Fez
Cruzar las puertas de la medina de Fez es entrar de lleno en la Edad Media porque se mantiene intacta desde hace 1.000 años. Las angostas callejuelas de su interior forman un inmenso laberinto por el que vale la pena perderse durante horas y horas. Carnicerías en la calle, burros de carga, artesanos, mercadillos... el bullicio de Fez te embriaga y te sumerge en épocas pasadas.
Sin duda alguna el principal atractivo de Fez es explorar las callejuelas de su vieja medina sin mapas y tratando de encontrar la salida una vez perdido en su interior. Seguro que el viajero acabará encontrando rincones maravillosos a cada paso.
La puerta de Bab Bou Jeloud es la principal entrada a la medina donde se amontonan la mayoría de hostales y restaurantes económicos. Desde aquí descienden hasta el corazón de la medina las dos principales arterias: Talaa Kebira (gran cuesta) y Talaa Seghira (pequeña cuesta). Estas dos callejuelas están repletas de tiendas de artesanía, souvenirs y turistas, pero es fácil encontrarse totalmente solo con la vida de Fez al doblar cualquier esquina.
Dentro de la medina vale la pena acercarse al barrio de los curtidores y pagar una propina a un guía improvisado para que te deje entrar y ver cómo se trabaja el cuero. Otros gremios también tienen su barrio dentro de la medina y se puede ver trabajar a carpinteros, orfebres, tintoreros, tejedores, etc... Otros puntos destacados son la mezquita y universidad de Kairaouine, la más antigua del mundo; o la plaza Nejarine y su bella fuente de azulejos.
Para obtener las mejores panorámicas de la medina se puede coger un petit taxi hasta los miradores de las colinas que rodean la ciudad, el Borj Nord y el Borj Sud.
Fuera de la medina y antes de llegar al Fez moderno (Ville Nouvelle) se encuentra la llamada ciudad nueva de Fez el-Jdid, que alberga el Palacio Real, los jardines de Bou Jeloud y el barrio judío o Mellah.
Nosotros nos alojamos dentro de la medina de Fez, en la Pensión Campini donde la habitación doble con baño nos costó 300 dirhams (27 euros). Está bien situado, no muy lejos de la puerta de Bab Bou Jeloud. En el cercano hotel Batha se puede tomar una cerveza o cenar con vino.
Sin duda alguna el principal atractivo de Fez es explorar las callejuelas de su vieja medina sin mapas y tratando de encontrar la salida una vez perdido en su interior. Seguro que el viajero acabará encontrando rincones maravillosos a cada paso.
La puerta de Bab Bou Jeloud es la principal entrada a la medina donde se amontonan la mayoría de hostales y restaurantes económicos. Desde aquí descienden hasta el corazón de la medina las dos principales arterias: Talaa Kebira (gran cuesta) y Talaa Seghira (pequeña cuesta). Estas dos callejuelas están repletas de tiendas de artesanía, souvenirs y turistas, pero es fácil encontrarse totalmente solo con la vida de Fez al doblar cualquier esquina.
Dentro de la medina vale la pena acercarse al barrio de los curtidores y pagar una propina a un guía improvisado para que te deje entrar y ver cómo se trabaja el cuero. Otros gremios también tienen su barrio dentro de la medina y se puede ver trabajar a carpinteros, orfebres, tintoreros, tejedores, etc... Otros puntos destacados son la mezquita y universidad de Kairaouine, la más antigua del mundo; o la plaza Nejarine y su bella fuente de azulejos.
Para obtener las mejores panorámicas de la medina se puede coger un petit taxi hasta los miradores de las colinas que rodean la ciudad, el Borj Nord y el Borj Sud.
Fuera de la medina y antes de llegar al Fez moderno (Ville Nouvelle) se encuentra la llamada ciudad nueva de Fez el-Jdid, que alberga el Palacio Real, los jardines de Bou Jeloud y el barrio judío o Mellah.
Nosotros nos alojamos dentro de la medina de Fez, en la Pensión Campini donde la habitación doble con baño nos costó 300 dirhams (27 euros). Está bien situado, no muy lejos de la puerta de Bab Bou Jeloud. En el cercano hotel Batha se puede tomar una cerveza o cenar con vino.
La medina de Fez, vista desde el mirador de una colina.
Detalle de una mezquita, en el corazón de la medina.
Puerta de Bab Bou Jeloud, principal entrada a la medina de Fez.
Conversando en la calle.
Un calle cualquiera de la medina.
Tienda de frutos secos.
Puesto de encurtidos.
Cuadros expuestos en la calle.
El burro de la Coca-Cola.
Paseando por el corazón de Fez.
La cabeza de un camello, colgada en una carnicería.
Salchichas a la venta en otra carnicería.
Estrechas callejuelas forman el laberinto de la medina.
Otra callejuela.
El barrio de los orfebres y herreros.
Trabajando el metal en una pequeña plaza.
Productos totalmente artesanos.
Un estrecho callejón.
Lavando pieles en el barrio de los curtidores.
Transportando las pieles en burro.
Trabajando en la curtiduría.
Pozas de cal y otros productos abrasivos para curtir el cuero.
Un trabajo duro el del cuero.
Secando las pieles teñidas al sol.
Otro trabajador del cuero.
Panorámica de la zona de secado de la curtiduría.
Los rayos de sol secan rápido las pieles.
Caballo echando un trago en una bonita fuente.
Puestos de fruta.
Cerámica en la calle.
Tiendas de especias.
Sacos de cus-cús se amontonan en la calle.
Exterior de la medina.
Calle de la Mellah, el barrio judío de Fez.
El burro es el principal medio de transporte dentro de la medina.
Un petit taxi de Fez espera en las puertas de la medina.
Que bonito Fez... y como dices, que autentico todavia. Tengo pendiente una ruta por Marruecos... a ver cuando me toca.
ResponderEliminarUn saludo!!
Muy recomendable makavelik. Parece que el tiempo no ha pasado desde hace siglos.
ResponderEliminarSaludos!
Telemaco
Hola, me he encontrado tu blog por la red porque estoy planeando un viaje a Fez o Marrackech y me gustaría hablar contigo si tuvieras tiempo para ello, mi correo electrónico : humanoide_19_jose_anto@hotmail.com
ResponderEliminarGracias de antemano