Copacabana
Casi todas las agencias de La Paz tienen autobuses diarios a Copacabana y es el mejor medio para llegar a esta bella localidad a orillas del lago Titicaca. Nosotros fuimos otra vez con Diana Tours por 3 euros. El trayecto dura unas 3 horas y media.
Al llegar al estrecho de Tiquina, en el Titicaca, hay que bajarse del autobús y montar en una lancha que cruza esta lengua de agua de unos 500 metros. El autobús viaja por su cuenta en otra barcaza de madera.
Salvado el estrecho, que separa los pueblos de San Pablo de Tiquina y San Pedro de Tiquina, vuelves a montar en el bus y llegas a Copacabana en media hora.
Copa, como se la conoce popularmente, es la playa de Bolivia, ya que el país no tiene salida al mar. En su playa de arena, bastante sucia, hay patines para alquilar, piraguas y montones de chiringuitos que ofrecen truchas a la brasa.
La ciudad es también un destino muy popular entre sus vecinos peruanos, que acuden en masa los fines de semana por los atractivos precios de Bolivia y porque Copa se encuentra a solo 10 km de la frontera peruana. Familias enteras montan hogueras en la playa y organizan grandes comilonas.
La primera semana de agosto, justo cuando nosotros estábamos por allí, se celebran las fiestas patronales de la localidad y Copa se llena todavía más de peruanos que acuden a adorar a la Virgen de la Candelaria, el santuario más importante de Bolivia.
Según se dice, esta virgen también protege a los medios de transporte y muchos visitantes acuden con sus coches, furgonetas, camiones, etc. engalanados con confeti y serpentinas para ser bendecidos.
Además del blanco santuario de la Virgen de la Candelaria, existe otro importante punto de peregrinación en lo alto del Cerro Calvario, que domina la localidad desde sus 4.000 metros. La subida es extenuante, pero una vez arriba se obtienen unas vistas impresionantes del lago Titicaca.
En la cima de Calvario también se puede uno entretener viendo a los chamanes bendecir a los cientos de peregrinos que suben el monte aprovechando la festividad del momento. El ritual que hacen es increíble porque en lugar de agua bendita utilizan cerveza bendita. El chamán agita la botella de birra como si fuera champán y rocía a los fieles. Luego se pega un largo trago y empieza a tirar petardos por alrededor. Al final de la tarde, casi todos los chamanes están borrachos como una cuba porque llevan todo el día dándole a la cerveza sin parar. Algunos discuten entre ellos y hasta se pelean torpemente.
También suben al Calvario familias enteras con comida para ser bendecidos y luego pasar el día papeando y bebiendo cerveza. Reina un ambiente festivo que dejará atónito al visitante. El espectáculo se acompaña de una inmejorable puesta de sol sobre las aguas del Titicaca.
En Copacabana nos alojamos en el hotel Utama, muy recomendable. La habitación doble cuesta 175 bolivianos (17,5 euros) y el desayuno es excelente. También reservan plazas para ir a la Isla del Sol, donde fuimos al día siguiente. Para comer una buena trucha hay que ir al restaurante del Hotel Rosario del Lago, el mejor de Copa.
Al llegar al estrecho de Tiquina, en el Titicaca, hay que bajarse del autobús y montar en una lancha que cruza esta lengua de agua de unos 500 metros. El autobús viaja por su cuenta en otra barcaza de madera.
Salvado el estrecho, que separa los pueblos de San Pablo de Tiquina y San Pedro de Tiquina, vuelves a montar en el bus y llegas a Copacabana en media hora.
Copa, como se la conoce popularmente, es la playa de Bolivia, ya que el país no tiene salida al mar. En su playa de arena, bastante sucia, hay patines para alquilar, piraguas y montones de chiringuitos que ofrecen truchas a la brasa.
La ciudad es también un destino muy popular entre sus vecinos peruanos, que acuden en masa los fines de semana por los atractivos precios de Bolivia y porque Copa se encuentra a solo 10 km de la frontera peruana. Familias enteras montan hogueras en la playa y organizan grandes comilonas.
La primera semana de agosto, justo cuando nosotros estábamos por allí, se celebran las fiestas patronales de la localidad y Copa se llena todavía más de peruanos que acuden a adorar a la Virgen de la Candelaria, el santuario más importante de Bolivia.
Según se dice, esta virgen también protege a los medios de transporte y muchos visitantes acuden con sus coches, furgonetas, camiones, etc. engalanados con confeti y serpentinas para ser bendecidos.
Además del blanco santuario de la Virgen de la Candelaria, existe otro importante punto de peregrinación en lo alto del Cerro Calvario, que domina la localidad desde sus 4.000 metros. La subida es extenuante, pero una vez arriba se obtienen unas vistas impresionantes del lago Titicaca.
En la cima de Calvario también se puede uno entretener viendo a los chamanes bendecir a los cientos de peregrinos que suben el monte aprovechando la festividad del momento. El ritual que hacen es increíble porque en lugar de agua bendita utilizan cerveza bendita. El chamán agita la botella de birra como si fuera champán y rocía a los fieles. Luego se pega un largo trago y empieza a tirar petardos por alrededor. Al final de la tarde, casi todos los chamanes están borrachos como una cuba porque llevan todo el día dándole a la cerveza sin parar. Algunos discuten entre ellos y hasta se pelean torpemente.
También suben al Calvario familias enteras con comida para ser bendecidos y luego pasar el día papeando y bebiendo cerveza. Reina un ambiente festivo que dejará atónito al visitante. El espectáculo se acompaña de una inmejorable puesta de sol sobre las aguas del Titicaca.
En Copacabana nos alojamos en el hotel Utama, muy recomendable. La habitación doble cuesta 175 bolivianos (17,5 euros) y el desayuno es excelente. También reservan plazas para ir a la Isla del Sol, donde fuimos al día siguiente. Para comer una buena trucha hay que ir al restaurante del Hotel Rosario del Lago, el mejor de Copa.
La lancha para cruzar el estrecho de Tiquina.
Cruzando el estrecho.
El autobús tarda más en llegar en su barcaza.
Lugareñas en San Pedro de Tiquina, al otro lado del estrecho.
Calle de San Pedro de Tiquina.
Panorámica de Copacabana desde el cerro Calvario.
Calle 6 de agosto, la más comercial de Copacabana.
Playa de Copa y el cerro Calvario de fondo.
Furgoneta maqueada para ser bendecida.
Disfrutando del lago Titicaca.
Preparando unas chuletas a la brasa.
Toda la familia comiendo en la playa.
Caballitos para los niños.
El santuario de la Virgen de la Candelaria.
Carnicería en Copa.
Calle de Copacabana con el Titicaca al fondo.
Un niño en la cuesta que sube al cerro Calvario.
Dura subida hasta el Calvario.
Un chamán bendiciendo a una familia.
Mujeres junto al Titicaca.
El majestuoso lago Titicaca.
Santuario en lo alto del cerro Calvario.
Realizando ofrendas en el Calvario.
Niños observando las bendiciones de los chamanes.
Contemplando la inmensidad del lago.
Rostro de una mujer aymara.
Otra familia dándole a la cerveza.
Chamán con su hornillo. Con él enciende los petardos.
El sol se esconde en el Titicaca.
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