Paje

Para ir de Nungwi a Paje alquilamos un taxi privado porque no queríamos perder el tiempo haciendo escalas en Stone Town. Nos costó 90.000 chelines (38 euros) y el trayecto duró una hora y media.

Paje es un lugar mucho más tranquilo que Nungwi, pero la playa también es peor, al menos en esta época del año. Aunque el agua era transparente, las olas arrastraban hasta la arena bastante suciedad, desde viejos neumáticos a pantalones usados y también una gran cantidad de algas. Se supone que en otras épocas del año las playas están más limpias. Además, al estar en la costa oriental de Zanzíbar, la playa se ve afectada por las impresionantes mareas, que engullen la línea de costa más de un kilómetro en la bajamar.

Playa de Paje.

El agua transparente de Paje.

Sin agua con la marea baja.

La arena está bastante sucia en este época del año.

Pero aunque la playa no sea idílica, Paje sigue siendo un buen lugar para relajarse rodeado de cocoteros en una atmósfera más salvaje y aislada. Además, permite estar en contacto con la población local y observar cómo es su día a día.

Cuando baja la marea se ve a muchas mujeres, ataviadas con coloridos vestidos, trabajando en pequeñas plantaciones de algas en el mar. Después de recoger las algas, las cargan en sacos sobre sus cabezas y las ponen a secar al sol en la playa. Otras mujeres buscan moluscos varados en la arena y los hombres reparan sus redes para salir a pescar con la pleamar.

Mujer en busca de moluscos con la marea baja.

Mujer trabajando en su plantación de algas.

Plantación de algas en el mar.

Transportando un saco de algas.

Otra buscadora de moluscos.

Más plantaciones de algas. Con la marea alta quedan totalmente cubiertas por el mar.

Algas 'salvajes' sin cultivar.

Con el niño a la espalda, en la plantación de algas.

Transportando los sacos de algas sobre la cabeza.

Secadero de algas.

Una abuela trabajando con las algas en la arena.

Niños jugando en la playa.

Mujeres y niños buscando moluscos y cangrejos en la arena.

La extensa playa de Paje, más de diez kilómetros de playa.

Masai vendiendo un souvenir a un turista.

Dos chavalines a punto de darse un baño.

Ambiente en la playa de Paje.

Bellos cocoteros se levantan junto a la playa.

Un hombre pescando con hilo en el océano.

La silueta de Paje desde el mar.

El mar desaparece con la marea baja.

Otra de las posibilidades que ofrece Paje es alquilarse una bicicleta para pedalear por la playa hasta la vecina localidad de Jambiani, a unos 5 kilómetros, aprovechando la marea baja. Este pueblo vecino es una pequeña aldea todavía más aislada que Paje, ideal para contemplar la vida diaria de los pescadores y las recolectoras de algas.

De camino a Jambiani con la bici.

Muelle desnudo con la marea baja.

Barcos varados en la arena.

Otro viejo dhow a la espera de la pleamar.

Llegando a Jambiani.

Cargando fardos sobre sus cabezas.

Recogiendo algas en Jambiani.

Buscando moluscos cuando el mar desaparece.

Botando un pequeño barco de juguete.

Bueyes en la playa de Jambiani.

Panorámica de Jambiani desde el mar.

Mucho ajetreo con la marea baja.

Otra vista de Jambiani.

En Paje nos alojamos dos noches en el Ndame Beach, unos tranquilos bungalows junto al mar. La habitación doble con baño nos costó 80 dólares con desayuno incluido. Es un alojamiento más austero que los de Nungwi, pero no está mal. Por las noches en Paje hay poco ambiente y lo mejor es disfrutar de una cerveza en la playa escuchando las olas del mar. Para comer tampoco hay demasiadas opciones fuera de los hoteles.

Nuestra cabaña en el Ndame Beach de Paje.

El último día cogimos otro taxi privado para ir al aeropuerto de Stone Town y volar a Dar es Salaam, nuestro último destino del viaje. El taxi nos costó 50.000 chelines (21 euros) y el trayecto dura una hora.

Mostradores de facturación en el aeropuerto de Stone Town.