Gargantas del Todra y del Dadés
A la mañana siguiente salimos temprano rumbo a las montañas del Atlas para visitar las gargantas del Todra y del Dadés. Hay que pasar por Rissani y Erfoud antes de llegar a la pequeña ciudad de Tinerhir, puerta de entrada a la garganta del Todra.
En Tinerhir nace la estrecha carretera secundaria que poco a poco se va adentrando en las montañas atravesando fantásticos pueblos bereberes y bellos palmerales. Después de unos 15 kilómetros se alcanza el punto más impactante de la garganta, donde las paredes de roca envuelven por completo la carretera y el agua cristalina del río Todra desciende por el cañón.
En la garganta del Todra hay hoteles, restaurantes y tiendas para comprar provisiones. Nosotros nos preparamos unos bocadillos junto al río y continuamos viaje hacia la garganta del Dadés.
Primero hay que desandar el camino hasta Tinerhir y luego continuar por la carretera principal hasta Boumalne du Dadés. Aquí hay que coger otro desvío que vuelve a adentrarse en la montaña hasta alcanzar la garganta del Dadés.
De nuevo se atraviesan bellos pueblos bereberes y palmerales, pero aquí también se pueden apreciar fantásticas formaciones rocosas esculpidas por el agua y el viento, que recuerdan un poco a la Cappadocia turca. La carretera sigue el curso del río Dadés hasta alcanzar su punto más estrecho después de unos 20 kilómetros.
Se puede continuar la ruta hasta llegar a un pequeño puerto que asciende la garganta mediante increíbles curvas de 180 grados. Desde arriba se podrá observar el estrecho cañón que ha esculpido el río Dadés a lo largo de los años.
Nosotros nos quedamos a dormir en el Auberge des Gorges du Dadés, en el pueblo de Aït Oudinar, a unos 25 kilómetros de Boumalne du Dadés. La doble con baño, cena y desayuno nos costó 400 dirhams (36 euros). Es un lugar agradable junto al río Dadés, aunque no hay mucho que hacer cuando cae el sol. Para tomar una cerveza hay que coger el coche y hacer 2 kilómetros hasta otro hotel cercano.
En Tinerhir nace la estrecha carretera secundaria que poco a poco se va adentrando en las montañas atravesando fantásticos pueblos bereberes y bellos palmerales. Después de unos 15 kilómetros se alcanza el punto más impactante de la garganta, donde las paredes de roca envuelven por completo la carretera y el agua cristalina del río Todra desciende por el cañón.
En la garganta del Todra hay hoteles, restaurantes y tiendas para comprar provisiones. Nosotros nos preparamos unos bocadillos junto al río y continuamos viaje hacia la garganta del Dadés.
Primero hay que desandar el camino hasta Tinerhir y luego continuar por la carretera principal hasta Boumalne du Dadés. Aquí hay que coger otro desvío que vuelve a adentrarse en la montaña hasta alcanzar la garganta del Dadés.
De nuevo se atraviesan bellos pueblos bereberes y palmerales, pero aquí también se pueden apreciar fantásticas formaciones rocosas esculpidas por el agua y el viento, que recuerdan un poco a la Cappadocia turca. La carretera sigue el curso del río Dadés hasta alcanzar su punto más estrecho después de unos 20 kilómetros.
Se puede continuar la ruta hasta llegar a un pequeño puerto que asciende la garganta mediante increíbles curvas de 180 grados. Desde arriba se podrá observar el estrecho cañón que ha esculpido el río Dadés a lo largo de los años.
Nosotros nos quedamos a dormir en el Auberge des Gorges du Dadés, en el pueblo de Aït Oudinar, a unos 25 kilómetros de Boumalne du Dadés. La doble con baño, cena y desayuno nos costó 400 dirhams (36 euros). Es un lugar agradable junto al río Dadés, aunque no hay mucho que hacer cuando cae el sol. Para tomar una cerveza hay que coger el coche y hacer 2 kilómetros hasta otro hotel cercano.
¡Peligro, camellos en la carretera!
No es para tomarse a broma la señal.
Más dromedarios junto a la carretera.
La carretera se pierde en el horizonte.
Un pequeño pueblo en nuestra ruta hacia el Atlas.
Mujeres conversando junto a la carretera.
Curiosos pozos en mitad del desierto.
Acercándonos al Atlas.
Mujeres caminando por la carretera.
Un fantástico palmeral rompe la monotonía del desierto.
Bonito pueblo berebere junto al palmeral.
Las casas cuelgan de la montaña.
La garganta del Todra.
Otra vista de las paredes de roca que forman la garganta.
Curiosas formaciones rocosas de camino a la garganta del Dadés.
Roca rojiza moldeada por el viento y el agua.
Árboles y huertos aprovechan el agua del río Dadés para sobrevivir.
En los pueblos se ven muchas mujeres completamente tapadas.
Vestimenta tradicional masculina.
La garganta del Dadés.
Un empinado puerto de montaña asciende la garganta del Dadés.
El río Dadés se adentra en un estrecho cañón entre la roca.
Hola!
ResponderEliminar¿Es posible llegar a estos lugares en bus?
Gracias-
Hola Orale. La verdad es que lo veo complicado llegar en transporte público. Lo mejor es que alquiles un coche y vayas por tu cuenta. Si no quieres conducir, también puedes alquilar un coche con conductor. Si sois varios, no sale demasiado caro. Saludos.
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