Sucre
Sucre es la ciudad blanca de Bolivia y la capital histórica del país. Aquí se firmó la declaración de independencia en 1825 y sus habitantes todavía mantienen una lucha por recuperar la capitalidad perdida en favor de La Paz en 1899. Sucre sigue siendo la sede del poder judicial.
La ciudad está a 2.790 metros de altitud y supone todo un respiro después de haber pasado varios días por encima de los 4.000. Este descenso se nota especialmente en el clima, mucho más cálido que en Potosí o Uyuni. De día se puede ir tranquilamente en manga corta y por la noche tampoco hace demasiado frío.
Aprovechamos la benevolencia del clima para alojarnos en un hotel más básico y ahorrar algunos bolivianos. Elegimos el Charcas, que está bien situado y es muy barato. La habitación doble con baño compartido y desayuno incluido nos costó 8 euros.
Para llegar a Sucre desde Potosí utilizamos un taxi colectivo, que cuestan 4 euros por persona. Casi todos los hoteles de Potosí te buscan y reservan uno para el día siguiente. La carretera está asfaltada y el trayecto es rápido. En un par de horas te plantas en Sucre.
Callejear por el centro histórico de Sucre, patrimonio de la humanidad, es muy agradable. Todas las fachadas son de un blanco impoluto que refleja los rayos del sol. Hay muchas iglesias, monasterios y bonitas plazoletas donde sentarse para ver pasar la gente.
Vale la pena visitar el convento de San Felipe Neri con su magnífico claustro y su mágica azotea desde donde se puede observar toda la blancura de Sucre. Los coloridos mercados son otro de los grandes atractivos de la ciudad.
La ciudad está a 2.790 metros de altitud y supone todo un respiro después de haber pasado varios días por encima de los 4.000. Este descenso se nota especialmente en el clima, mucho más cálido que en Potosí o Uyuni. De día se puede ir tranquilamente en manga corta y por la noche tampoco hace demasiado frío.
Aprovechamos la benevolencia del clima para alojarnos en un hotel más básico y ahorrar algunos bolivianos. Elegimos el Charcas, que está bien situado y es muy barato. La habitación doble con baño compartido y desayuno incluido nos costó 8 euros.
Para llegar a Sucre desde Potosí utilizamos un taxi colectivo, que cuestan 4 euros por persona. Casi todos los hoteles de Potosí te buscan y reservan uno para el día siguiente. La carretera está asfaltada y el trayecto es rápido. En un par de horas te plantas en Sucre.
Callejear por el centro histórico de Sucre, patrimonio de la humanidad, es muy agradable. Todas las fachadas son de un blanco impoluto que refleja los rayos del sol. Hay muchas iglesias, monasterios y bonitas plazoletas donde sentarse para ver pasar la gente.
Vale la pena visitar el convento de San Felipe Neri con su magnífico claustro y su mágica azotea desde donde se puede observar toda la blancura de Sucre. Los coloridos mercados son otro de los grandes atractivos de la ciudad.
Campanario de la catedral de Sucre.
Iglesia de la Merced.
Animada calle cerca del mercado central.
Sonriente niña en el mercado.
Fruta fresca a la venta.
Más puestos del mercado.
Descansando al sol.
Colorido puesto del mercado.
Una blanca calle de Sucre.
Vendiendo zumos naturales en la calle.
Preparados para el desfile del día de la Independencia (6 de agosto).
Todas las casas son blancas.
Más calles blancas.
Echando un trago.
Convento de Santa Teresa.
Universidad Andina Simón Bolívar.
Panorámica desde la iglesia de la Merced con las torres de San Felipe Neri en primer plano.
Azotea del convento de San Felipe Neri.
Claustro de San Felipe Neri.
La sombra de las torres de San Felipe Neri se proyecta sobre un bello claustro.
Callejón de Santa Teresa.
Mis felicitaciones, los comentarios, las fotos , todo muy bello. Has captado la escencia de los lugares que se esconden en Sudamerica.
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