Bangkok
Bangkok es una enorme metrópolis llena de contrastes donde se mezclan modernos rascacielos y centros comerciales con humildes casitas de madera que se sostienen como pueden sobre las contaminadas aguas de sus canales.
El nuevo aeropuerto Suvarnabhumi es la puerta de entrada a Tailandia, conectado con el centro de Bangkok por autobús y taxi. El moderno Skytrain, que circula sobre una vía elevada, llegará a las terminales en 2010.
De momento hay un bus que te lleva directo hasta Khao San Road, epicentro mundial de los mochileros, donde se amontonan bares, restaurantes, puestos callejeros y hostales a precios cada vez menos económicos. Tanto esta calle como sus alrededores son una buena zona para alojarse, en el antiguo barrio de Banglamphu.
Nosotros nos quedamos en el New Siam II, que habíamos reservado por internet desde España. Está bien situado a dos pasos de Khao San Road y tiene una pequeña piscina, ideal para apaciguar el calor. La habitación doble con baño y aire acondicionado nos costó 850 bahts (17 euros).
Banglamphu está muy cerca de las principales atracciones de Bangkok, como son el Palacio Real y los templos Wat Phra Kaew y Wat Pho, que se pueden visitar en una mañana. Al otro lado del río, cruzando las sucias aguas del Chao Phraya, se levanta el Wat Arun, con excelentes vistas de la ciudad.
Otro agradable paseo desde Khao San Road es acercarse al Wat Saket, situado en lo alto del Monte Dorado con una excelente panorámica de Bangkok de 360 grados. A los pies de esta colina se puede tomar un barco-taxi en el canal para cambiar totalmente de registro y acercarse a los modernos centros comerciales de la plaza Siam.
Esta plaza es el centro neurálgico de Bangkok donde se cruzan las dos líneas de Skytrain y el tráfico puede ser infernal en hora punta. No muy lejos está la zona de Silom, con modernos rascacielos con restaurantes y bares panorámicos en sus azoteas. Silom también esconde el barrio rojo de Patpong, convertido en un espectáculo para turistas con mercadillo incluido. Decenas de vendedores intentarán llevarte a un ping pong show, donde las protagonistas lanzan pelotas con el coño, además de otras habilidades como escribir una carta o cortar una banana.
Menos sórdido es el parque Lumphini, muy agradable para pasear junto a su lago y ver gigantescos lagartos campando a sus anchas.
El barrio chino de Bangkok es otra visita que merece la pena para recorrer sus estrechas callejuelas repletas de puestos de comida y de todo tipo de mercancías. Desde Banglamphu se puede llegar fácilmente en el Chao Phraya Expres, un barco-bus barato que recorre frecuentemente el río y evita los atascos.
También es recomendable alquilarse una barca de cola larga (long tail boats) para hacer un recorrido por los canales que se extienden al otro lado del Chao Phraya. Las barcas se llaman así por sus largos motores fueraborda que simulan una cola. La Lonely Planet traduce erróneamente como barcas de popa larga, cuando sus popas no son largas para nada.
Recorriendo los contaminados canales se verán las típicas casas de madera que se sostienen sobre el agua mediante postes. La barca nos costó 500 bahts (10 euros) por un recorrido de algo más de una hora. En los embarcaderos cercanos al Palacio Real o al Wat Arun hay muchas.
El nuevo aeropuerto Suvarnabhumi es la puerta de entrada a Tailandia, conectado con el centro de Bangkok por autobús y taxi. El moderno Skytrain, que circula sobre una vía elevada, llegará a las terminales en 2010.
De momento hay un bus que te lleva directo hasta Khao San Road, epicentro mundial de los mochileros, donde se amontonan bares, restaurantes, puestos callejeros y hostales a precios cada vez menos económicos. Tanto esta calle como sus alrededores son una buena zona para alojarse, en el antiguo barrio de Banglamphu.
Nosotros nos quedamos en el New Siam II, que habíamos reservado por internet desde España. Está bien situado a dos pasos de Khao San Road y tiene una pequeña piscina, ideal para apaciguar el calor. La habitación doble con baño y aire acondicionado nos costó 850 bahts (17 euros).
Banglamphu está muy cerca de las principales atracciones de Bangkok, como son el Palacio Real y los templos Wat Phra Kaew y Wat Pho, que se pueden visitar en una mañana. Al otro lado del río, cruzando las sucias aguas del Chao Phraya, se levanta el Wat Arun, con excelentes vistas de la ciudad.
Otro agradable paseo desde Khao San Road es acercarse al Wat Saket, situado en lo alto del Monte Dorado con una excelente panorámica de Bangkok de 360 grados. A los pies de esta colina se puede tomar un barco-taxi en el canal para cambiar totalmente de registro y acercarse a los modernos centros comerciales de la plaza Siam.
Esta plaza es el centro neurálgico de Bangkok donde se cruzan las dos líneas de Skytrain y el tráfico puede ser infernal en hora punta. No muy lejos está la zona de Silom, con modernos rascacielos con restaurantes y bares panorámicos en sus azoteas. Silom también esconde el barrio rojo de Patpong, convertido en un espectáculo para turistas con mercadillo incluido. Decenas de vendedores intentarán llevarte a un ping pong show, donde las protagonistas lanzan pelotas con el coño, además de otras habilidades como escribir una carta o cortar una banana.
Menos sórdido es el parque Lumphini, muy agradable para pasear junto a su lago y ver gigantescos lagartos campando a sus anchas.
El barrio chino de Bangkok es otra visita que merece la pena para recorrer sus estrechas callejuelas repletas de puestos de comida y de todo tipo de mercancías. Desde Banglamphu se puede llegar fácilmente en el Chao Phraya Expres, un barco-bus barato que recorre frecuentemente el río y evita los atascos.
También es recomendable alquilarse una barca de cola larga (long tail boats) para hacer un recorrido por los canales que se extienden al otro lado del Chao Phraya. Las barcas se llaman así por sus largos motores fueraborda que simulan una cola. La Lonely Planet traduce erróneamente como barcas de popa larga, cuando sus popas no son largas para nada.
Recorriendo los contaminados canales se verán las típicas casas de madera que se sostienen sobre el agua mediante postes. La barca nos costó 500 bahts (10 euros) por un recorrido de algo más de una hora. En los embarcaderos cercanos al Palacio Real o al Wat Arun hay muchas.
Silueta del Wat Phra Kaew.
Dos colosos custodian una puerta en el colorido Wat Phra Kaew.
Detalle de la rica decoración del Wat Phra Kaew.
Fantástica chedi dorada.
Interior del complejo del Wat Phra Kaew.
Uno de los templos más bellos del What Phra Kaew, que alberga más de 100 edificios.
Esculturas soportando el peso del templo.
Palacio Real de Bangkok.
El gran buda reclinado del Wat Pho, de 46 metros de base.
Khao San Road, muy animada al atardecer.
Khao San Road, vacía a primera hora de la mañana.
Monumento a la Democracia.
La imagen de la reina adorna las avenidas de Bangkok.
Enorme chedi en el Wat Saket.
Panorámica de Bangkok desde el Monte Dorado.
Un contaminado canal de Bangkok.
Puestos de comida se amontonan en la calle.
El Wat Arun, junto al río Chao Phraya.
Puerta de entrada al Wat Arun.
Una empinada escalera asciende al Wat Arun.
Panorámica de Bangkok desde el Wat Arun.
Otra panorámica, con el Chao Phraya en primer plano.
Los rascacielos de Bangkok vistos desde el Chao Phraya.
Paseo en barca por el río y los canales.
Casas sobre postes de madera en los canales de Bangkok.
Detalle de las casas sobre el canal.
Wat Suthat, un templo brahmanista.
El Skytrain sobrevuela la moderna plaza Siam.
Otra perspectiva de la plaza Siam.
Nudo de carreteras, vías y pasos peatonales en la plaza Siam.
El tráfico en hora punta es infernal.
Centro comercial en la plaza Siam.
El Skytrain llega a una estación.
Otro nudo de carreteras en el distrito de Silom.
Panorámica de Bangkok desde un rascacielos de Silom.
Otra vista de la zona más moderna de la capital tailandesa.
El barrio rojo de Patpong.
Parque Lumphini.
Lagarto paseando en el parque Lumphini.
Esperando el autobús en una parada.
Una calle céntrica de Bangkok.
Monumento a la Victoria.
El barrio chino de Bangkok.
Preparando comida en la calle.
Estrecha callejuela del barrio chino.
Ollas rebosantes de alimentos en el barrio chino.
Carnicería de chinatown.
Pollos colgados en otra callejuela del barrio chino.
Vendiendo pescado seco.
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