Lopburi
Al día siguiente continuamos la ruta hacia Sukhotai, con una escala de tres horas en Lopburi para ver a sus macacos. El tren de Ayutthaya a Lopburi tarda una hora y el billete de tercera clase nos costó 20 bahts (40 céntimos de euro). La diferencia de precios entre segunda y tercera clase es enorme y el vagón es casi más cómodo en tercera. No tiene aire acondicionado, pero con las ventanillas abiertas entra aire y se está bien.
Lopburi es una pequeña ciudad de provincias con algunas ruinas escondidas, aunque su gran atractivo son los macacos que habitan en sus calles. Hay centenares por todos lados, cruzando entre los coches, colgados de los cables de electricidad o en los toldos de las tiendas. Las autoridades no les molestan porque saben que atraen a muchos turistas y ellos, claro, se han convertido en los auténticos reyes de la ciudad.
El mejor sitio para ver sus acrobacias es el santuario San Phra Kan, dentro de una pequeña plaza ajardinada donde los macacos vuelan por los árboles y se lanzan de cabeza a unas fuentes, que utilizan como piscinas. La verdad es que te partes el culo viendo sus piruetas y merece la pena la visita. Hay que estar atento de no dejarse ninguna mochila descuidada porque tardaría muy poco en estar en poder de los macacos.
Otro lugar donde se reúnen los monos es en las ruinas del pintoresco Prang Sam Yot, cuya silueta con tres torres de estilo khmer es muy fotogénica. Se pueden comprar pipas u otros frutos secos para alimentar a los macacos, aunque ellos intentarán quitarte la bolsa entera cuando la vean.
Lopburi es una pequeña ciudad de provincias con algunas ruinas escondidas, aunque su gran atractivo son los macacos que habitan en sus calles. Hay centenares por todos lados, cruzando entre los coches, colgados de los cables de electricidad o en los toldos de las tiendas. Las autoridades no les molestan porque saben que atraen a muchos turistas y ellos, claro, se han convertido en los auténticos reyes de la ciudad.
El mejor sitio para ver sus acrobacias es el santuario San Phra Kan, dentro de una pequeña plaza ajardinada donde los macacos vuelan por los árboles y se lanzan de cabeza a unas fuentes, que utilizan como piscinas. La verdad es que te partes el culo viendo sus piruetas y merece la pena la visita. Hay que estar atento de no dejarse ninguna mochila descuidada porque tardaría muy poco en estar en poder de los macacos.
Otro lugar donde se reúnen los monos es en las ruinas del pintoresco Prang Sam Yot, cuya silueta con tres torres de estilo khmer es muy fotogénica. Se pueden comprar pipas u otros frutos secos para alimentar a los macacos, aunque ellos intentarán quitarte la bolsa entera cuando la vean.
A punto de subir al tren.
Interior de un vagón de tercera clase.
Macacos de Lopburi bebiendo agua de una fuente.
Y aquí comiéndose las pulgas del colega.
Una de las fuentes que los macacos utilizan como piscina para remojarse.
Éste se había peleado con otro mono y estaba cabreado.
Haciendo compañía al vendedor de un puesto callejero.
Liándola en el toldo de otro puesto ambulante.
Un macaco presumido.
Echando un trago del grifo.
Macaco meditando junto a una imagen de Buda.
Las tres torres khmer del Prang Sam Yot.
Los macacos pasean por las ruinas del Prang Sam Yot.
Reunión de macacos en las escaleras de una ruina.
Cruzando la calle a toda velocidad.
Saboreando un plátano.
Y aquí apurando las gotas de una botella que le regalamos al macaco.
Calle del centro de Lopburi.
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