Managua
Prácticamente nada queda de la antigua ciudad de Managua, golpeada por los terremotos desde su fundación en la época precolombina y arrasada completamente por el último gran seísmo de 1972. La inestabilidad política y las guerras civiles que han asolado Nicaragua hasta los años 90 han ido retrasando la reconstrucción de la ciudad y actualmente Managua es una urbe destartalada que sigue buscando su identidad perdida.
Los descampados y los solares abandonados salpican el centro de la capital nicaragüense, si es que se puede establecer un centro para una ciudad de casi dos millones de habitantes que ha crecido en forma de suburbios y barrios residenciales sin plan urbanístico alguno. Managua bien podría considerarse un conglomerado de barrios unidos por carreteras y amplias avenidas, sin centro neurálgico, o con varios de ellos, según se mire.
No obstante, Managua tampoco ha contado nunca con joyas arquitectónicas, ya que hasta el siglo XIX continuó siendo una ciudad de población indígena formada en su mayoría por pequeñas casas de adobe y madera. La importancia estratégica y económica de Managua palidecía frente al esplendor colonial de sus vecinas Granada y León.
Fue a mediados del siglo XIX cuando Managua se convirtió en la capital de la recién independizada Nicaragua con el objetivo de poner fin a las guerras entre Granada y León, ciudades que luchaban por liderar la nueva república. A partir de entonces empezó el desarrollo urbanístico de la ciudad, aunque apenas ha llegado hasta nuestros días debido a los desastres naturales y la brutalidad de las armas.
La Plaza de la Revolución, presidida por una gigantesca bandera de Nicaragua, marca el centro de la llamada área monumental de Managua y cuenta con el edificio más emblemático de la ciudad, la Antigua Catedral, construida a principios del siglo XX en estilo neoclásico. No ha sido reconstruida desde el terremoto de 1972 y su fachada sigue luciendo las secuelas de aquel gran movimiento sísmico. Hay planes para restaurarla, pero lo cierto es que el aspecto semirruinoso actual le confiere un atractivo especial. Evidentemente no se puede visitar por dentro por riesgo de derrumbe.
Los descampados y los solares abandonados salpican el centro de la capital nicaragüense, si es que se puede establecer un centro para una ciudad de casi dos millones de habitantes que ha crecido en forma de suburbios y barrios residenciales sin plan urbanístico alguno. Managua bien podría considerarse un conglomerado de barrios unidos por carreteras y amplias avenidas, sin centro neurálgico, o con varios de ellos, según se mire.
No obstante, Managua tampoco ha contado nunca con joyas arquitectónicas, ya que hasta el siglo XIX continuó siendo una ciudad de población indígena formada en su mayoría por pequeñas casas de adobe y madera. La importancia estratégica y económica de Managua palidecía frente al esplendor colonial de sus vecinas Granada y León.
Fue a mediados del siglo XIX cuando Managua se convirtió en la capital de la recién independizada Nicaragua con el objetivo de poner fin a las guerras entre Granada y León, ciudades que luchaban por liderar la nueva república. A partir de entonces empezó el desarrollo urbanístico de la ciudad, aunque apenas ha llegado hasta nuestros días debido a los desastres naturales y la brutalidad de las armas.
La Plaza de la Revolución, presidida por una gigantesca bandera de Nicaragua, marca el centro de la llamada área monumental de Managua y cuenta con el edificio más emblemático de la ciudad, la Antigua Catedral, construida a principios del siglo XX en estilo neoclásico. No ha sido reconstruida desde el terremoto de 1972 y su fachada sigue luciendo las secuelas de aquel gran movimiento sísmico. Hay planes para restaurarla, pero lo cierto es que el aspecto semirruinoso actual le confiere un atractivo especial. Evidentemente no se puede visitar por dentro por riesgo de derrumbe.
Plaza de la Revolución.
Fachada de la Antigua Catedral.
Las secuelas del terremoto son visibles en la Antigua Catedral.
Junto a la Antigua Catedral se levanta el Palacio Nacional, otro gran edificio de principios del siglo XX, que sí ha sido reconstruido y que alberga el Museo Nacional, donde se repasa la historia de Nicaragua desde la época prehistórica. Frente al Palacio Nacional, al otro lado de la extensa Plaza de la Revolución, se encuentra la Casa de los Pueblos, sede del Consejo del poder ciudadano, un órgano del Frente Sandinista (FSLN), el partido que actualmente gobierna Nicaragua y que derribó la dictadura de Somoza a finales de los años 70. La fachada de la Casa de los Pueblos está presidida por las estatuas del revolucionario nicaragüense Augusto César Sandino y el poeta nacional, Rubén Darío. Este último cuenta con otro monumento en su honor a escasos metros que data de principios del siglo XX.
Cerca de la Plaza de la Revolución se halla el Teatro Nacional Rubén Darío, un gran edificio moderno levantado en los años 60 y que resistió las sacudidas del terremoto de 1972. La fachada principal está orientada al contaminado Lago Nicaragua, también llamado Xolotlán.
La zona del lago se conoce como el Malecón, aunque poco tiene que ver con el paseo marítimo de La Habana. El Malecón está repleto de destartalados bares, que abren hasta el amanecer, pero la mayoría son antros nocturnos y la zona no se considera demasiado segura por las noches. En el extremo occidental del Malecón se ha construido el Puerto Salvador Allende, un espacio cerrado que también alberga bares y restaurantes más modernos y seguros.
Cerca de la Plaza de la Revolución se halla el Teatro Nacional Rubén Darío, un gran edificio moderno levantado en los años 60 y que resistió las sacudidas del terremoto de 1972. La fachada principal está orientada al contaminado Lago Nicaragua, también llamado Xolotlán.
La zona del lago se conoce como el Malecón, aunque poco tiene que ver con el paseo marítimo de La Habana. El Malecón está repleto de destartalados bares, que abren hasta el amanecer, pero la mayoría son antros nocturnos y la zona no se considera demasiado segura por las noches. En el extremo occidental del Malecón se ha construido el Puerto Salvador Allende, un espacio cerrado que también alberga bares y restaurantes más modernos y seguros.
Palacio Nacional.
Casa de los Pueblos.
Monumento a Rubén Darío.
Teatro Nacional Rubén Darío.
Los destartalados bares del Malecón de Managua.
Lago Managua o Xolotlán.
La Plaza de la Fe es también un punto clave de Managua, aunque no deja de ser un enorme descampado coronado por un gran obelisco en honor al papa Juan Pablo II, que visitó la ciudad en dos ocasiones. En la avenida Bolívar, la principal arteria que atraviesa el área monumental, se puede ver el Monumento al Soldado, una llamativa estatua de un guerrillero, mitad campesino mitad obrero, empuñando un fusil de asalto. Está coronada por la bandera del Frente Sandinista y se puede leer la leyenda "Solo los obreros y los campesinos irán hasta el fin".
El obelisco de Juan Pablo II en la Plaza de la Fe.
Otra vista de la Plaza de la Fe.
La gran avenida Bolívar.
Monumento al Soldado.
Otro lugar destacado en esta zona de Managua es, o era, el Parque de la Paz, inaugurado en 1990 por la entonces presidenta Violeta Chamorro, que consiguió pacificar Nicaragua tras pactar con Estados Unidos el desmantelamiento de la Contra, la infame guerrilla contrarrevolucionaria financiada por Washington para derrocar el gobierno sandinista. Lograda la paz, cientos de fusiles fueron enterrados en cemento en este parque en un simbólico monumento para denunciar la crueldad de la guerra. Lamentablemente el parque se ha deteriorado en los últimos años y estaba cerrado al público cuando fuimos nosotros, aunque nos explicaron que existen planes para revitalizarlo de nuevo.
Parque de la Paz, cerrado al público.
Fuera del área monumental se levanta la Loma de Tiscapa, una colina volcánica que ofrece las mejores panorámicas de la ciudad (entrada 1 dólar). La cima está coronada por una gran estatua de Sandino y lo que antiguamente fue el cráter del volcán se ha convertido en un pequeño lago, la Laguna de Tiscapa.
Panorámica de Managua desde la Loma de Tiscapa.
La Laguna de Tiscapa, en primer plano.
La silueta de Sandino corona la Loma de Tiscapa.
No se puede subir ni borracho ni drogado a la Loma de Tiscapa.
Antiguo monumento Roosevelt, bajo la Loma de Tiscapa. Ahora se llama Plaza de los No Alineados.
El Paseo Sandino, antigua avenida Roosevelt, desemboca en el Lago Nicaragua.
Grafiti en las calles de Managua.
La zona más moderna de Managua está en los alrededores de la Carretera a Masaya, que alberga los mejores hoteles, restaurantes y centros comerciales de la ciudad. En la rotonda Rubén Darío, coronada por otra enorme bandera de Nicaragua, se encuentra el Metrocentro, el primer gran centro comercial que se abrió en Managua. Ahora existe otro más grande y moderno fuera de la ciudad, pero la ubicación del Metrocentro es más práctica si estás alojado en la Carretera a Masaya. Cuenta con una pequeña zona de restauración para comer. Cerca de la rotonda Rubén Darío se puede visitar la Catedral Metropolitana, una gran mole de hormigón capaz de resistir los terremotos, que se construyó en los años 90 para sustituir a la Antigua Catedral.
Rotonda Rubén Darío.
Carretera a Masaya.
Catedral Metropolitana.
Árboles decorados.
Caminando por la Carretera a Masaya, apenas hay aceras.
Nosotros nos alojamos en el Hotel Los Pinos, a un cuarto de hora caminando del Metrocentro. La habitación doble con desayuno, aire acondicionado y piscina nos costó 70 dólares. En el hotel contratamos también el transfer para que nos vinieran a recoger al aeropuerto por 20 dólares.
Para desplazarse por Managua se puede ir caminando, aunque las distancias son más largas de lo que parece y muchas calles no tienen aceras. Cuando el calor aprieta siempre se puede coger un taxi, que son baratos, entre 2 y 3 dólares por trayecto.
Para desplazarse por Managua se puede ir caminando, aunque las distancias son más largas de lo que parece y muchas calles no tienen aceras. Cuando el calor aprieta siempre se puede coger un taxi, que son baratos, entre 2 y 3 dólares por trayecto.
Los minibuses para ir a Granada salen desde una pequeña estación en la Carretera a Masaya, no muy lejos del Metrocentro. El billete cuesta 24 córdobas (1 dólar) y, aunque solo hay 50 kilómetros de distancia, el trayecto dura una hora porque el minibús para constantemente para recoger a gente en la carretera.
Estación de minibuses a Granada y Masaya.
Nuestro bus a Granada.
La piscina del hotel Los Pinos y las mesas del desayuno.
He leído poca cosa sobre Nicaragua en los blogs que sigo. Es un destino que tengo en mente, por lo que te agradezco la información.
ResponderEliminarUn saludo
Hola M. Teresa. Muchas Gracias. En las próximas semanas iremos sacando más posts sobre Nicaragua. Ahora hemos estado muy liados con el cambio de diseño del blog. Saludos!!
ResponderEliminarHola. Sigo vuestro blog con interes.
ResponderEliminarEl próximo 28/10 parto hacia Nicaragua.
Saludos
Hola, muchas gracias por seguirnos. El próximo lunes publicaremos el siguiente post sobre Nicaragua dedicado a Granada. Saludos!!
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