Malindi
Para ir de Mombasa a Malindi en matatu hay que asegurarse de coger un matatu-exprés para que vaya directo sin hacer paradas por el camino. De lo contrario el viaje puede durar hasta cinco horas. Nuestro matatu, que era exprés, tardó unas dos horas y media (300 chelines = 2 euros). Lo que más le costó fue arrancar porque hasta que no se llenan de pasajeros no se ponen en marcha.
Al llegar a Malindi los matatus paran en una calle a la entrada de la ciudad. Allí cogimos un tuk-tuk (100 chelines) que nos llevó hasta el hotel que habíamos reservado por internet. Nos alojamos en el African Pearl, un hotel con frondosos jardines y una agradable piscina. La habitación con baño privado, aire acondicionado y desayuno nos costó 4.500 chelines (31 euros).
El único problema es la situación, al norte del centro urbano de Malindi. Hay que caminar unos 40 minutos para llegar al centro. Además, en recepción nos dijeron que las playas del norte no eran muy seguras para los turistas y que lo mejor era coger un tuk-tuk para ir a las playas del sur, en la otra punta de la ciudad.
Malindi es un destino de playa repleto de hoteles y grandes complejos con su playa privada. Es un lugar muy frecuentado por los italianos como así lo demuestran los cientos de pizzerías y carteles en italiano que adornan sus calles. Las playas, sin embargo, tampoco son nada del otro mundo.
Más interés tiene pasear por el centro urbano de Malindi, un hervidero de gente y tuk-tuks en constante movimiento. Además de observar la vida diaria de los locales, se puede ver alguna mezquita interesante y visitar su mercado.
Junto al mar se levanta el Pilar de Vasco da Gama, el monumento más popular de Malindi, que se supone fue construido por el navegante portugués en el siglo XV. Para llegar hasta él hay que pagar entrada, pero se puede ver desde lejos.
La ciudad también cuenta con un interesante mercado de artesanía donde venden cuadros, figuras de madera y todo tipo de souvenirs. Los precios, eso sí, también están enfocados a los turistas y son un poco caros.
En Malindi pasamos una noche y al día siguiente fuimos al aeropuerto para coger el avión hacia Lamu. El tío del hotel nos arregló el transfer hasta el aeropuerto por 700 chelines (5 euros), pero seguro que un taxi es más económico.
El vuelo a Lamu, que solo tarda 25 minutos, lo reservamos con la low-cost keniata Fly540 por 72 dólares por cabeza. Esta aerolínea la utilizamos cuatro veces a lo largo de nuestro viaje y siempre funcionó perfectamente salvo en esta primera ocasión en la que el vuelo despegó con 4 horas de retraso.
Al llegar a Malindi los matatus paran en una calle a la entrada de la ciudad. Allí cogimos un tuk-tuk (100 chelines) que nos llevó hasta el hotel que habíamos reservado por internet. Nos alojamos en el African Pearl, un hotel con frondosos jardines y una agradable piscina. La habitación con baño privado, aire acondicionado y desayuno nos costó 4.500 chelines (31 euros).
El único problema es la situación, al norte del centro urbano de Malindi. Hay que caminar unos 40 minutos para llegar al centro. Además, en recepción nos dijeron que las playas del norte no eran muy seguras para los turistas y que lo mejor era coger un tuk-tuk para ir a las playas del sur, en la otra punta de la ciudad.
Los jardines y la piscina del hotel African Pearl.
Nuestra habitación en el African Pearl.
Malindi es un destino de playa repleto de hoteles y grandes complejos con su playa privada. Es un lugar muy frecuentado por los italianos como así lo demuestran los cientos de pizzerías y carteles en italiano que adornan sus calles. Las playas, sin embargo, tampoco son nada del otro mundo.
La playa de Malindi.
Más interés tiene pasear por el centro urbano de Malindi, un hervidero de gente y tuk-tuks en constante movimiento. Además de observar la vida diaria de los locales, se puede ver alguna mezquita interesante y visitar su mercado.
Junto al mar se levanta el Pilar de Vasco da Gama, el monumento más popular de Malindi, que se supone fue construido por el navegante portugués en el siglo XV. Para llegar hasta él hay que pagar entrada, pero se puede ver desde lejos.
Ambiente en una de las principales calles de Malindi.
Mucho ajetreo por las mañanas.
El minarete de una mezquita se levanta al fondo.
De paseo por Malindi.
Puestecillo de frutas y verduras en la calle.
La casa de las columnas, una casa swahili tradicional.
Un chaparrón acaba de caer sobre Malindi.
Seguimos de paseo por Malindi.
Al fondo se levanta el Pilar de Vasco da Gama.
El cielo sigue amenazando con tormenta.
Mezquita de Jumaa.
La ciudad también cuenta con un interesante mercado de artesanía donde venden cuadros, figuras de madera y todo tipo de souvenirs. Los precios, eso sí, también están enfocados a los turistas y son un poco caros.
Mercado de artesanía de Malindi.
Coloridos cuadros en el mercado de artesanía.
En Malindi pasamos una noche y al día siguiente fuimos al aeropuerto para coger el avión hacia Lamu. El tío del hotel nos arregló el transfer hasta el aeropuerto por 700 chelines (5 euros), pero seguro que un taxi es más económico.
El vuelo a Lamu, que solo tarda 25 minutos, lo reservamos con la low-cost keniata Fly540 por 72 dólares por cabeza. Esta aerolínea la utilizamos cuatro veces a lo largo de nuestro viaje y siempre funcionó perfectamente salvo en esta primera ocasión en la que el vuelo despegó con 4 horas de retraso.
Esperando el avión en el aeropuerto de Malindi.
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