de baches. La bici también es una alternativa, pero hay que tener en cuenta que la isla está repleta de extenuantes pendientes y que las distancias son más largas de lo que parecen. En Santo Domingo hay varios sitios donde alquilan bicis y motos.
Nosotros alquilamos una moto de 250cc para ir de excursión a la cascada de San Ramón. Suelen cobrar unos 30 dólares por el día completo, aunque negociando un poco se puede conseguir por 25. Hay unos 15 kilómetros hasta la entrada del sendero que conduce a la cascada, donde se puede aparcar la moto. La entrada para dos personas más la moto nos costó 200 córdobas (8 dólares). Junto al aparcamiento hay un hotel con restaurante donde se puede comer.
En el aparcamiento empieza el camino de unos 4 kilómetros hasta la cascada. Al principio es un sendero sencillo, pero el tramo final se complica y llega un momento en el que hay que trepar directamente por el río porque el sendero desaparece. Si el calor aprieta puede ser una caminata agotadora, pero el premio es gordo porque la cascada, una fina cortina de agua sobre una pared de musgo, es preciosa. El agua cae helada sobre una pequeña poza en la que te puedes dar un refrescante baño para afrontar el descenso con energías renovadas.
De regreso a Santo Domingo paramos en la finca El Porvenir, donde se pueden ver algunos petroglifos tallados en la piedra por los primeros habitantes de la isla. Algunos de estos dibujos tienen más de 2.000 años de antigüedad.
La moto que alquilamos para ir a la cascada.
Carretera hacia la cascada.
Silueta del volcán Concepción.
Arrozales en el paisaje de Ometepe.
En la zona del volcán Maderas desaparece el pavimento.
Caballos en nuestro camino.
Empieza el sendero hacia la cascada.
Vistas del lago Nicaragua desde Ometepe.
El camino que lleva a la cascada de San Ramón.
En el tramo final prácticamente desaparece el camino.
Cascada de San Ramón.
De regreso al aparcamiento para recoger la moto.
Petroglifo en El Porvenir.
El segundo día alquilamos unas bicis para ir a la presa Ojo de Agua, otro de los lugares más visitados de la isla. Es un pequeño embalse de agua cristalina ideal para bañarse y tumbarse a descansar al sol. Está a unos tres kilómetros de la playa de Santo Domingo y el trayecto asfaltado, entre campos de arroz y plantaciones de bananos, es muy agradable. La entrada a la presa Ojo de Agua cuesta 75 córdobas (3 dólares). Hay vestuarios, algunas hamacas y un restaurante.
Desde Santo Domingo también se puede hacer un pequeño trekking de un par de kilómetros a través del sendero Peña Inculta, un estrecho camino de piedra negra volcánica que se adentra en el bosque. Por el camino se pueden divisar monos, infinidad de pájaros y alguna iguana.
En bici hacia la presa Ojo de Agua.
Campos de arroz en Ometepe.
Otro vistazo a los arrozales.
Las carreteras de Ometepe están llenas de cuestas.
Presa Ojo de Agua.
De vuelta hacia Santo Domingo.
Atardeciendo sobre los arrozales.
El sendero de piedra volcánica Peña Inculta.
El sendero Peña Inculta se adentra en el bosque tropical.
Tras pasar dos noches en la playa de Santo Domingo regresamos a Moyogalpa para coger de nuevo el ferry hacia tierra firme. Al no ser domingo, nos evitamos hacer autostop y pudimos coger en la puerta del hotel el autobús de línea que pasa por Santo Domingo y va a Altagracia. Nos bajamos en el cruce de El Quino y allí esperamos el bus a Moyogalpa. Como el ferry todavía tardó un par de horas en salir, tuvimos un poco de tiempo para visitar el pueblo.
Actualmente, Ometepe es un popular destino turístico en Nicaragua, ideal para hacer excursiones disfrutando de la naturaleza y de su ambiente relajado.
Para llegar a Ometepe desde Granada hay que hacer unos cuantos trasbordos y se pierde bastante tiempo, así que es recomendable quedarse al menos un par de noches para amortizar el trayecto. El viaje a Ometepe puede ser especialmente lento en domingo, cuando las frecuencias de los transportes públicos caen en picado en toda Nicaragua. Nosotros, evidentemente, fuimos en domingo.
Primero hay que coger un autobús de Granada a Rivas, que salen con bastante frecuencia, excepto los domingos. Suelen partir cuando están llenos, así que no hay que prestar demasiada atención a los horarios oficiales. A nosotros nos dijeron que el domingo había uno a las 8 de la mañana, pero llegamos a la estación a las 7.50 h y el bus ya se había ido.
El siguiente bus no salía hasta el mediodía, así que tuvimos que coger otro en dirección a la ciudad de Nandaime para que nos dejara en el cruce con la carretera interamericana y allí esperar el bus Managua-Rivas. Afortunadamente, el trasbordo fue rápido y llegamos a Rivas en poco más de una hora. Los precios de los autobuses son muy baratos en Nicaragua y los billetes raramente superan los dos dólares.
Una vez en Rivas hay que llegar hasta el muelle de San Jorge, situado a unos cinco kilómetros, para coger el ferry a Ometepe. Nosotros fuimos en taxi (2 dólares) para no perder más tiempo y fue todo un acierto porque el ferry estaba a punto de partir y el siguiente no salía hasta dentro de cuatro horas.
El ferry cuesta 70 córdobas y hay que pagar otros 10 córdobas de impuesto portuario (unos 3 dólares en total). El agradable trayecto surcando el lago Nicaragua dura unos 40 minutos y pronto se divisa en el horizonte la característica silueta de Ometepe, con sus dos majestuosos volcanes en los extremos.
Los ferrys atracan en el puerto de Moyogalpa, situado en las faldas del volcán Concepción. Es la segunda población en importancia de la isla después de su capital, Altagracia. Aunque el pueblo cuenta con varios hoteles y restaurantes, no tiene demasiado encanto y es preferible alejarse un poco para buscar alojamiento.
Muelle de San Jorge.
En el ferry, cargado hasta los topes.
Un viejo barco surca el lago Nicaragua.
La silueta de Ometepe, con sus dos volcanes en los extremos.
El majestuoso volcán Concepción, el más alto de la isla.
Llegando al puerto de Moyogalpa.
Descargando el ferry en Ometepe.
Nosotros fuimos a la playa de Santo Domingo, situada en el istmo que une los dos volcanes de Ometepe. En esta estrecha franja de tierra se concentran varios hoteles y es un buen lugar para quedarse. Eso sí, llegar hasta aquí en domingo es complicado porque no hay transporte público y los taxis son caros (30 dólares).
El autobús de Moyogalpa a Altagracia te puede dejar en el cruce de El Quino, pero desde allí no queda más remedio que caminar los cuatro kilómetros restantes hasta la playa de Santo Domingo, o parar el coche de algún lugareño para que te lleve a cambio de una pequeña propina.
Autobús hacia El Quino.
Nos alojamos en el hotel Villa Paraíso, el más caro de Santo Domingo, pero el único que merece la pena porque el resto estaban un poco descuidados y avejentados. Las cabañas con aire acondicionado y baño cuestan 70 dólares, pero regateando un poco conseguimos que nos la dejara por 50 dólares. El desayuno está incluido y el hotel cuenta con el mejor restaurante de la zona.
La playa de Santo Domingo, de oscura arena volcánica y casi siempre azotada por el viento y las olas, no es muy atractiva para el baño porque el lago no está demasiado limpio, pero su aspecto salvaje le confiere un encanto especial, con la silueta del volcán Maderas al fondo y las aves marinas lanzándose al agua en busca de su merienda. Además, cuando el calor aprieta es difícil resistirse a un chapuzón en las cálidas aguas del lago.
Playa de Santo Domingo.
El tramo de playa del hotel.
Arco iris en la playa de Santo Domingo.
Los temporales traen maleza y troncos a la playa.
Otro vistazo a la playa de Santo Domingo.
Nuestra cabaña en el hotel Villa Paraíso.
Interior de la cabaña.
Tilapia del lago a la brasa para cenar.
¡Las urracas te roban el desayuno al menor descuido!
Alquilar una moto es la mejor forma de recorrer la isla de Ometepe, pero se necesita una moto grande de trail porque muchas carreteras, sobre todo en el sector del volcán Maderas, no están asfaltadas y presentan infinidad de baches. La bici también es una alternativa, pero hay que tener en cuenta que la isla está repleta de extenuantes pendientes y que las distancias son más largas de lo que parecen. En Santo Domingo hay varios sitios donde alquilan bicis y motos.
Nosotros alquilamos una moto de 250cc para ir de excursión a la cascada de San Ramón. Suelen cobrar unos 30 dólares por el día completo, aunque negociando un poco se puede conseguir por 25. Hay unos 15 kilómetros hasta la entrada del sendero que conduce a la cascada, donde se puede aparcar la moto. La entrada para dos personas más la moto nos costó 200 córdobas (8 dólares). Junto al aparcamiento hay un hotel con restaurante donde se puede comer.
En el aparcamiento empieza el camino de unos 4 kilómetros hasta la cascada. Al principio es un sendero sencillo, pero el tramo final se complica y llega un momento en el que hay que trepar directamente por el río porque el sendero desaparece. Si el calor aprieta puede ser una caminata agotadora, pero el premio es gordo porque la cascada, una fina cortina de agua sobre una pared de musgo, es preciosa. El agua cae helada sobre una pequeña poza en la que te puedes dar un refrescante baño para afrontar el descenso con energías renovadas.
De regreso a Santo Domingo paramos en la finca El Porvenir, donde se pueden ver algunos petroglifos tallados en la piedra por los primeros habitantes de la isla. Algunos de estos dibujos tienen más de 2.000 años de antigüedad.
La moto que alquilamos para ir a la cascada.
Carretera hacia la cascada.
Silueta del volcán Concepción.
Arrozales en el paisaje de Ometepe.
En la zona del volcán Maderas desaparece el pavimento.
Caballos en nuestro camino.
Empieza el sendero hacia la cascada.
Vistas del lago Nicaragua desde Ometepe.
El camino que lleva a la cascada de San Ramón.
En el tramo final prácticamente desaparece el camino.
Cascada de San Ramón.
Una pared de musgo rodea la cascada de San Ramón.
De regreso al aparcamiento para recoger la moto.
Petroglifo en El Porvenir.
El segundo día alquilamos unas bicis para ir a la presa Ojo de Agua, otro de los lugares más visitados de la isla. Es un pequeño embalse de agua cristalina ideal para bañarse y tumbarse a descansar al sol. Está a unos tres kilómetros de la playa de Santo Domingo y el trayecto asfaltado, entre campos de arroz y plantaciones de bananos, es muy agradable. La entrada a la presa Ojo de Agua cuesta 75 córdobas (3 dólares). Hay vestuarios, algunas hamacas y un restaurante.
Desde Santo Domingo también se puede hacer un pequeño trekking de un par de kilómetros a través del sendero Peña Inculta, un estrecho camino de piedra negra volcánica que se adentra en el bosque. Por el camino se pueden divisar monos, infinidad de pájaros y alguna iguana.
En bici hacia la presa Ojo de Agua.
Campos de arroz en Ometepe.
Otro vistazo a los arrozales.
Las carreteras de Ometepe están llenas de cuestas.
Presa Ojo de Agua.
De vuelta hacia Santo Domingo.
Atardeciendo sobre los arrozales.
El sendero de piedra volcánica Peña Inculta.
El sendero Peña Inculta se adentra en el bosque tropical.
Tras pasar dos noches en la playa de Santo Domingo regresamos a Moyogalpa para coger de nuevo el ferry hacia tierra firme. Al no ser domingo, nos evitamos hacer autostop y pudimos coger en la puerta del hotel el autobús de línea que pasa por Santo Domingo y va a Altagracia. Nos bajamos en el cruce de El Quino y allí esperamos el bus a Moyogalpa. Como el ferry todavía tardó un par de horas en salir, tuvimos un poco de tiempo para visitar el pueblo.
Esperando el autobús en El Quino.
Calle principal de Moyogalpa.
Perritos calientes en Moyogalpa.
Un viejo autobús recorre las calles de Moyogalpa.
La iglesia de Moyogalpa.
Otra calle del pueblo.
Lugareños en la puerta de un comercio de Moyogalpa.
El ferry para regresar a San Jorge.
Buena descripción de lo que se puede hacer en la isla bien especificado muchas gracias ya tengo una referencia
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