Pekín

La primera impresión al salir del aeropuerto es impactante porque te encuentras a dos chinos en cuclillas, con el típico sombrero de pico, raspando los chicles del paso de cebra con una espátula. También te reciben mucho calor, contaminación y sobre todo humedad, lo típico de cualquier destino tropical, aunque Pekín se encuentre a la misma latitud que España. La combinación de esos tres factores produce una nieblina que difícilmente abandona la ciudad. Así que olvidaros de las panorámicas.

Para llegar al hotel que habíamos reservado por internet cogimos un taxi que nos costó 10 euros. Los taxis están tirados de precio y por 1 o 2 euros se puede ir a casi cualquier sitio de Pekín. Claro que el aeropuerto está un poco lejos y sube el precio, pero es la mejor opción después de un largo vuelo. Durante la estancia en Pekín también probamos el metro, que es moderno, limpio y muy económico.

Nos alojamos en el Far East Youth Hostel, un hotel céntrico muy recomendable. La habitación doble cuesta unos 22 euros la noche, pero parece un cuatro estrellas con nevera, aire acondicionado, camas grandes y un baño en condiciones. Por 3 euros se puede desayunar un buffet libre muy completo. Las cenas, que solíamos hacerlas aquí, son aún más baratas y la comida está buena. La cerveza sale a 60 céntimos. Además, el hotel está en un animado hutong con bares y terrazas desde donde se puede contemplar cómo los chinos cocinan de todo en la calle. El hotel sale en la Lonely Planet, pero aquí os dejo su correo electrónico. Nosotros les mandamos un mail desde España y reservamos la habitación sin tener que pagar nada por adelantado: courtyard@elong.net

En Pekín hay lugares que no te puedes perder y que aparecen en todas las guías: Plaza de Tiananmen, Ciudad Prohibida, Templo de los Lamas, Templo del Cielo, Palacio de Verano... A parte de todos estos, yo recomendaría visitar el Parque Beihai, la calle Wangfujing (en alguna de sus bocacalles hay mercadillos de comida donde venden escorpiones vivos y esas cosas), el templo de Dongyue, la Torre del tambor y sobre todo pasear por sus hutongs, lo mejor de Pekín. También vale la pena asistir a un espectáculo de ópera, con acrobacias incluidas.

Para comprar imitaciones Pekín es el lugar ideal. Su mercado de la seda (Metro Yonganli) es un Corte Inglés de 7 plantas dedicado a la falsificación. Rolex por 5 euros, bolsos de Prada por 13, anoraks.... Eso sí, para lograr buenos precios hay que regatear un buen rato y pedir 10 veces menos del precio inicial.


La Puerta de la Paz Celestial, con el Retrato de Mao, que todavía cuelga de la fachada.


Monjes budistas paseando por Tiananmen.


La Plaza de Tiananmen vista desde la Puerta de la Paz Celestial.


Guardias chinos bien uniformados.


La Puerta de la Paz Celestial, iluminada por la noche.


Interior de la Ciudad Prohibida.


Hay cientos de palacios, patios, jardines y riachuelos en la Ciudad Prohibida.


En bici por la Ciudad Prohibida.


La calle Wangfujing, el Pekín moderno.


Puestos de comida en la calle, cerca de Wangfujing.


Ricos escorpiones ensartados.


El Palacio de Verano. Espectacular complejo de palacios y lagos.


Un palacete dentro del Palacio de Verano.


El guardián del Palacio de Verano.


El Templo de los Lamas.


León, en la entrada del Templo de los Lamas.


Quemando incienso en el Templo de los Lamas.


El Parque Beihai.


Hutong.


Preparando la comida en un hutong.


Más hutong.


Comida en la callejuela de un hutong.


Mucho ambiente en el hutong.


Otra callejuela de un hutong.


Hutong.


Entrada al Templo del Cielo.


Templo del Cielo.


La Ópera de Pekín.

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