Hanoi


Las aguas del río Rojo bañan las riberas de Hanoi.


Aterrizamos en el aeropuerto Noi Bai de Hanoi sobre las 9 de la mañana de un día lluvioso. El taxi al centro de la ciudad nos costó 300.000 dongs (11 euros) y tardó una media hora en dejarnos en el hotel Camel City, que habíamos reservado por internet. La habitación doble con desayuno cuesta 14 euros, una ganga en medio del Barrio Antiguo de la capital vietnamita.

Hanoi es un delicioso caos de gente, coches y, sobre todo, motos, muchas motos. Aunque la integridad física del turista corre peligro en cada cruce, especialmente la del recién llegado, pronto uno se acostumbra a cruzar las calles al estilo vietnamita: despacio, pero sin pausa. Es inútil esperar a que el tráfico se detenga, porque no lo hará nunca. Hay que jugársela y lanzarse a la calzada confiando en que los motoristas y conductores le esquiven a uno. Suelen hacerlo en el 99% de los casos.



VÍDEO: Tráfico en el Barrio Antiguo de Hanoi


Y una vez acostumbrados al tráfico de Hanoi, lo mejor es perderse por las calles del Barrio Antiguo, que desprende auténtico aroma asiático por todos los rincones. La gente cocina en las calles, los vendedores ambulantes exponen sus mercancías y alguna que otra gallina perdida se cruza en el camino. Cada paseo es una aventura diferente y no hay que buscar monumentos o atracciones turísticas porque el barrio entero lo es.

Por las mañanas merece la pena visitar algún mercado de comida porque es cuando más movimiento se puede encontrar, y las tardes son un buen momento para disfrutar de una cerveza en alguna terraza viendo pasar el mundo. En Vietnam, y especialmente en Hanoi, son muy populares los bares de Bia Hoi, una cerveza de barril extremadamente barata (unos 4.000 dongs/0,20 euros el vaso), que no está del todo mala y que suelen anunciar en inglés como fresh beer. Estas cervecerías, como casi todos los restaurantes locales, montan terrazas en la calle con diminutos taburetes de plástico y congregan a muchos vietnamitas y turistas. Cerca de nuestro hotel Camel City está el llamado cruce de la Bia Hoi porque en sus cuatro esquinas hay una de estas cervecerías.



Calle Ta Hien, en el Barrio Antiguo de Hanoi.



Mercadillo de verduras y hortalizas en la calle.



Venta de especias y frutos secos.



Montones de muñecos en esta colorida tienda.



Paseando por el Barrio Antiguo.



Con impermeable en la bici para protegerse de la lluvia.



Cervecería de Bia Hoi.



La gente sale a comer a la calle.



Vendedora ambulante en bicicleta.



Otra improvisada tienda en la puerta de su casa.



Seguimos recorriendo el Barrio Antiguo.



Pescado fresco.



Comprobando la calidad del género.



Las aceras de Hanoi suelen estar llenas de obstáculos.



Múltiples variedades de arroz.



Típica cocina vietnamita en plena calle.



VÍDEO: Calle del Barrio Antiguo


El Barrio Antiguo se extiende al norte y al oeste del lago Hoan Kiem, que a primera hora de la mañana atrae a muchos practicantes de gimnasia. En el lago hay una pequeña isla donde se levanta el templo de Ngoc Son, uno de los más bonitos de la ciudad ya que no quedan demasiados en pie debido a los múltiples bombardeos que sufrió Hanoi durante la guerra de Vietnam.

La Catedral de San José, de finales del siglo XIX, es otro lugar destacado del Barrio Antiguo. En Vietnam se pueden encontrar muchas iglesias porque, a pesar de su gobierno comunista y laico, sigue siendo el segundo país de Asia con mayor población cristiana, solo por detrás de Filipinas. Los portugueses introdujeron el cristianismo en el siglo XVI y los franceses se encargaron de extenderlo. Eso sí, la gran mayoría de los vietnamitas practica el budismo (80%).



Lago Hoan Kiem, en el corazón de Hanoi.



Templo de Ngoc Son.



Monumento a los mártires de Vietnam.



Catedral de San José.


Fuera del Barrio Antiguo destaca el Mausoleo de Ho Chi Minh, donde se exhibe el cuerpo embalsamado del fundador del Viet Minh. Es una continuación de la tradición instaurada por los soviéticos con el mausoleo de Lenin en Moscú y a la que también se sumaron los chinos con el de Mao, en Pekín. La entrada es gratuita, pero hay que dejar cámaras, móviles y todo tipo de objetos en consigna. Tampoco se puede acceder en pantalón corto o camiseta de tirantes. Por suerte se pueden comprar pañuelos y otras prendas para cubrir el cuerpo en los puestos de souvenirs de los alrededores.

Cerca del Mausoleo se extiende un parque en el que se pueden ver algunas casas donde residió Ho Chi Minh y otras reliquias del líder revolucionario vietnamita. La entrada cuesta 25.000 dongs (1 euro). Y si todavía no se está saturado del 'Tío Ho', así lo llamaban los americanos, siempre se puede entrar en al colindante Museo de Ho Chi Minh, una mole de estilo soviético con más recuerdos de su vida y milagros

Junto a la entrada del museo se levanta la Pagoda del Pilar Único, un pequeño templo construido sobre una columna. Es uno de los lugares más sagrados de Hanoi, pero la actual pagoda es una reconstrucción de 1954 porque la original fue destruida por los franceses antes de abandonar su antigua colonia.



Mausoleo de Ho Chi Minh.



Museo de Ho Chi Minh.



Pagoda del Pilar Único.



El gran Lago del Oeste, cerca del complejo del Mausoleo de Ho Chi Minh.


Otro lugar destacado es el Museo del Ejército, en cuyos jardines se muestra una interesante colección de armamento utilizado en la Guerra de Vietnam: tanques, misiles helicópteros, un caza soviético... Y por encima de toda esta chatarra bélica sobresale la hexagonal Torre del Estandarte, otro símbolo de la ciudad. Enfrente del museo, cruzando la avenida, podemos contemplar una estatua de Lenin. La entrada al museo cuesta 30.000 dongs (1,2 euros).

Caminando hacia el sur se llega al pintoresco Templo de la Literatura, una muestra de arquitectura tradicional vietnamita con relajantes patios para escapar del bullicio de la ciudad (20.000 dongs / 1 euro). No muy lejos del templo está el restaurante Quan An Ngon, un buen sitio para probar la cocina típica del país en grandes mesas de madera. Y de regreso al centro, se puede parar en la Prisión de Hoa Lo, construida por los franceses para encerrar a los revolucionarios vietnamitas y hoy día convertida en un museo. Los vietnamitas también la utilizaron para encerrar a los prisioneros americanos durante la Guerra de Vietnam.



Museo del Ejército.



Un viejo tanque apunta al Museo del Ejército.



Lenin sigue en pie en las calles de Hanoi.



Avenida Dien Bien Phu, en la zona nueva de Hanoi.



Motoristas respetando un semáforo, no es habitual.



Cualquier mercancía se puede transportar en una moto vietnamita.



Intentado cruzar la calle con sus fardos.



Las vías del tren atraviesan el centro de Hanoi.



Hay montones de vendedoras en bici.



Negociando precios.



Esperando a que pase la tormenta.



Entrada al Templo de la Literatura.



Transitada calle del centro.



Prisión de Hoa Lo.



Estación de trenes de Long Bien, la más cercana al Barrio Antiguo.


Un espectáculo muy popular en Hanoi son las representaciones de marionetas de agua, un arte milenario de la cultura vietnamita. En la esquina noreste del lago Hoan Kiem se encuentra el teatro donde a diario se realizan este tipo de funciones, siempre curiosas de ver. Los precios de las entradas oscilan entre 60.000 y 100.000 dongs (2-4 euros), según la fila.



VÍDEO: Teatro de marionetas de agua

2 comentarios:

  1. Que interesante todavía ve no estas imágenes y te recuerdan la Guerra con EEUU y las peliculas.
    Buen post.

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  2. Hola Paco. Sí, la verdad es que todo Vietnam está repleto de recuerdos de la Guerra. Los americanos se dejaron 'olvidada' mucha chatarra por estas tierras. Saludos!

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