Frankfurt
El aeropuerto de Frankfurt, el mayor de Alemania, está comunicado por tren con las principales ciudades del país y es que sus terminales son también un importante núcleo ferroviario. Para llegar al centro de Frankfurt apenas se tardan 15 minutos con un cercanías (S-Bahn) que te deja en la estación central Hauptbahnhof (4,10 euros).
En los alrededores de la estación hay muchos hoteles económicos y, aunque también se concentran numerosos sex-shops y locales de striptease, no es mala zona para alojarse porque es muy práctica para los traslados al aeropuerto y está cerca del centro histórico. Nosotros nos alojamos en el hotel Crown en habitación doble con desayuno incluido (65 euros). Básico, pero correcto y con wifi gratis.
Como la mayoría de ciudades alemanas, Frankfurt fue destruida prácticamente en su totalidad por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y posteriormente reconstruida. Al quedar Berlín sitiada por las tropas soviéticas, muchas empresas, sobre todo bancos, trasladaron sus sedes centrales desde la capital alemana a Frankfurt, que experimentó un enorme desarrollo económico y pronto se convirtió en el centro financiero del país.
Ese 'boom' económico no ha cesado y en la actualidad Frankfurt se ha convertido en la capital financiera de la Unión Europea. Alberga la sede del Banco Central Europeo y de los principales bancos alemanes como el Deutsche Bank o el Commerzbank. También destaca el edificio de la Bolsa de Frankfurt, la más importante del viejo continente, con una fachada de estilo clásico frente a las esculturas del toro y el oso.
El skyline de Frankfurt está presidido por los rascacielos de ese centro financiero y es seguramente la imagen más espectacular de la ciudad. Se conoce popularmente como Mainhattan, utilizando un juego de palabras con el río de la ciudad, el Main, y la Gran Manzana neoyorquina. El mejor lugar para apreciarlo es desde la otra orilla del río o desde alguno de sus puentes. El atardecer, cuando los rascacielos empiezan a encender las luces, es un momento muy fotogénico.
También se puede apreciar el skyline desde dentro, subiendo a la azotea de uno de esos rascacielos, la Main Tower, que ofrece espectaculares panorámicas de 360 grados de la ciudad a 200 metros de altura (5 euros).
En la ciudad vieja, Altstadt, destaca la plaza Romerberg, la sede del Ayuntamiento, que aquí se conoce como Romer. Aunque también fue destruido parcialmente por las bombas, los daños fueron reparados en su estilo original y es uno de los pocos edificios medievales que se conservan en la ciudad. Toda la plaza Romerberg está rodeada de fachadas medievales y es, sin duda, la más bonita de Frankfurt. En diciembre, la época de nuestro viaje, la plaza se transforma en un concurrido mercado navideño, ideal para saborear un vino caliente con unas salchichas.
Otro lugar destacado es la catedral de San Bartolomé con un campanario de 95 metros de altura. También fue destruida prácticamente en su totalidad, pero se reconstruyó en la década de los 50 en el mismo estilo gótico original. Otra iglesia destacable es la de San Pablo, Paulskirche, que llegó a ser sede del parlamento alemán.
Al norte de la ciudad vieja se extiende la calle Zeil, el principal eje peatonal de la ciudad con tiendas de todo tipo y modernos centros comerciales.
La otra orilla del río se conoce popularmente como la ribera de los museos, Museumsufer, porque alberga una decena de salas de exposiciones, entre ellas el Museo de Bellas Artes, de arquitectura o del cine. En este lado del Main también se encuentra el barrio de Sachsenhausen, repleto de bares y de tabernas tradicionales donde sirven cerveza y sidra (Apfelwein). Es una zona muy animada por las noches y sus callejuelas conservan fachadas tradicionales.
En los alrededores de la estación hay muchos hoteles económicos y, aunque también se concentran numerosos sex-shops y locales de striptease, no es mala zona para alojarse porque es muy práctica para los traslados al aeropuerto y está cerca del centro histórico. Nosotros nos alojamos en el hotel Crown en habitación doble con desayuno incluido (65 euros). Básico, pero correcto y con wifi gratis.
Como la mayoría de ciudades alemanas, Frankfurt fue destruida prácticamente en su totalidad por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y posteriormente reconstruida. Al quedar Berlín sitiada por las tropas soviéticas, muchas empresas, sobre todo bancos, trasladaron sus sedes centrales desde la capital alemana a Frankfurt, que experimentó un enorme desarrollo económico y pronto se convirtió en el centro financiero del país.
Ese 'boom' económico no ha cesado y en la actualidad Frankfurt se ha convertido en la capital financiera de la Unión Europea. Alberga la sede del Banco Central Europeo y de los principales bancos alemanes como el Deutsche Bank o el Commerzbank. También destaca el edificio de la Bolsa de Frankfurt, la más importante del viejo continente, con una fachada de estilo clásico frente a las esculturas del toro y el oso.
El skyline de Frankfurt está presidido por los rascacielos de ese centro financiero y es seguramente la imagen más espectacular de la ciudad. Se conoce popularmente como Mainhattan, utilizando un juego de palabras con el río de la ciudad, el Main, y la Gran Manzana neoyorquina. El mejor lugar para apreciarlo es desde la otra orilla del río o desde alguno de sus puentes. El atardecer, cuando los rascacielos empiezan a encender las luces, es un momento muy fotogénico.
También se puede apreciar el skyline desde dentro, subiendo a la azotea de uno de esos rascacielos, la Main Tower, que ofrece espectaculares panorámicas de 360 grados de la ciudad a 200 metros de altura (5 euros).
En la ciudad vieja, Altstadt, destaca la plaza Romerberg, la sede del Ayuntamiento, que aquí se conoce como Romer. Aunque también fue destruido parcialmente por las bombas, los daños fueron reparados en su estilo original y es uno de los pocos edificios medievales que se conservan en la ciudad. Toda la plaza Romerberg está rodeada de fachadas medievales y es, sin duda, la más bonita de Frankfurt. En diciembre, la época de nuestro viaje, la plaza se transforma en un concurrido mercado navideño, ideal para saborear un vino caliente con unas salchichas.
Otro lugar destacado es la catedral de San Bartolomé con un campanario de 95 metros de altura. También fue destruida prácticamente en su totalidad, pero se reconstruyó en la década de los 50 en el mismo estilo gótico original. Otra iglesia destacable es la de San Pablo, Paulskirche, que llegó a ser sede del parlamento alemán.
Al norte de la ciudad vieja se extiende la calle Zeil, el principal eje peatonal de la ciudad con tiendas de todo tipo y modernos centros comerciales.
La otra orilla del río se conoce popularmente como la ribera de los museos, Museumsufer, porque alberga una decena de salas de exposiciones, entre ellas el Museo de Bellas Artes, de arquitectura o del cine. En este lado del Main también se encuentra el barrio de Sachsenhausen, repleto de bares y de tabernas tradicionales donde sirven cerveza y sidra (Apfelwein). Es una zona muy animada por las noches y sus callejuelas conservan fachadas tradicionales.
Se encienden las luces del skyline de Frankfurt.
Gracias por la información. Me ayudo mucho ya que no hay tanta publicada.
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